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AXEL

Dejé a la lobita en el suelo y corrí hacia la entrada de la casa, siguiendo el rastro de sangre.

Fui directamente a la habitación de mis padres y contuve la respiración cuando lo vi.

Mi padre estaba tendido en la cama, rodeado de un manchón rojo. Mi madre estaba a su lado, llorando desconsoladamente.

Caminé hacia ella y la abracé.

Abby no hablaba, sólo había humo verde por todas partes y el doctor Ramos también estaba aquí.

Sin darme cuenta, empecé a llorar junto con mi mamá. Intentaba calmarla, pero gritaba desconsolada y no sabía qué hacer.

En algún momento, Mar entró por la puerta. La vi hasta que llegó a mi lado y me pasó el brazo por los hombros. La miré a los ojos y el color miel me tranquilizó hasta que dejé de sollozar.

- Va a estar bien- me miraba y también a mi madre. Su ojo izquierdo estaba ligeramente azulado ahora- Lo prometo.

Las manos de mis padres estaban unidas.

-Lo siento, pero, ¿pueden esperar afuera, por favor? -dijo el doctor Ramos- Está logrando estabilizarse, pero necesitamos concentrarnos.

-Traducción: no estorben- bufa Abby y vuelve a generar humo verde sin dirigirnos una sola mirada.

Mi madre hizo como si no escuchara y Mar tiró de mí para poder salir de la habitación. Tenían que concentrarse para poder hacer bien su trabajo y sanarlo.

-No entiendo, ¿por qué no está sanando solo? -me apoyé en la pared y bufé.

-Es una herida de demonio, genio- intervino Step- debes de saber que heridas producidas por ese maldito bicho son muy difíciles de curar y que administran un tipo de veneno que detiene tus células regeneradoras.

-Sí, sí, cállate- me crucé de brazos y evité su mirada. Mar se hizo a mi lado.

Y, sin poder evitarlo, a mi cabeza vino el recuerdo de Luna haciendo galletas con mamá y riendo con papá. Drake comiendo la mezcla cruda y mi mate dándole una palmadita en la mano, con una suave sonrisa.

Gruñí frustrado y miré a la chica con pecas.

Necesito distraerme.

- ¿Quieres ir... por ahí? -le pregunto y veo como se sonroja, me ve confundida- ¿vamos o no?

-Eh... está bien- aún confundida, acepta.

Le cojo la mano y la llevo por el pasillo.

-Necesito hacer cualquier otra cosa, para no pensar en Drake, mi padre, Luna...-ni sé por qué se lo digo, pero ya las palabras salieron de mi boca.

-Son muchas cosas juntas, lo entiendo- hace una pausa- podemos jugar, si quieres- paro mis pasos y la miro con una ceja alzada, aún sin soltar su mano.

- ¿Jugar? ¿a qué?

- ¿Las 20 preguntas? -me sonríe un poco, mostrando sus Brackets- Ya sabes, me haces una pregunta, la contesto y luego te hago otra a ti y así.

- ¿Tienes cinco años? -sonreí de lado y la volví a arrastrar, dirigiéndonos hacia la salida.

Ya afuera, con la luna iluminando la noche, solté su mano y me paré frente a ella.

-Tengo una mejor idea, te voy a dar diez segundos de ventaja y luego iré a atraparte- ladeó un poco su cabeza y frunció el ceño- ¡corre! -grité, sintiendo mi lobo ansioso.

MI SALVACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora