MI SALVACIÓN

5

Abro los ojos, acostumbrándome al puto sol que da en mi cara. Bostezo y me pongo boca abajo intentando dormir un poco más. Ya lo decidí, no volveré a esa universidad de nuevo.

Me siento en la orilla de mi cama después de volverme a despertar. Rasco un poco mis ojos y de forma inconsciente mi mirada se dirige a la mesita de noche, donde reposan mis gafas y la flor amarilla. Mar.

Sacudo un poco mi cabeza y me paro de la cama, me pongo las feas gafas y voy hacia la cocina por un vaso de agua.

Suspiro sacando el vaso de la alacena y llenándolo de agua del grifo. Me siento en la isla y reproduzco en mi mente, el recuerdo del dulce canto de Luna, mientras hacía nuestro desayuno.

Pero soy interrumpido por los fuertes golpes en la puerta. Frunzo el ceño y siento el mal genio volver a mí.

Agh, mierda, no puedo estar tranquilo nunca.

Camino hacia la puerta mientras que los golpes se incrementan.

-Que ya voy, carajo- grito y abro la puerta para encontrarme con un Drake agitado y apoyando una mano en el marco de la puerta. Sus cachetes se encuentran rojos y sus ojos, llenos de pánico- ¿Qué mierda pasó, gordo?

-Axel, por la luna, al fin te encuentro- suspira y se incorpora- Pasó algo. Tienes que venir de inmediato.

Frunzo el ceño, voy por una camisa a mi habitación y salgo con Drake.

Mi amigo no vendría a mi apartamento tan temprano y tocar de esa puta manera si no fue porque algo grave pasó.

Aceleramos un poco el paso, sin decir una palabra y de lejos, puedo ver la multitud de personas, con movimientos nerviosos y el olor a miedo llenando todo el espacio.

Al verme, todos hacen un espacio para que pueda pasar y paro abruptamente cuando diviso el cadáver de alguien.

Drake a mi lado se rompe al fin y suelta un fuerte sollozo. Da un grito mientras cae al suelo, derrotado.

Respiro de forma agitaba y me acerco hacia el cuerpo inerte de Marie. La pequeña niña de 8 años tiene una herida atravesándole el abdomen y su mirada refleja terror.

Mierda.

Corro hacia Drake, lo pongo de pie y lo rodeo fuertemente con mis brazos mientras siento cómo tiembla y solloza sin parar.

Mi amigo se había encariñado con la pequeña huérfana. Marie era hija de una pareja amable de la manada, que desaparecieron cuando ella tenía un solo año.

Mierda, no. Mi mente aún no puede asimilarlo.

Luna amaba a esa niña. Siempre que podía, la visitaba y le llevaba dulces mientras que son sus poderes hacía levitar sus juguetes, haciendo reír a la dulce Marie.

Siento mis ojos aguarse y apoyo mi cabeza en el hombro del castaño.

Camino llevándolo hacia mi madre, entregándoselo en brazos, para después acercarme a mi padre, Bob.

Hicimos que cada miembro de la manada regresara a sus casas y dejamos que los forenses levantaran el cuerpo. Suspiré.

- ¿Cómo mierda pasó esto? - le pregunté a mi padre, quien sólo negó con la cabeza, incapaz de soltar palabra alguna.

Un joven forense se acercó a nosotros y nos tendió una bolsa.

-Alfa, se ha encontrado esta nota en la mano de la niña- frunzo el ceño y le agradezco. Abro la bolsa y cojo el papel.

Tantos años ocultos. ¿Qué pensaban? ¿que habíamos aceptado sus absurdos intentos de paz? Somos superiores a ustedes y pronto podrán sentir todo nuestro poder