Capítulo 14

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Se podría afirmar que, la captura del jinchuriki —o en este caso, el biju mismo—, fue una incomodidad total para todos, excepto en el caso de Tobi.

Yumiko no encontraba ni la situación ni las palabras para decirle a Deidara lo que sentía por él. A veces, Tobi interrumpía, o simplemente actuaba nerviosa.

Ella nunca actuó así en su vida. Nerviosa, ¿qué era esa sensación? No la conocía hasta hace unos días atrás.

Qué sigue, ¿que sus mejillas cambien de color? ¿que se ponga a llorar por razones innecesarias? ¿que su personalidad actual cambie por completo?

La vida es impredecible, y ahora, Hyuga Yumiko era un claro ejemplo de víctima frente a esos cambios.

Por otra parte, Deidara no estaba del todo satisfecho por haber sido rechazado de una manera extraña por Yumiko. La amaba, la ama, y probablemente la amará por mucho tiempo, uno indefinido.

Todo Akatsuki se reunió después de un largo tiempo, en su primera guarida. Debían de reorganizarse. La pérdida de Sasori, y ahora Hidan y Kakuzu, fue una gran baja para la organización.

El único artista de Akatsuki, estaba a punto de cometer la mayor estupidez de toda su vida. Pero valdrá la pena, si Itachi colabora en eso.

—Uchiha, tengo que hablar contigo.

Ese fue el primer paso de una decisión extraña.

—¿Qué quieres, Deidara?

Como siempre, Itachi mantenía su semblante serio y de pocos amigos. Él no era su primera opción de consejero en un principio, pero Sasori ya no está.

Se arriesgará a hablar con alguien que no le interesa en lo más mínimo el tema del que preguntará.

—Oí que en Konoha eras un imán de chicas... Verás... Quisiera saber...

—Esa Hyuga no es cualquier chica —Le interrumpe con su típico mal humor—, creo que tú lo sabes más que nadie. No me preguntes sobre esos temas, me interesa poco.

Deidara se quedó callado. ¿Tan desesperado estaba que fue a preguntarle a Itachi?

El Uchiha no sabía si era buena idea ayudarlo. No le interesaba en lo más mínimo la vida amorosa de su compañero, ¿qué gana entonces si lo ayuda? Nada. Así de simple. Pero, quería probar qué tan desesperado estaba por conseguir el afecto de esa chica. No sabía qué tanto podría llegar a hacer una persona por algo tan trivial como el amor.

Soltó un suspiro cansado y muy notorio antes de comenzar a hablar.

—Hasta donde yo he visto, ustedes dos son un caso muy complicado, todos somos criminales, ¿lo recuerdas? ¿Tú crees que puede haber algo como el amor en la vida de un criminal, Deidara?

Tal vez, una parte de esa frase, Itachi lo dijo para sí mismo. Por su familia. Por Sasuke. Su hermano menor era todo lo que él tenía.

Deidara se quedó mudo. Todo este tiempo, estuvo fantaseando con una vida que no se merecía, y con alguien imposible. Los criminales no merecen amor.

Era hora de cambiar esas reglas. Él ya no soportaba vivir así.

—Ella te quiere aunque no parezca. Creo que algunos de nosotros nos dimos cuenta de eso —concluyó Itachi—. No me vuelvas a pedir este tipo de consejos porque no te los daré aunque fuera bueno en eso, ¿oíste?

—Claro, claro, no más charlas. Gracias, Uchiha, no creí que supieras algo de esto —dijo el rubio con una sonrisa burlona.

Antes de que Itachi pudiera reclamarle, se fue de la habitación. Akatsuki se estaba uniendo de alguna forma u otra.

¿Crees que me harás explotar? [Deidara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora