Capítulo 27

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Yumiko jugaba aburrida con las cadenas que yacían tiradas en una esquina de la celda, estas estaban algo oxidadas, podrían romperse fácilmente de no ser por la protección contra jutsus. Tal vez la fuerza bruta los rompa, aunque nunca oyó de un caso así.

No había hablado con Deidara desde ayer, y tampoco quería. Estaba molesta con él por arrastrarlos a este lugar de mala vibra, por no decirle lo que había hablado con Hinata y, para qué mentir, por si quiera hablarle. Esa noche había sido una de las peores, odiaba el frío del lugar y lo incómodo que era el suelo, además de lo tenebrosas que lucían los pasadizos, como si un monstruo en cualquier momento saldría a devorar todo a su paso.

Los guardias llegaron temprano a dejar el desayuno, por suerte uno comestible y en buen estado; debía de al menos admitir que Hinata quiso darles las mejores comodidades posibles que se podría en ese asqueroso lugar. Aún así, no le gustaba el pan con mermelada de fresa.

Las horas pasaron, tal vez sería cerca del medio día; Yumiko permanecía callada y aburrida, a veces, escuchando como Deidara jugueteaba con la cadena o tamborileaba sus dedos en el piso, haciendo un ritmo al azar.

Mientras ella veía con atención los pasillos, se sobresaltó un poco al ver una silueta acercarse. Tal vez era el almuerzo; se sintió estúpida por asustarse sin motivo. Pero, al parpadear un par de veces más, distinguió la figura irreconocible del irritante Kakashi, acompañado de Hinata. Honestamente, era la primera vez en su vida que le alegraba verlos.

—Yumiko-san —anunció la menor ni bien pudieron hacer contacto—, perdón por la espera, hice todo lo posible para que sea un proceso rápido, pero Kakashi-sensei... d-digo, Hokage-sama no tiene una sola responsabilidad...

—Con tal que cumplas con lo que acordaste con Deidara, no me importa —declaró y se levantó de sus sitio para estar a la altura de ambos shinobis.

—¿Cómo resultó todo? ¿Podemos salir? —preguntó el susodicho.

Hinata esbozó una pequeña sonrisa en lo que esperaba a que Kakashi les diga todo lo que se había firmado en el momento del encierro temporal de los ex integrantes de Akatsuki.

—Lamentablemente, no puedo hacer que otras aldeas vecinas vayan en su búsqueda —inició con desaliento—. Pero les tengo una propuesta. Pueden capacitarse para ser un shinobi de rango chunin y ganarse la vida como tú lo hacías, Yumiko-san. Tendrían supervisión del equipo 8 por tres meses, junto a Hinata; y si muestran lealtad, incluso los puedo ascender periódicamente. No se pueden perder buenas habilidades así de...

—Debes estar jodiéndome, Hatake.

—¿Me dejas terminar, linda? —El Hokage soltó un bufido luego de escuchar las quejas de la chica—. Hay otra opción. Si es que ustedes no quieren tomar el camino fácil y hacerse ciudadanos de Konohagakure, simplemente los puedo dejar libres. Pero eso sí, no me hago responsable de que puedan capturarlos o incluso asesinarlos por sus crímenes, no les ofreceré ningún bien, seguirán siendo fugitivos toda su vida —Al terminar de hablar, Kakashi dirigió su atención a Deidara—. ¿Qué dices tú? Mira que incluso tenemos exhibiciones de arte por Año Nuevo y aniversario de la aldea, eh —bromeó en tono calmado—. Hinata insiste en que se lo piensen bien. Pueden empezar de nuevo, el pueblo puede olvidar lo que hicieron si lo remiendan. Todos pueden hacerlo; al fin y al cabo, lo que queremos es paz.

—Si desean... pueden hospedarse en una de nuestras habitaciones hasta que tomen la decisión correcta —ofreció la Hyūga menor—, p-pero... solo pueden ser veinticuatro horas...

¿Crees que me harás explotar? [Deidara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora