Capítulo 29

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—De acuerdo.

Los ojos de la adolescente se iluminaron, era esperanza de que tal vez ya haya cambiado de opinión. Hinata rápidamente esbozó una pequeña sonrisa.

—Las personas cambian, Yumiko-san... mi padre hizo muchas cosas en el pasado, y no eran las correctas. Él hace un buen tiempo empezó a enmendar sus errores... Naruto-kun... nos ayudó bastante con ese tema en los exámenes chunin de hace años. Nuestro clan ya no es el de antes...

Ya tenía en claro cuál era su decisión y cómo se quería ver en un futuro. Lo tuvo desde que vio a esa niña y comprobó que, tal como todos decían, los Hyūga cambiaron. Por algo Ryū parecía sentirse cómodo siendo parte de él, por algo Hinata y Hanabi fueron tan amables con ella desde el inicio, a pesar de saber quién era esa criminal, por algo Deidara quiso que ella escogiera quedarse.

Y no había confiado en él, se sentía tan mal.

—Kakashi me dijo lo mismo —comentó, aunque su tono duro al hablar ya no se notaba tanto, más bien se sentía tranquila—. No voy a dar mi vida por alguno de ustedes los de la rama principal a menos que valga la pena.

—¿Qué? ¿Entonces eso es un...?

—Sí, Hinata-sama, viviré como una Hyūga, si es que ustedes permiten mi regreso.

Los ojos de la menor se iluminaron y una amplia sonrisa se formó en su delicado y pálido rostro. Creyó que debía de hablar más con ella, pero al parecer el método de Kakashi ganó esta vez.

—¡P-por supuesto que sí, Yumiko-san! Hablaré con mi padre en cuanto vuelva del palacio Hokage, solo tendrán que hablar y nada más, ningún papeleo ni algo público. Me... me aseguraré de que se sienta cómoda.

—Gracias —habló, esta vez mirándola a los ojos y no a ese enorme árbol del patio.

Hinata le dedicó una dulce mirada, feliz de que su clan esté unido cada vez más. Yumiko sonrió sutilmente en respuesta antes de levantarse de su asiento. Ahora ya no tenía nada que hacer ahí. Solo le faltaba hablar con alguien más para solucionar todo.

Fue acompañada hasta la puerta. Hanabi se acercó junto a su hermana para despedirla, ya que aún andaba por ahí y aprovechó. Esa niña era la clara representación de que todo había cambiado en estos últimos años.

Las puertas de la mansión Hyūga donde se hallaba la familia principal fueron cerradas. Entonces, Yumiko entró en otro gran dilema:

"Qué carajos hago ahora para hablar con él."

Cada paso que se acercaba a su pequeña casa, se ponía más y más nerviosa. Solo en estas cosas le pasaba, y odiaba eso. Y cuando por fin llegó, abrió la puerta, rogando porque Deidara no se encuentre en la sala de estar.

Y, oh sorpresa, estaba comiendo ahí tranquilamente. Se veía algo diferente con el cabello suelto y mojado por el baño que se había dado mientras Yumiko no estaba. Deseó tanto no estar en ese plan con él para tener la oportunidad de estar a su lado.

El rubio al instante se dio cuenta de su presciencia y giró a verla, pero rápidamente se obligó a apartar la vista y concentrarse en su comida. No saldría nada bueno hablar ahora mismo, Deidara estaba al cien seguro que Yumiko lo mandaría a la mierda. Lástima que se equivocó.

"Mejor tomo una ducha y le digo después, sí"; se dijo a sí misma.

Estaba escapando de lo que debía hacer. Aunque bañarse era una buenísima excusa, acaban de regresar de una prisión y, antes de eso, una guerra. En todo ese proceso, Yumiko intentaba formular lo que podría decirle a Deidara, estaba muy segura que se quedaría sin palabras.

¿Crees que me harás explotar? [Deidara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora