Una dinámica muy particular.

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Llene dos vasos de coca-cola, prepare el pop y fue directo a una fuente de plástico, regresé a la sala lista para comenzar a ver la película que él hubiera elegido, grande fue mi sorpresa cuando vi el titulo, sonreí de oreja a oreja, le tendí el pop y me dispuse a colocar el CD dentro del reproductor.

Intercambiamos un par de palabras mientras daba comienzo a la escena, preguntó por mis padres, por un momento los había olvidado, -No volverán por unos días.- fue lo único que comenté al respecto. Creo que me dijo que luego hablaríamos sobre los negocios de ellos, no le di mucha importancia, ya estaba acostumbrada a quedarme sola durante días o incluso semanas, era parte de la rutina.

La película en cuestión, era High-Rise, lo sorprendente era su genero, bien era sabido que Alan fue más partidario al romanticismo, o al dramatismo antiguo, aunque lejos de no respetar sus buenos gustos, eligió un buen drama, ambientado más adelante de lo que el solía actuar o dirigir.

En un Londres ficticio ambientado en el futuro, se construye un edificio de 40 pisos de alto con 1000 apartamentos, piscina, supermercado, colegio y todo tipo de lujos. La construcción parece cumplir con todas las comodidades de la vida moderna, sus inquilinos están contentos con sus respectivas propiedades, pero de lo que no se percatan es que con tantas facilidades se aislarán del mundo exterior e involuntariamente crearán su propia sociedad. La vida pronto empieza a no ser tan perfecta como lo esperado, cuando comienzan a producirse diversos apagones eléctricos, los cuales originan una violenta pelea entre vecinos. La comunidad del edificio termina por dividirse en tres grupos, los habitantes de las plantas bajas, medias y altas, siendo estos últimos los que tienen los apartamentos más lujosos.

Agradecía que hubiera elegido una donde el protagonista fuese Tom Hiddleston, otro de mis actores preferidos, se lo comenté al final de la película, cuando ya estábamos totalmente llenos de haber comido y riéndonos porque acababa de volcarme la bebida con torpeza por no mirar bien, esas cosas me ocurrían muy seguido ¿Era una Tonks muggle, quizás?.

Mi querido Alan entendió la referencia y estalló en una carcajada, dándome el sí como respuesta, mi gesto indignado no se hizo esperar, claro, falsamente indignada me encontraba, mirándolo de arriba a bajo con desdén y negué divertida.

-Necesitaba refrescarme.- Susurré entre dientes, todavía "indignada"

-Tienes una muy bonita ducha para eso...- Me miró con una ceja levantada.- Y será mejor que vayas ahora mismo si no quieres que él azúcar se vuelva parte de ti.

-A ver si con suerte se me quita lo amarga.- Me levanté riéndome, con su mirada aún clavada en mi, me dirigí al cuarto a coger ropa y enseguida al baño, tardé solo 15 minutos en estar pronta de vuelta, pero quizá, para él fue una eternidad, lo digo por como lo encontré, con cara de aburrido, haciendo zapping con el control.

-Bien amigo ¿Necesitas que te anime la fiesta?- Capté su atención.

"Y que mal sonó lo de la fiesta..."

"Definitivamente"

"Al menos no necesitas globitos"

"Ese fue un pensamiento de muy mal gusto..."

-Si es posible...- Contestó dramáticamente.

-Podríamos actuar.- Propuse, volvió a enarcar su ceja, con su típico semblante tranquilo y examinador.

-¿Actuar?

-Claro, improvisar situaciones, ya sabes.- Me encogí de hombros.- Con un amigo cuando eramos más chicos, llenábamos una cajita de madera con papeles que llevaban de manera escrita varias situaciones en las que nos podíamos encontrar... Y ninguno iba a saber cual nos tocaría, por lo que había que improvisar, mientras el otro observaba y acotaba cosas, a veces hasta incluso, seguía el juego.

-¿Y quien ganaba?- Su voz había vuelto a sonar divertida.

-Creo que ninguno de los dos, eramos pésimos y siempre terminábamos imitando una discusión de pareja.- Me reí.- Pero más bien, es solo un juego de dinámica, ninguno pierde, ninguno gana.

-Me gusta... ¿Empezamos a escribir?

-¡Claro!

Me levanté de un salto y lo volví a dejar solo para buscar un cuaderno y un lápiz, así es como empezamos a inventar situaciones mientras nuestras risas se colaban a cada palabra, rozaba en lo absurdo y vergonzoso algunas de ellas, pero con tal de verlo "actuar" para mi, frente a mis ojos, lo que sea. 

-Creo que ya tenemos suficientes situaciones ¿no crees?- Preguntó guardando el último papel doblado dentro de un gorro que conseguí entre mis cosas. Yo asentí.

-¿Me concederá el honor de elegir la primer situación para usted? Es la voz de la experiencia, Rickman...- Bromee.

-Claro señorita, le concedo el honor...-

Sonreímos, saqué el primer papelito de ahí dentro y lo desdoble para leer:

"Subes a un autobus y no quedan asientos, debes pararte frente a una pareja de novios que no paran de besarse hasta que termina el viaje."

-Demasiado fácil.- Sentenció levantándose de su lugar.

Yo esperé a que empezara a "improvisar" pero simplemente se paró frente a mi, muy cerca y me quedo viendo, como si no hubiera cosa más interesante, fruncí el ceño, los segundos pasaban y él solo me miraba. Me fastidie.

-¿Que tanto miras?- La pregunta fue realizada con algo de frustración, no lo entendía.

Él, con sus manos dentro de los bolsillos, se tambaleaba de manera cansina sobre sus talones con indiferencia, hizo una mueca como si no le importara tardar en darme la respuesta, encogiéndose de hombros.

-Estaba pensando si mandarlos al zoológico o darles plata para el motel.-

Un silencio agudo, miradas que se encontraron, y una carcajada de mi parte que no se hizo esperar, sus dientes blancos aparecieron tras mi risotada acompañándome.

-Bien, es tu turno.- Habló mientras entre risas sacaba otro papel y lo leía para mi:

"Debatir entre tus adicciones o tu trabajo, eres terapeuta"

Mi cara se transformó de un segundo a otro, definitivamente no sabía como empezar ese tema... Bien, a improvisar se ha dicho.

-Ok, Alan, voy a necesitar tu ayuda, necesito que te acuestes en este sofá y me hables de algo, no lo sé, un problema que te tiene atormentado.- El rió divertido e hizo lo que le pedí, mientras yo acerqué una silla, me puse mis lentes y agarré el cuaderno fingiendo que tomaba notas, mientras tenía el celular escondido.- Bien, empecemos.

-Usted sabe que a mi me cuesta mucho superar las relaciones, pero con esta chica en particular me cuesta mucho, siento que estoy hace dos años en depresión, todas las noches sueño que la asesino con mis propias manos...- Me quise reír pero me contuve porque parecía realmente concentrado en su papel de paciente y mientras "jugaba con mi celular"-Me tiene muy estresado este tema... ¿Me entiende doctora?- Fingí que no lo escuché y seguí viendo mi celular.-¿Doctora? ¿Doctora me esta escuchando?

Alcé mi vista, intenté borrar toda mueca divertida de mi cara y ajuste mis lentes, suspirando.

-A veces... Uno siente que cuesta avanzar.- Puse cara pensativa mientras movía una de mis manos, la que sostenía el lápiz.-Cuesta seguir adelante, uno se siente atrapado, una y otra vez en el mismo escenario.- Alan me observaba paciente, como si aquello que estuviera diciendo fuera lo más maravilloso del mundo.-repetidamente y parece que cuesta pasar a una siguiente etapa...- Volví a dedicarme al celular.

-Si... Claro...- Prosiguió, dudoso y entrecerrando sus ojos.- ¿Lo dice por mi ex mujer?

-¿Cómo?

-Que si lo dice por mi ex mujer...

-No, no. -Mi tentación estaba a punto de manifestarse a risas. -Por el Candy crush, hace como... Dos semanas que estoy en el mismo nivel y... ¡Ash! es desesperante...-Negué indignada y solo comencé a reír cuando escuché como luchaba para no hacerlo él. 

¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora