Alan decidió dejar el tema por el momento y preparó café para ambos, desayunaron en silencio y sin miradas divertidas, Emma parecía pensativa y a cada rato sus ojos se humedecían por alguna cosa que él no sabía. Lo observó en silencio mientras se cambiaba de ropa, había amanecido más joven aún y sonrío, recordó las imágenes donde se le veía feliz y contento con Rima y su sonrisa se borró al instante.
"El merece ser feliz, con la mujer que ama..."
"¿Aún si esa no eres tú?"
"Aún si no soy yo."
-¿Te gusta lo que ves?- Preguntó con diversión cubriendo sus manos con las mangas del buzo y se cruzó de brazos acercándose a ella, se sentó a su lado.
-Me encanta.- Le sonrío acariciándolo, borrando por instantes aquellos pensamientos dolorosos. Lo beso para dispersarse, pero sus besos eran fríos y se estremeció. ¿Así iba a ser luego? ¿Así iba a besar ella cuando él tuviera vida? O mejor dicho... ¿Volvería a besar sus labios? ¿Se volverían a ver?
El hombre que ahora dejaba de tener el cabello blanco para tenerlo casi todo rubio la miró con seriedad, hace rato la notaba rara y que no respondiera con gusto sus besos era aún más extraño. Ya lo estaba desesperando y necesitaba saber que ocurría.
-¿Me vas a decir que te ocurre?- Se separó sin dejar de mirar su rostro, estaba atento a cada uno de sus gestos.
Observó como alzo sus cejas y titubeaba sin saber que decir, no estaba preparada para esa respuesta en ese momento. Sus mejillas se tornaron rosadas y sus ojos se volvieron a humedecer, se sintió culpable por provocar esa tristeza en ella.
-No me sucede nada.- Su semblante serio la delató.
-Actúas extraña desde que despertaste, dime que sucede.- Susurró en tono demandante y peligroso.
-Solo no quiero perderte.- Acaricio su mejilla izquierda y beso la otra.-Simplemente es eso, estoy sensible.- Apoyó su frente donde antes había plantado un beso.
-¿Sensible tú?- Frunció el ceño pero era claro que estaba bromeando.
Golpeo su hombro y él río.- Soy mujer ¿Qué esperabas?
-Me quedo bastante claro eso...- Ronroneo en su oído tomándola por la cintura. Ambos rieron y lo miró con atrevimiento.
-¿Esta insinuando algo, señor Rickman?
-Yo no insinúo, afirmo.- Le robó un beso.
-Alan...
-Dime.- La distancia eran solo centímetros.
-Si a mi me llegara a suceder algo...- El hombre unió sus cejas en señal de confusión nuevamente.- Debes prometerme una cosa.
-No te entiendo... ¿Por qué iría a pasarte algo?- La soltó.
-Prométeme que no harás nada estúpido y realizarás tu vida nuevamente.- Ignoró por completo sus palabras. -Prométeme que aprovecharas esa segunda oportunidad que se aproxima a ti.
-Claro que voy a aprovecharla, contigo.- Ahora su rostro era una completa mueca de indignación y enojo ¿A que venía ese planteo ahora? ¿Por qué soltaba todas esas cosas de golpe? – Y no te pasará nada, porque si te pasa algo entonces mi vida ya no tendría sentido, lamento decirte que eso yo no puedo prometerlo, porque sin ti yo no quiero una segunda oportunidad.- Se levantó y se alejó lo más que pudo de ella sin verla.
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¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/
Roman pour AdolescentsEmma Zonswan ha sufrido una terrible perdida, su ídolo y amor de su vida ha muerto tomándola por sorpresa a ella y al mundo entero. El dolor es tan grande que de solo nombrarlo la tristeza vuelve a desmoronar su corazón y en el momento más difícil a...