Feliz cumpleaños, primera parte.

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Después de un rato se calmo y le sonrió, beso todo su rostro en señal de reconciliación, el dejo salir una risa un poco leve ignorando que se estaba sonrojando y poniendo nervioso, como si fuera un niño.

Será que la lucidez invadió el cuerpo de Emma, o que el aliviar la tensión le abrió la mente a nuevas posibilidades y recordó a su amiga, Zoe.

Ella vivía sola hace algún tiempo y siempre le decía, un poco en broma y otro poco en serio, que necesitaba salir con chicos, que se animara, si era necesario le prestaba la casa y se iba a lo de algún amigo "especial". Emma siempre se negaba, no le parecía correcto usar su casa como si fuera un motel barato, pero esta vez no era para eso, era solo para darle una sorpresa y estar a solas un buen rato.

Se alejó de Alan un momento y salió al patio de su casa con el celular, marcó el número de su amiga y espero a que atendiera.

-Milagro que te acuerdas de mí...- Escuchó una voz del otro lado del teléfono y sonrío.

-Lo siento, estuve bastante ocupada con...-¡Mierda! Ni dos segundos hablando y ya casi la cagas.-con los exámenes, ya sabes.

-Mmh... Ya... ¿Y los exámenes son de anatomía con algún tipo?- Su lado pervertido iba mucho más allá de los límites.

-¡Zoe!- La reprendió- necesito un favor.

-¿Para cuando necesitas la casa?- Escucho su tos disimulada y una risa que le seguía.

-¿Cómo sabías que iba a pedirte eso?- interrogó con el ceño fruncido, jugando con las hojas de alguna planta que había por ahí.

-No lo sabía, solo bromeaba y acabas de confirmármelo.

Rodeo los ojos y sonrío.

-Para mañana la necesito.

-Bien, cuando vengas te doy mis llaves y me largo.

-¡Genial!

-Si... Escúchame

-Dime

-¿Está bueno?

-¡Qué te importa!- se rieron y corto.

Estaba decidido, iría a la mañana, le dejaría una carta a Alan antes, con instrucciones, como debía ir vestido, a donde y a qué hora, se ausentaría gran parte del día para preparar su sorpresa.

Volvió al  cuarto con una sonrisa difícil de disimular, él  enarcó una ceja y se acercó a ella.

-¿Es ese hombre el que te tiene sonriendo?- Su cara era de "sonrío por compromiso"

-¿Qué hombre?- Lo mire extrañada.

-Ese en el que estabas pensando hoy...

Lo recordó y sonrío aún más y asintió  con su cabeza, él se limitó a suspirar y rascarse la nuca nervioso, no sabía que era.

P.O.V Emma.

Su mirada se hallaba clavada en alguna parte del cuarto, nervioso, su semblante había cambiado y por alguna razón lo note, me abrace a su pecho con fuerza. Creo que dudo en abrazarme porque al abrir sus brazos los dejo en alto por varios segundos, hasta que desistió de negarse y me correspondió aquel abrazo mientras aspiraba el olor de mi cabello, me hundí más a su pecho.

¡Mi ídolo es un fantasma! /ARREGLANDO REDACCIÓN/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora