Se me daba bien dibujar. Desde pequeña me había llamado la atención y cuando tuve la oportunidad más de grande me dediqué a eso. Esas últimas semanas estuve bastante susceptible dado a que mi ídolo había muerto; me desayune la noticia un jueves 14 de enero, lo recuerdo bien. A las 10:39 AM sonó mi celular y en la pantalla aún bloqueada apareció el nombre de mi mejor amigo.
Phil:
Emma.
Cerré mis ojos por un momento y en dos segundos otro mensaje cayó.
¿Estás?
Mi fastidio no prohibió que mis ojos se cierren otra vez, pero ya me había despabilado dando vuelta y vuelta en la cama y con pereza estire mi mano hasta el costado de mi cama buscando el móvil. Debí verme patética escribiendo con un ojo cerrado y el otro abierto.
Sip.
Phil rápidamente contestó mientras trataba de abrir el otro ojo, me había acostado muy tarde la noche anterior bromeando con una amiga sobre Alan, mi ídolo.
Phil:
¿Cómo te encuentras?
Bien. ¿Y tú?
Phil:
Aún no te enteras, ¿verdad?
Inmediatamente mis alertas se pusieron a ritmo y mis ojos se abrieron sin dificultad, fruncí el ceño y contestando con Alan en mi cabeza.
... No ...
En los segundos que mi amigo tardó en contestar entré al navegador escribiendo el nombre de quien llevo años adorando y que muchas veces me hacía reír al deletrearlo porque recordaba que, de haber sido hombre, iba a llamarme igual. Pero esta vez yo no sonreía, esta vez mi corazón latía fuertemente de miedo, algo me daba mala espina y estaba en lo cierto al sentir la angustia en mi pecho. Las primeras dos noticias, similares y sin ninguna otra información más que:
"El actor falleció en la madrugada del 14 de enero debido a un cáncer, su familia no ha dado declaraciones al respecto" "Sus compañeros de elenco han rendido un merecido homenaje en sus redes sociales"
Quise convencerme de que era una broma y por curiosidad seguí bajando, pero nada lo desmentía, solo eran clones de las dos noticias anteriores variando únicamente en la fecha que había muerto. ¿13 o 14 de enero? ¡Al carajo con eso! El amor de mi vida había muerto, el amor de mi vida estaba perdiendo sus fuerzas mientras yo bromeaba sobre él con mi amiga. ¿Qué quedaba de mi ahora? Tapé mis labios al sollozar, aunque estaba sola y me quedé viendo la pantalla mientras Phil escribía, sabía lo que iba a ponerme, pero no quería detener sus palabras, por alguna razón, necesitaba que él me lo confirmara.
Phil:
Perdón por ser yo el que te lo diga. Alan murió.
Creí que mis dedos iban a fallarme, leerlo era como volver a enterarme y esta vez puedo jurar que sentí algo dentro de mí rompiéndose a pedazos, el corazón ya no me latía rápido. ¡Me latía a mil! Hasta mi respiración se agito a consecuencia de lo que pronto se asomaba; el llanto.
¡¿Qué?! Es una broma.
Phil:
Perdón... Pero no lo es.Dime que es broma, no puede ser verdad.
A esa altura mis dedos escribían por inercia, ni siquiera sabía cómo podía hacerlo. Inmediatamente les conté a otros amigos, una de ellas ya lo sabía y admitió que no me lo contó por miedo a mi reacción. Grité como si alguien pudiera escucharme.
— ¡Está muerto!
Lara, otra de mis amigas quiso tranquilizarme y en un audio muy corto pero consistente le grité entre llantos.¡No me pidas que este tranquila, está muerto! ¡Se fue!
Hasta hoy no he escuchado lo que envié, no podría, porque claramente me rompería otra vez y es un poco triste tener a mis amigos lejos en estos momentos. No es normal enterarse de la muerte de alguien que tanto amas y tener que hablarlo por una red social, y así está el mundo, jodidamente perdido como yo, pero es mi único medio de escape. Phil volvió a escribirme.
Phil:
No es broma, Emmi.
Estoy llorando.
Phil:
Yo también, se nos fue.
La charla se prolongó por un rato más y entre lágrimas me quedaba con el celular entre las manos viendo fotos y noticias, entrar a Facebook es lo peor que pude hacer, una bomba de notificaciones, publicaciones, mensajes, todos preguntando cómo estaba.
El amor de mi vida se había ido, no era simplemente un ídolo. No estaba feliz, no estaba sobreviviendo, estaba rota.
Largas cartas elogiándolo aparecían con una foto adjunta, que de cáncer había muerto, que como no habíamos notado que estaba enfermo. ¿Hace cuánto lo tiene? y que Dios siempre se lleva a los buenos eran los comentarios del día. Entre todo el dolor que presencié, me sentí orgullosa de él, no había una sola persona que lo criticara, todos lo amaban o le tenían un poco de cariño, a él, el hombre amable, valiente, generoso, inteligente y responsable. Él había sido mi ejemplo y no elegí mal.
Pero mi tristeza no se iba por más orgullo que sintiera. Así que ahí estaba yo castigándome, dibujándolo. Como si mi dolor no fuera ya suficientemente grande. Era yo siendo masoquista, como siempre.
— ¿Por qué siempre se me hace tan difícil en esta parte?
Me pregunté mientras buscaba la goma; los ojos siempre me han resultado difíciles de hacer. Creí verla bajo el escritorio así que me arrodillé, pero sin éxito alguno en encontrarla me volví a parar. Siempre era lo mismo, perdía algo que me era muy necesario en el momento.— ¿Buscabas esto?
Una voz gruesa y definida se escuchó a mi lado. Yo solo observé la goma y la tomé inconscientemente.
— Si.
No fue hasta entonces que reaccioné. Estaba sola, mi cuarto era pequeño y no había visto a nadie entrar. Elevé la mirada y lo vi, yéndome para atrás por la impresión y cayendo sentada en el suelo de madera, Mis ojos se no eran capaces de abrirse más de lo que ya estaban, enormes y redondos. Me arrastré hacia atrás sin dejar de verlo.— No me mires así, tú decidiste que venga.
Comentó como si nada, como si fuese lo más normal del mundo ver a un fantasma y se sentó en los pies de la cama. Yo temblé asustada, jamás había visto algo igual. Él se veía real y tangible.— Qu... ¿Quién es usted? ¿Por qué está aquí? Quítese de mi cama.
Grité y me levanté apresurada apuntándolo con la maldita goma de borrar. Qué escena tan ridícula estaba presenciando aquel ente.
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¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/
Teen FictionEmma Zonswan ha sufrido una terrible perdida, su ídolo y amor de su vida ha muerto tomándola por sorpresa a ella y al mundo entero. El dolor es tan grande que de solo nombrarlo la tristeza vuelve a desmoronar su corazón y en el momento más difícil a...