Emma se lo quedó viendo con la culpa trabada en sus ojos, la falta de palabras solo empeoraban las cosas y el temblor en su boca al titubear no hacía más que desesperar al hombre que tenía en frente.
Bajo la mirada y negó lentamente, con la vergüenza plasmada en su rostro.
-Lo siento...- murmuro sin quitar la vista del suelo.- ¿Sabes? No tenemos por qué hablar de esto, solo olvídalo.
-Si tenemos que hablar de esto.- Demandó con su potente voz, de una manera que hizo que aquella mujer que estaba frente a sus ojos se sintiera pequeña, porque no era tan mujer y tampoco era tan niña, sin embargo, parecía una, perdida, sin respuestas, sintiendo culpa por algo que no debía.
-¿Qué quieres que te diga?- Lo miró- ¿Quieres que te repita todo lo que seguramente ya adivinaste viendo la situación?
Un silencio incómodo reinó en la sala, pero no por mucho, Alan no era de esos que dejaban la conversación por la mitad solo porque alguien le hacía preguntas retóricas, preguntas que ambos sabían la respuesta.
-Si.- Se sentó en el lugar que estuvo momentos antes de la interrupción y llevo ambas manos entrelazadas a su cara mientras apoyaba los codos en las piernas.-Quiero que salga de tu boca.
-Alan...
-Tengo toda la noche si quieres, pero las explicaciones después.- su mandíbula se tensó y aquel brillo de ternura en sus ojos había desaparecido hace rato.
Pasó de la culpa al enojo, no entendía porque pedía tales explicaciones si ni siquiera había hecho algo grave, él mismo presenció lo incomoda que se sintió y lo mal que se trataron, ¿Cuál era el motivo de la furia ahora?
-Es mi ex, claramente vino a buscar a su hermana, que es mi amiga.- Se encogió de hombros y alzó las manos incrédula.- No tiene mucha ciencia, nada de otro mundo.
-Me trajiste a la casa de tu ex cuñada.- Rió con sarcasmo.
-No, a la casa de mi amiga.- Se estaba poniendo más incomoda y de mal humor que antes, la paciencia se le iba a acabar pronto.
-¿No te parece raro que justo viniera cuando ella no está?- Interrogó con sorna muy mal disimulada.
-No se Alan, tampoco me importa. ¡Solo quise darte una sorpresa!- Alzo un poco la voz.
-Me comparaste con el bienestar suyo en tu cama.- Escupió como si fuera lo más terrible que pudo haber dicho.
-¿Disculpa?- La castaña frunció las cejas sin haber recordado esa parte de la conversación.
-"¿La pasaron bien?"- imito la voz de Eric.- "Tan bien como la pasaste tú el día de nuestro aniversario"- ahora uso su tono, con un deje de amargura en cada palabra.
La chica rió, otra vez incrédula, lo miro sorprendida y muy indignada.
-¿Entonces todo esto es por eso? ¿Por esa estúpida respuesta?
-¿Me estabas usando para darle celos?-Se sostuvieron la mirada
-¡¿Qué?!- bufó de bronca- ¡Solo fueron palabras! ¡ni siquiera estaba pensando en algo coherente cuando dije eso!
-Fueron palabras muy desafortunadas, Emma.- susurró.- Y no sonó como si no lo hubieras pensado.
-Pues perdón por equivocarme, no soy perfecta, las respuestas no vienen programadas para una situación que no te planteas.
-¿Estás segura de eso?- Su pregunta fue más un "mejor no sigas" que otra cosa.
-Bien.- asintió cerciorándose de que no le estaba jugando una mala broma.- Entonces supongamos que te use, que realmente fue así.- Se acercó y quedo parada frente a él, obligándose a no romper a llorar ahí mismo.- ¿De verdad me crees capaz? ¿Crees que arme todo esto para después tirarlo todo por la borda solo por una respuesta sin sentido?- Trago saliva y al ver que el no respondía rió por los nervios. – De acuerdo, entonces sigue creyendo que te use, tal vez así te sea más fácil olvidarme cuando te vayas.
Su expresión cambió radicalmente y la de ella también, él no esperaba oír esa respuesta, ella no esperaba decirle aquello de manera tan brusca, pero la lengua a veces le iba más rápido que el cerebro, se maldijo en silencio, sin decir nada más.
-No quise decir eso...- Negó efusivamente sin dejar de mirarla, parece que sus últimas palabras lo hicieron caer en la cuenta, había sido un tonto.- Solo... Me dejé llevar, yo no pienso realmente que me usaste, no te creo capaz de tal cosa.- Su tono seguía siendo duro, pero le había querido dar a entender que se arrepentía.
-Fueron palabras muy desafortunadas, Alan.- recitó las mismas palabras que utilizó él.- A veces llevan a cosas mucho más grandes y no se pueden tapar con un "lo siento" ¿Sabes?.- suspiro con dolor.- Ni la mentira ni la desconfianza está dentro de mis parámetros de relación. Fueras mi amigo, mi novio, mi amante, o un maldito desconocido, yo no soy de una calaña tan baja como para que puedas hacerme esas acusaciones.- Lo frenó con la mano cuando iba a interrumpir.- No tienes ningún derecho a hacerlo, mucho menos cuando estás conmigo mientras tu esposa aún llora tu muerte en el otro lado del mundo.
Ok, eso había dolido, pero tenía razón y no podía negarlo. Aunque él estaba cumpliendo al pie de la letra con eso de "hasta que la muerte nos separe".
Ya no tenía relación alguna con Rima, ni quería tenerla, había entendido hace mucho que era mejor dejar las cosas así, no ir a verla ni acecharla entre las sombras, sobre todo porque ya tenía a quien admirar cada día y no quería perderla por una estupidez.
-Lo siento... -La tomo de la cintura dejándola entre sus piernas. La posición fue la misma que el primer día que se le apareció en su habitación, él sentado, ella parada frente a él. La abrazo con fuerza hundiendo la cara en su vientre, estaba frío otra vez, su cuerpo empezaba a tiritar pero dudaba que fuera solo por la temperatura.- Lo siento de verdad... Tienes razón y fui un idiota, no sé cómo pude creer algo tan estúpido.- No recibió caricia alguna mientras hablaba, y el abrazo no fue devuelto, ella mantenía los brazos a sus costados mirándolo dolida.-No podría olvidarte, ni quiero hacerlo, no me quiero ir.
Se conmovió ante aquella situación y acaricio su cabello, si esta había sido la "gran" primer pelea, ya no quería tener otra, no quería seguir diciendo palabras que lastimaran, ni recibirlas, ella quería estar bien y quería que él estuviera bien.
-Entonces quédate y confía en mí.- Susurró. Ninguno dijo nada por largo rato, hasta que ella volvió a hablar.- Estas helado...
-Lo sé, hacía días no sentía tanto frío.
-Será mejor que vayamos a dormir. Ven, conseguiré algunas mantas.
Lo agarro de la mano y lo llevó hasta el cuarto, dejando todo como estaba, ya no importaba nada, solo el bienestar de aquel que la había hecho rabiar hace unos momentos. Y si se preguntan si lo perdono, no, no lo perdono, porque cuando uno ama, el perdón está de más, porque los errores son lo que crean la esencia, es lo que nos hace humanos, al final de todo. Una discusión nunca es el fin si puede fortalecer el amor.
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¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/
Teen FictionEmma Zonswan ha sufrido una terrible perdida, su ídolo y amor de su vida ha muerto tomándola por sorpresa a ella y al mundo entero. El dolor es tan grande que de solo nombrarlo la tristeza vuelve a desmoronar su corazón y en el momento más difícil a...