¿Crees que me harás explotar? [Deidara]

Capítulo 20

Era increíble lo que le había costado convencer a Yumiko de no ir a ese lugar. Sin embargo, lo logró. Ahora ambos, se encontraban de vuelta sin rumbo. ¿A dónde más podrían ir? No tenían lugar el cual llamar 'hogar'. No tenían a nadie más que los esperaría, solo estaban ellos dos. Pero al menos se tenían el uno al otro, eso era lo más importante para ambos.

Desde lejos se escuchaban los grandes rugidos de todos los bijuus. Así estaban durante muchos minutos, hasta que, de la nada, pararon. Se había hecho un silencio sepulcral que duró a penas unos dos minutos. Lo que seguía era peor.

Un rugido desgarrador se escuchó muy alto. Más temerario e imponente que los anteriores. Era como si todas las voces de cada bestia se combinaran en una sola.

-El Juubi... -murmuró la Hyūga activando su Byakugan. Debía de revisar la cantidad de chakra, y tal como lo pensó, era inmensa.

No hacía falta tener un poder ocular para saber que ese chakra era impresionante. Además, se veía de lejos su firma, algo borrosa.

Un ligero escalofrío recorrió la espalda de ambos criminales al ver a esa gigantesca criatura. Intimidaba, y mucho.

Yumiko apretaba sus puños, intentando suprimir la ira que sentía hacia Obito. Todo lo que había prometido a través de Pain parecía mentira. ¿Cómo se supone que tendrán un mundo de ensueño, si esa bestia ha sido revivida?

Su asombro no hizo más que aumentar en cuanto una gran bola de chakra se dirigía hacia el este. Era como los ataques de cada Biju, solo que mil veces más poderoso y destructivo. La explosión llegó hasta su posición, causando una ventisca.muy fuerte, y con algunos minúsculos escombros recorriendo el bosque rápidamente. Por obvias razones, si ambos siguen en ese lugar, acabarían masacrados por el poder del Juubi.

Pero había un pequeño problema...

Ninguno de los dos podía reaccionar.

Igual que los participantes de la guerra. Todos, absolutamente todos, estaban atónitos ante tal poder. Y no podían mover ni un músculo ante ese monstruo.

-¿Qué mierda es eso...? Su chakra es... ¡Parece infinito...! -maldijo Deidara en un susurro.

Y yo que creía que mi chakra y el de la rubia eran poderosos... Pensó la chica desactivando su poder ocular.

Ella se encontraba con la mirada fija en lo que se podía apreciar del Juubi. Su entrecejo de encontraba fruncido y mordía fuertemente su labio inferior para intentar calmarse.

-Hay que irnos. Y rápido -dijo Deidara en tono serio y claramente decidido. Algo no muy común en él, ya que la mayoría de veces, el bromeaba y sonreía-. Esa bestia nos va a matar si lanza otra esfera de chakra.

Yumiko no le respondió. Solo mantenía su mirada atenta al Juubi, para ver su siguiente movimiento, para saber si de algo había servido su trabajo en la captura de jinchurikis.

Al no recibir alguna palabra de la Hyūga, Deidara colocó su mano en su hombro izquierdo y la sacudió ligeramente.

-Ya, vámonos. Es peligroso, Yumi-chan.

Ella giró su mirada hacia él, volviendo a la realidad de una buena vez. Deidara tenía razón, si se quedaban unos minutos más, probablemente acaben muertos por los escombros y explosión de la esfera de chakra. Asintió después de unos segundos, y ambos criminales comenzaron a caminar rápidamente por entre los arboles de la zona, para estar escondidos un poco.