30. Estoy aquí

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Narra Ana

- Arriba – Steve me tendió la mano ayudándome a ponerme de pie - ¡Whoa! – me sostuvo de la parte de atrás de mi cuerpo cuando este se tambaleo – Con cuidado.

- Gracias – comente sosteniendo su mano para apoyarme mejor – Creo que estoy algo mareada.

- Bueno, es que traspásate un agujero hacia el espacio – comento de manera divertida.

- Si supongo que fue eso – solté su mano gentilmente logrando estabilizarme – Listo, creo que ya estoy bien. Gracias – le agradecí una vez más – Antes de ir con el loco Dios hablare con Tony – le sonreí en forma de disculpa comenzando avanzar hacia mi amigo - ¡Hey, hombre lata! – grite llamando su atención - ¿Cómo estás? – curiosee llegando a su lado - ¿Qué tal el viaje en primera clase? – sonreí de manera divertida.

- Yo diría que viaje en turista – comento – Estoy... estoy bien – respondió – Solo debemos esperar que el tiempo siga – asentí – Tu... - llamo a mi atención – Debiste soltarte mucho antes de entrar al espacio.

- ¿Sí? – fruncí el ceño e hice una mueca con mis labios – Recuerdo que los dos quedamos en lo mismo. Tu tampoco te soltaste – Tony no menciono palabra alguna – Sabia lo que hacía, Tony. Lo supe en el instante que vi esa nave salir volando. A pesar de todo no iba a dar marcha atrás.

- Mucha gente te iba a perder – él se detuvo ocasionando que yo me detuviera con él, quedando frente a frente.

- Y yo iba a perder a mucha gente – asegure – Tony, no puedo hacer esto sola, ya perdí a Coulson y sentí como algo de mí también murió con él. No podía solo dejar que alguien más de los que amo muriera. Tal vez suene egoísta, pero preferiría que lloraran por una sola perdida, que llorar la perdida de todos ustedes y aún más – Tony me observo por unos segundos, sus ojos se movían de un lado al otro examinando mi rostro y después me pego a su cuerpo golpeándome contra su armadura - ¡Auch! – exclame con una pequeña risa – Yo también te quiero, Tony – mencione como pude.

- Tuve miedo – comento – Cuando no despertabas, tuve miedo de perderte.

- Oye – me separe de él – Estoy aquí – lo tome de ambas manos – Y estoy bien – asegure – Y todo va a mejorar. Ya acabo ¿De acuerdo? – él asintió – Te quiero, Tony.

- Yo también te quiero, linda – sonreí para después volver a abrazarlo, solo que esta vez a mi manera.

***

-¿Puedo preguntarte algo? – le mencione al Semi-Dios esposado. Este solo me miro sin entender y asintió de manera confusa - ¿Por qué la tierra? Es decir, imagino que hay cientos de planeta en todo el universo y te decidiste por nosotros.

- No crees que es muy obvio – menciono con una sonrisa – Fueron nacidos para esto. Ser gobernados, para ponerse de rodillas ante alguien más supremo que ustedes, para seguir las ordenes, para ser el trabajo sucio por los demás ¿O es que acaso me equipo, agente Beckinsale? – sonreí

- No sé si leas libros que cuenten la historia de la tierra, pero te daré un pequeño resumen. Hemos pasado por tantas guerras, gente que se siente superior a los demás y se pone en el poder asesinando a diestra y siniestra, pero aun así seguimos aquí. Y logramos vencerte – su sonrisa cayo transformándose en una cara de desagrado – Tu problema fue tu egocentrismo, creíste que nos habías separado, pero al asesinar a Coulson solo nos uniste más, nos diste un motivo para luchar y salir a vengar a quien fuera necesario. Yo en tu lugar nos hubiera acabado completamente, no solo jugando un juego, si no terminándolo por completo. Tienes razón, seguimos ordenes, pero por suerte de todos aquí – sonreí nuevamente – No seguiremos las tuyas. Adiós Dios de las mentiras – me despedí de el con un movimiento de mano y una sonrisa triunfante.

Libre - Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora