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SOL

Me bajé de la escoba, la cogí con mi mano y empecé a caminar.

Aquella cabaña se alzaba frente a mí.

Estaba casi y como la recuerdo. Subo las escaleras del porche y abro la puerta.

Todo seguía intacto. Tan desordenado como lo dejé.

Pero no estoy aquí para recordar, tengo que encontrar la Rosilavia rápido. Me dirijo hacia los estantes y busco entre todos los frascos, el de la hierba con pequeñas flores púrpuras. Mis ojos lo encontraron y lo agarré.

Doy la vuelta para salir, pero mi mirada cae en aquella foto en el suelo.

El portarretrato estaba roto, destrozado.

Me agacho lentamente y con manos temblorosas, saco la foto.

Luna y yo estábamos sonriendo. Yo había pasado mi brazo por su cintura mientras que ella me había rodeado con ambos brazos el cuello. Ella le había pedido a un chico que nos tomara la foto. Estábamos en una feria, celebrando nuestros quince años.

El nudo de mi garganta se hace aún más grande al recordar lo feliz que fui ese día.

Muerdo fuertemente mi labio inferior y mi pecho se oprime. Luna lo fue todo, todo para mí, pero me dejó sola. Ella me abandonó.

Cierro la mano en un puño, arrugando la foto a mi paso.

Limpio furiosamente las lágrimas en mis mejillas y me levanto, caminando aún más rápido fuera de ese lugar.

Arrojo la foto a un lado y vuelvo a hacer que la escoba flote, para luego montarme y volar fuera de allí.

Necesitaba alejarme lo más rápido posible, porque podría debilitarme al recordar y eso me quitaría el control.

Vuelo encima de los árboles, distrayéndome y bajando lentamente cuando ya estaba a punto de llegar.

Antes de poder salir del bosque, me bajo de la escoba, la escondo detrás de un árbol y camino hacia Northan.

Cruzo los árboles y suspiro al ver la casa.

Pero me detengo de inmediato al verlo.

No puede ser. ¿Qué mierda?

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AXEL

Mi mente está dividida.

En Drake y en la guerra que se acerca contra los Winchys.

Pero también tengo la puta cabeza infestada de recuerdos de Luna.

Y Mar. Mar ocupa la mayoría de los pensamientos que puedo controlar.

Toda la noche pensé. Pensé tanto que mi cabeza realmente se volvió una mierda. Quiero descubrir lo que en realidad puedo sentir por ella, conocerla. El hechizo que hay en mí es de por vida, pero tengo la esperanza de poder controlarlo, de aprender a vivir con él y llegar a ser feliz.

Pensé que aceptaría la cena, pero al momento en que esas palabras salieron de su boca, perdí toda la concentración que había estado construyendo durante la noche. Mi cabeza se descontroló y Luna reinaba en ella. Me alejé para evitar decir alguna cosa sobre ella que pudiera afectarla.

Y, maldita sea, el hecho de que acabara de actuar realmente extraño me jodía los sesos. Habló y tomó cierto control de la situación sin sonrojarse o preocuparse por la atención que todos le estábamos poniendo. Su manera de hablar y la forma desconfiada con la que trató a Jan no eran propios de ella.

MI SALVACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora