Capítulo 6 : Castigados juntos suena mejor que solos.

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Fue raro volver a casa después de haber pasado la noche abrazada a Zack. Debía aceptar que el nuevo Hunter me gustaba, por no decir que cada vez que pensaba en el beso mi corazón parecía una batidora. Pero, a pesar de todo, no me hacía ilusiones con la idea de estar con él, sabía que esto no iba a llegar a ningún sitio y que muy posiblemente yo solo era un juguete con el que Zack se divertía. Podía estar quivocada pero, ¿no eran todos los chicos así? ¿No perdían el interés en cuanto les dabas toda tu atención y acababas con el corazón roto y comiéndote un montón de helado mientrás veías una película romanticona? No quería acabar así, no era algo que buscara y tampoco lo iba a encontrar, la cuestión estaba en evitar a Zack y todo saldría bien.

Lo conseguí durante tres días. Al cuarto, cuando lo vi acercándose con sus amigos, corrí hasta el cuarto de limpieza y me encerré allí. Pasado un minuto tuve que taparme la nariz ya que el olor a deshinfectantes y diversos productos de limpieza se estaban metiendo por mis fosas nasales. Pegué la oreja a la puerta pero, de un momento a otro, la puerta se abrió y me vi impulsada hacia adelante acabando sobre el pecho de Zack. Intenté escaparme de él pero el muy retorcido me levantó y nos metió a ambos en el cuarto de limpieza.

- Suéltame - protesté pero él siguió conmigo en sus brazos.

Me moví con brusquedad y por fin él me soltó pero a qué precio, me acorraló contra la pared y puso sus manos a ambos lados de mi cabeza. Su cara se acercó a la mía haciendo que mis hormonas despertaran y su aliento le dio color a mis mejillas.

- ¿Me has estado evitando estos días?

- ¿Yo? No, no he hecho nada de eso.

- Ah, ¿no? Entonces, ¿que me lo dijeran tus amigas no significa que sea verdad?

Maldecí a mis amigas pero no me dio tiempo a pensar en más ya que la puerta del cuarto se abrió y al otro lado apareció el profesor Clare. Nos miró a ambos y supe lo que estaba pensando ya que la posición en la que nos encontrábamos era del todo reveladora.

- Señor Clare, puedo explicar lo que... - intenté decir pero él me interrumpió.

- No necesito saberlo, señorita Parks. Quiero verlos aquí mañana por la tarde, van a limpiar todo el gimnasio y a ordenar los materiales de educación física.

- Pero...

- Creo haber dicho que no necesito saberlo, ahora vayan a sus respectivas clases y espero no volverlos a ver así, este colegio no es tolerante con los..."encuentros amorosos" de los alumnos.

Asentí molesta. El profesor de educación física, el señor Clare, siempre me había odiado, desde el primer momento en el que me había visto. Yo había intentado llevarme bien con él siendo muy halagadora y obediente pero él se había limitado a ignorar mis esfuerzos y a seguir tratándome como a su peor alumna. Salí del cuarto de limpieza con Zack a mis espaldas y entré en mi clase antes de que Zack Hunter me metiera en más problemas que no necesitaba tener.

Al día siguiente, al terminar las clases, me dirigí al gimnasio con paso fúnebre, cualquiera que me viera pensaría que me estaba dirigiendo a mi propia muerte pero es que pasar la tarde con Zack y evitar caer en sus redes se me antojaba difícil. No es que sintiera algo por él, no, simplemente me ponía nerviosa y mi corazón parecía una batidora cuando estaba cerca de mí.

El gimnasio estaba desierto cuando llegué. Bueno, el suelo estaba lleno de pelotas de baloncesto pero yo me refería a que no había ninguna persona, tampoco Zack estaba. Por un momento pensé que no vendría - a lo mejor había pasado de mí y del castigo y se había ido por ahí con su barbie siliconada -, pero el ruido sordo de un balón me llamó la atención. Me giré y vi a Zack tirando balones a la canasta y encestando todos.

- Vaya, te dignaste a aparecer - dije con ironía haciendo que él sonriera.

- Creo que el hecho de que me hables así demuestra que me tienes confianza pero, hablando de lo que has dicho, no me perdería un castigo si tú estás en el.

Decidí no responder. Sería una pérdida de tiempo decirle todo lo que pensaba de lo que había dicho, simplemente me callé y me dirigí hasta donde estaban los instrumentos de limpieza y me quité la chaqueta del uniforme y el jersey para después empezar a barrer de un lado al otro el gran recinto del gimnasio. Pasaron minutos hasta que Zack se unió a mí y ambos barrimos el suelo en silencio con el único sonido de la calefacción de fondo. La verdad es que mi plan no había sido pasarme la tarde del jueves limpiando junto a Zack Hunter, tampoco había sido algo que me hubiera podido imaginar. Pero ahí estaba, aguantando no mirar a Hunter y dejando el suelo como los chorros de loro. Acabamos con el suelo y pasamos a recoger todos los balones del suelo que habíamos apartado a un lado y a ordenar el almacén en el que se encontraba el material restante. Toda la tarde estuvímos allí, creí ver visiones cuando acabamos.

- Bueno - dijo Hunter colocando la última raqueta en su sitio-, nunca había limpiado tanto en mi vida.

- Ni yo pero siempre hay una primera vez para todo, ¿no?

Él asintió de acuerdo pero cuando íbamos a salir, alguien cerró la puerta de un portazo dejándonos atrapados dentro.

Miré a Zack pero este estaba mirando un punto fijo del suelo, parecía nervioso.

- ¿Estás bien? - pregunté posando mi mano sobre su hombro.

Zack levantó la cabeza y pude ver como su frente estaba llena de sudor y como sus ojos parecían asustados.

- Zack, ¿qué te pasa?

- Tengo...miedo...a los espacios... Cerrados - musitó él llevándose las manos a la cabeza y revolviendo su pelo de forma nerviosa.

- Zack, tranquilo, estoy aquí, no va a pasar nada, saldremos de esta.

Él me miró y asintió aunque el Zack que había conocido había desaparecido completamente para dejar paso a un niño asustado.

Agente Almmer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora