La noche no se hizo esperar y con ella vino el sueño; luego de una charla muy relajada y extraña ambos coincidimos en que era hora de dormir. Acordamos que él lo haría en el sofá y yo en mi cama, como siempre. El problema estaba en que él no tenía ropa de dormir y desnudo no lo iba hacer, aunque, ¿por qué no? podría haberlo puesto como punto destacable en la lista de mis reglas. ¡Rayos! ¿Por qué no lo pensé antes?
Bien, tuve que dejar esos pensamientos de lado para buscar algo con lo que pudiese descansar, simplemente tomé un pantalón de pijama y una remera cualquiera de mi padre, daba gracias a dios que esa noche la pasaba sin mi familia, por temas de negocios estarían fuera de la ciudad.
—Esto podría servir. Yo iré a cambiarme abajo.
Le tendí las prendas de vestir y me acerqué al ropero para sacar mis ropas. Alan asintió amablemente mientras empezaba a quitarse los zapatos, me lo quedé viendo unos segundos y al percatarme de eso prácticamente salí corriendo al baño de la planta baja.Mi pijama consistía en un short y una blusa, hacía calor, por eso no usaba pantalón como él. Claramente no teníamos la misma necesidad de calor.
"¿Segura?"
"No hablo de ESE tipo de calor."
"Por supuesto que no hablabas de ESE tipo de calor..."
"Mente, ponte en modo nox."
Volví al rato y le ayudé a armar la cama en el sillón aunque se resistió alegando que podía solo y que no me molestara terminé por insistir y él por desistir de convencerme de lo que podía o no podía hacer. Le dejé una almohada y varias frazadas para que no pase frío en la madrugada.
— Si tienes más frío, ya sabes dónde puedes conseguir más abrigo.
Le dije algo nerviosa al notar que me miraba con mucha insistencia y no sabía el motivo. Estaba segura que mi cara ya combinaba con el escarlata tan Gryffindor que Snape odiaba. Qué bueno que Alan no era Snape, seguro me diría que tengo la cara pintada de los Leones.— Me ha quedado claro, Emma.
Sonaba tan bien mi nombre en sus labios."¿Podrías repetirlo otra vez?"
—Entonces, que descanses, Alan.
Reprimí una risa al haber usado el mismo método que él para nombrarlo. Su sonrisa no se hizo esperar y a mí se me ablandó el corazón otra vez. Me pregunté si realmente siempre iba a tener la capacidad de lograr eso en mí."¿Y las piernas también te las ablandó?"
"Claro que no."
"Anda, entonces debe ser un calambre."
"¡CÁLLATE!"
Sentí una mano abrazando mi brazo derecho cuando me giré para dirigirme a la cama, mi ídolo me detuvo. Me volteé a verlo con un gesto de confusión y él corrió un mechón de pelo colocándolo tras mi oreja.
El tiempo se detuvo para mí, o quizás él se tomó el tiempo necesario para observarme acercando su rostro al mío provocando que yo deje de respirar y agrandase los ojos con sorpresa. Apoyó sus labios finos sobre mi mejilla dejando un sonoro beso en ella, esa era una de las cosas por las cuales creía que estaba en el paraíso. Alejó un poco su cara, supongo yo que para observarme mejor. ¿Ese hombre nunca deja de sonreír? Acarició mi otra mejilla antes de alejarse por completo dando dos o tres pasos para atrás.—Descansa tú también.
—Hoy por fin lograré hacerlo.
Le sonreí y me acosté rápidamente tapándome hasta la barbilla sin dejar de observarlo. Pude ver sus movimientos, como caminaba de forma elegante hasta el sofá, como abrió las mantas y se metió adentro, como se tapó hasta el pecho, acomodó su almohada, apoyó su cabeza en ella y suspiró. Mi sonrisa se ensanchó porque logré que se sintiera cómodo, porque estaba junto a él y eso ni en mis mejores sueños me lo había imaginado, porque ahora, después de un mes o tal vez más, mi vida estaba cobrando, porque estaba compartiendo el mismo cuarto con mi amor de siempre.Dirigió su vista hacia mí, esperando que diga algo más.
—¿Y si esto es un sueño?
Pregunté temerosa desde mi lugar.—Esto es un sueño.
Afirmó muy seguro, con una voz suave y persuasiva.
—Pero no es un sueño común.—¿Cómo lo sabes?
La mía salió sin ganas. El temor había vuelto, no quería perderlo, no ahora que lo tenía conmigo.—Lo sé porque mañana seguiré aquí junto a ti.
Eso último hizo que ambos riéramos cómplices y sinceros. Calmados, seguros y reconfortados.
—Gracias...
Volvió a dirigirme la palabra.—No tienes nada que agradecer, Alan.
Era yo quien debía estar agradecida, me había dado un motivo para sonreír nuevamente.—Sí, sí debo agradecer. No es solo por haberme recibido sin reproches, sin gritos, sin sustos infartantes.
Una leve carcajada salió de su garganta haciendo que lo vea con un toque divertido en mis muecas.
—Debo agradecerte por haberme admirado durante tantos años, por haberlo hecho aún sin conocerme, por llorar mi muerte y no preguntes como lo sé, hay cosas que no quiero recordar que vi.
Se sintió una pizca de amargura en el aire cuando dijo aquello.
—Por escribir cosas para mí.
Iba a protestar, pero su mirada amenazante y su seña con la mano para que no dijera nada me calló, como sea, no iba a impedir que algún día de estos le preguntase cómo sabía eso.
—Te agradezco por dedicar una parte de tu alma y corazón a mi persona.—Y yo vuelvo a repetir, no tienes nada que agradecer. Uno cuando ama no lo hace como si fuese un favor, lo hace porque lo siente.
Me encogí de hombros. Él sonrió otra jodida vez.—Por cierto, dibujas muy bien, creo que me veo más atractivo en papel.
Ahora fui yo la que me reí con ganas contagiándolo a él, su risa era música para mis oídos.
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¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/
Fiksi RemajaEmma Zonswan ha sufrido una terrible perdida, su ídolo y amor de su vida ha muerto tomándola por sorpresa a ella y al mundo entero. El dolor es tan grande que de solo nombrarlo la tristeza vuelve a desmoronar su corazón y en el momento más difícil a...