Capítulo 14 : Almmer.

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Me dispuse a meterme en el baño para cambiarme cuando la puerta de la habitación se abrió y Rubén apareció al otro lado. Me miró a mí que estaba en toalla y a Jack que estaba sin camiseta y pensó mal porque apretó la mandíbula y se fue. Me metí en el baño y me puse el uniforme para salir corriendo detrás de mi amigo. Lo busqué en la base pero no estaba así que salí afuera y lo vi sentado en la hierba del jardín.

Me acerqué a él con sigilo pero Rubén me escuchó y me agarró del brazo haciendo que cayera sobre él y que nuestras caras se quedaran a pocos centímetros. Sus labios casi parecieron rozar los míos debido al impacto y sus manos rodearon mi cadera. Un nudo surgió en mi garganta al mirar la boca de mi amigo, algo estaba pasando en mi interior, algo que desconocía de donde venía. 

-  Alex -  fue lo único que dijo él antes de acercarse más a mí hasta que nuestras narices se rozaron y su cálido aliento tiñó mis mejillas de rojo y, justo cuando creí que me iba a besar, una voz a nuestras espaldas hizo que me alejara de él. 

Carlos apareció a nuestras espaldas y, al ver su cara sorprendida, supe lo que había estado a punto de hacer : casi besaba a mi amigo arriesgándome a perder la amistad que tanto me gustaba tener. Salí corriendo confundida y enfadada conmigo misma y me detuve en la parte trasera de la base, necesitaba despejar mi cabeza. 

Me puse un vestido y llamé a Eve para que sus primas - a las que había conocido y me habían parecido muy majas y amigables -  y nosotras fueramos de fiesta. Ella aceptó encantada y, por los gritos que oí de sus primas al otro lado del teléfono, supe que ellas también querían venir. Esperé hasta que aparecieron en su coche y me reí cuando todas me dieron un abrazo colectivo, en verdad lo necesitaba para deshacerme de mis pensamientos un poco. Llegamos a una discoteca que había elegido Eve y, en cuanto entramos, me vi arrastrada por mi amiga hacia la pista de baile. Bailamos entre risas y bromas y por fin me sentí con la mente en blanco, sin nada en mi cabeza. Cogí una bebida que alguien me pasó y me la bebí ante la atenta mirada de Eve quien me había dicho que no bebiera nada que no me hubiera dado ella. Me encogí de hombros sintiendo como mi vista se iba nublando y como mis movimientos se ralentizaban hasta que sentí como mi cuerpo golpeaba contra el suelo. 







Abrí los ojos y me asusté cuando sentí que alguien me estaba cargando. Miré hacia arriba y, cuando vi el rostro de Jack Adams, me revolví hasta que él chasqueó con la lengua y me dejó en el suelo. 

-  Parks -  dijo antes de que yo me tropezara y cayera a la piscina de entrenamiento que estaba a mi espalda. 

Él se tiró detrás de mí pero yo intenté salir antes aunque me resbalé y volví a caer. Oí una risa a mi espalda encontrándome con la primera carcajada que había oído de él. Sus ojos estaban brillando y de su pelo caían gotas que se deslizaban por su cara y volvían al agua de la piscina. Quería volver a oírlo, quería volver a escuchar su risa que había llamado tanto mi atención. Su mano agarró mi brazo y tiró de mí hasta que estuve cerca de él y pude sentir que en verdad le había hecho gracia mi caída -. Parks, ¿qué voy a hacer contigo?

-  Ahora no eres mi capitán, creo que quiero ír como dices mi nombre. Estoy harta de lo de Parks -  me atreví a decir. Él me miró con una sonrisa y me agarró entre sus brazos para después subirme con sus brazos hasta que mi cuerpo estuvo fuera de la piscina -. Dilo. 

-  Almmer.

-  ¿Almmer? - pregunté sin saber de lo que hablaba.

-  Sí, me has dicho que te llame por tu nombre pero tienes dos así que se me ha ocurrido que podría fusionar tus dos nombres y Almmer es el resultado. 

Me reí soltando unas ruidosas carcajadas y sentí como él me bajaba poco a poco haciendo que nuestra ropa se pegara mientras me deslizaba por su cuerpo y sentía como mis pies tocaban la superficie de la piscina. Seguí riéndome sin poder detenerme y él me siguió, la mezcla de mis nombres era tan ridícula y a la vez tan imaginativa que había hecho que me diera un ataque de risa. 

-  Almmer -  sonreí -. Prométeme que me llamaras así cuando no haya nadie por lo menos, me conformo con que lo hagas unas pocas veces. 

Él pareció pensarlo pero cuando vio como sonreía para que dijera que sí, bajó la cabeza y una sonrisa ladeada acudió a sus labios haciendo que sus rasgos aceleraran mi corazón. 

-  Lo prometo, Almmer, lo haré siempre que no haya nadie, pero no puedo prometer que no se me escape cuando me acostumbre a llamarte así. 

-  Seguro que no se te escapará, Jack -  le dije divertida mientras ambos salíamos de la piscina.

Me tendió su mano y tiró de mí para salir entre risas y entrar en la base. Fuimos mojando el suelo e intentando no reírnos, era agradable estar así con Jack aunque sólo se comportara de esa forma cuando estábamos solos, pero me bastaba.

Entré en mi habitación y fui a darme una ducha antes de echarme a dormir. Mis ojos se cerraron al instante de que mi cabeza tocara la almohada pero un mal sueño se coló en mi mente.



Mis padres estaban colocando el árbol de navidad porque les habían dado vacaciones en la agencia y habíamos decidido colocar el árbol y todos los adornos navideños de la casa nosotros mismos sin contar con el servicio. Sonreí a mi madre que había sacado una bola a la que le tenía especial cariño aunque yo no sabía la razón pero solo le había oído susurrar "Hunter" cuando creía que nadie la estaba escuchando. No sabía quien era ese Hunter pero estaba segura de que papá no sabía de su existencia. 

Todo era normal hasta que oímos como unos hombres vestidos de negro entraron y dispararon a mis padres dejándolos sin vida y haciendo que cayeran fulminados al suelo. Yo me acerqué a ellos sin poder creérmelo pero, gusto antes de despertar,  oí :

-  "Tú eres la siguiente Parks en morir".

Me desperté sudando y sintiendo como mis manos temblaban. Sin pensármelo dos veces salí corriendo de mi habitación y llegué hasta la de Jack. Entré y vi como él se levantaba y me miraba confuso. 

-  Almmer - susurró -. ¿Qué pasa?

Corrí hacia él y me refugié en sus brazos sintiendo como mi cuerpo temblaba. Sentí una de sus manos acariciando mi espalda mientras la otra me apretaba contra su cuerpo. Dejé que las lágrimas cayeran a la vez que sentía la presencia cálida de Jack a mi lado, relajándome, acompañándome, haciendo que mi corazón no doliera tanto. 




Agente Almmer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora