Capítulo 22

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Y nuevamente ella experimentó ese dolor punzante en todo su cuerpo, su vista estaba nublada y lo único que podía escuchar era un montón de ramas cayendo. Como si todos los árboles del bosque se derribaran de la nada. No sabía dónde se encontraba, el festival ya no estaba ahí, y Deidara tampoco. No cuanto no sintió que el tiempo ataba recostado a su lado, Yumiko se desesperó como nunca. Y de pronto, toda su mente volvió a la realidad, a la guerra. Buscó a Deidara con la mirada y tuvo la suerte de encontrarlo cerca a ella, aún se encontraban detrás de esa roca, y él aún tenía esa herida en su vientre.

Yumiko intentó pararse para poder desinfectar todo ese corte, pero cayó al primer intento; había olvidado que su pie derecho estaba dislocado. Maldijo por lo bajo, intentando ignorar el horrible dolor que sentía cada vez que movía ligera te su cuerpo, y más con su tobillo. Mientras tanto, Deidara parecía seguir inconsciente. La Hyūga decidió examinar todo el ambiente otra vez. No se había percatado de esa especie de bandas blancas , ahora rotas, que se encontraban alrededor suyo y de Deidara. La luna ya no estaba roja, y el gran árbol que se podía apreciar con anterioridad ya no se encontraba ahí, lo más probable es que lo hayan derrumbado los de la alianza shinobi.

Intentó activar su Byakugan, y para buena suerte, funcionó; aunque aún le dolía un poco la cabeza. Vio como a lo lejos se veía un terreno muy dañado, no había señales de chakra, pero era muy extraño que estuviera tan destruido si el campo de batalla se encontraba al otro lado. Parecía un hubo una pelea ahí también.

—¿Qué mierda...? ¿Dónde estoy?

Yumiko se sintió tan aliviada al escuchar su voz, que se olvidó por un momento que tenía el tobillo dislocado. En cuanto hicieron contacto visual, ambos se sintieron algo mejor. Estaban juntos por lo menos.

—¿Estás bien? Tú herida está...

—Eh... lo sé, duele. Pero supongo que podremos seguir hasta encontrar a alguien que no nos quiera matar —Deidara forzó una sonrisa, se le veía desde lejos que estaba sufriendo con ese corte tan profundo.

Nuevamente, Yumiko activó su Byakugan para ver cómo iba esa herida. No fue una buena idea, lo único que logró fue bajarse más el ánimo. Ya estaba infectada y si seguía así, perdería mucha sangre, causando su muerte.

Su expresión lo decía todo y Deidara ya sabía lo que vendría si un ninja médico no lo curaba ahora mismo.

Desearía volver a su sueño del Tsukuyomi infinito.

¿Ahora qué hago? Nunca me enseñaron ninjutsu médico, mi puño suave no servirá de ninguna forma. Viendo su estado con mi Byakugan solo es un bajón más... podría buscar a Ryū... o no, él no podría, ni siquiera sé si está vivo...

Yumi-chan, no podemos hacer nada con esto si no encontramos un ninja médico —Eso ya lo sé, rubia estúpida—. Hay que enderezar tu tobillo para poder avanzar.

De alguna forma, le aterraba la idea de doblar su tobillo. Pero si no lo hacía, sería mucho peor después. Así que, con cierta dificultad, Deidara se acercó hacía su pie, tomó con una mano su pierna y con la otra el pie, listo para girarlo. Cabe recalcar que no era aterrador solo para Yumiko; a Deidara también le incomodaba el hecho de colocar un pie en su lugar, no sabía si lo haría bien del todo.

Ambos se miraron algo nerviosos, sobre todo Yumiko.

—Te va a doler —advirtió el rubio.

—Cállate y hazlo. Ya sé que me dolerá, idiota.

—¿A la cuenta de tres? —Yumiko asintió ante la pregunta—. Bien... uno... dos...

¿Crees que me harás explotar? [Deidara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora