26. Las manos al fuego.

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Steve y yo nos quedamos en mí habitación por un rato más, ambos comenzamos a conversar de cualquier cosa en general. Le enseñé más cosas en el transcurso del poco tiempo, puse un poco de música mencionándole en que año habían sido un rotundo éxito, así como quien era quien las cantaba. Si en algo era buena, era en conocer un poco de música, y lo sabía por la academia, era el único lugar donde parecía no existir nada más que un baile o una canción.

Cómo era de esperarse él siempre ponía cuidado a lo que decía, era como enseñarle a un niño curioso y eso me hacía enternecer completamente. Su curiosidad por saber un poco más, era tal cual que ver a un niño preguntar el famoso "¿Y por qué?".

Aunque no quería despedirme de Steve, el rumor de que Clint ya había despertado, me había llegado a los oídos, por ello amablemente me disculpe con el rubio.

- ¿Se puede? – pregunte desde el umbral de la puerta.

- Por favor – respondió con una pequeña sonrisa.

- ¿Si eres el de la buena vista, cierto? – comente con una sonrisa divertida.

- Mi vista es mejor desde las alturas – comento.

- Hola – camine hacia el con mis brazos extendido – Bienvenido a casa, Clint – ambos nos dimos un abrazo.

- Gracias – Barton tomo mis manos entre las suyas mirándome con una pequeña sonrisa – Me alegro de estar de vuelta.

- Y nosotros de que hayas regresado – asegure dejando un leve apretón de manos – Fue difícil estar sin ti. Nadie me hacía reír – Clint frente a mi soltó una pequeña risa y tomo asiento en el colchón de la cama.

- Bueno, desde que trabajas en Industrias Stark, parece que mis chistes ya no te hacen reír – solté una pequeña risa, tome una silla y la coloque frente a él sentándome de piernas abiertas y recargando mis brazos en el respaldo de esta y mi rostro sobre ella.

- Tus chistes siempre serán tan malos como tu puntería – comente con una piza de diversión - ¿Cómo te sientes? – pregunte poniéndome seria.

- Ya mejor – asintió un poco cabizbajo – Aun sigo pensando en todas...

- No – negué rotundamente – No te tortures, Clint. No con ello.

- ¿Tal cual como tú no lo haces? – pregunto de la manera más irónica posible.

- Porque lo hago es que no te lo aconsejo – respondí – Fuiste secuestrado por un Semi-Dios, que su poder es la magia. Aunque suene muy genial, no lo fue. Entrenamos con armas, cuchillos, flechas y fuerza, pero no entrenamos contra magia ni seres mitológicos, que si existen – comente con un desdén de sarcasmo – Así que no lo hagas. A quien hayas o no lastimado, no fuiste tú Clint. Fue él. No hay ni otro responsable más que Loki.

- Deberías de escuchar tu propio consejo – comento – Eres buenas con las palabras – sonreí.

- Es que, es más fácil decirlo que hacerlo para serte muy sincera – respondí con sinceridad – Pero lo estoy poniendo en práctica, descuida – le guiñe el ojo.

"A todo el personal de S.H.I.E.L.D. Se les informa que tenemos código rojo. El sujeto que lleva por nombre Loki, se encuentra en la Torre Stark. Repito. el sujeto que lleva por nombre Loki, ha sido localizado en la Torre Stark. Prepárense para un ataque"

Clint y yo nos observamos al terminar de escuchar el anuncio que se había voceado por la nave.

- Debo irm...

- Clint – Romanoff entro a la habitación tan deprisa interrumpiendo. Ella se percató de mi presencia solo dándome una mirada rápida y volviendo su vista a Barton – Debes prepararte – ordeno hacia el agente.

- Debo irme – mencione dejando la silla en su lugar – Permiso – pase a un lado de Romanoff.

- ¿No ayudaras? – comento sorprendida. Detuve mi andar y me giré a mirarla - ¿No piensas ir allá? – negué – Es una buena forma de pagar por todo lo que hiciste.

- No quiero ser condenada por un crimen que no estuvo en mis manos el evitar – aclare – Y no, no iré. No estoy preparada para salir. Pero les deseo suerte – sin más me gire para poder salir por la puerta, cuando esta fue abierta dejando ver un uniforme azul, blanco y rojo. Nuestras miradas se conectaron por un segundo, porque Rogers tomo su postura de Capitán.

- ¿Tienes un traje? – pregunto a Steve a quien supuse seria a Clint, este asintió – Entonces póntelo.

- Tengo que irme – me excuse para poder salir de aquella habitación. Con la cabeza un poco baja pase a un lado de Rogers saliendo completamente al pasillo y alejarme de ahí.

- Oye, espera – sentí una mano posarse en mi brazo y aunque el contacto tan apresurado e inesperado aun me ponía tensa, tan solo me detuve en mi lugar - ¿No vienes con nosotros? – cuestiono Steve – Somos un equipo – levanto mi rostro colocando sus dedos en mi barbilla y obligándome a verlo – Te necesitamos – aseguro. Sin poder sostenerle la vista, mire hacia otro lado que no fueran sus ojos.

- No puedo – negué – Sé que ustedes podrán derrotarlo.

- Tan solo somos cuatro – comento un incrédulo Steve – No cr...

- Y el solo uno – aclare – Ustedes pueden, Steve. Confió en ustedes y confió en ti – asegure – Sé que podrán con él – me incline dejando un beso en su mejilla – Te veo después – asegure dejándolo en aquel lugar y yendo a la sala principal.

- ¿Por qué no estás cambiada? – pregunto una voz a mi derecha. Negué de inmediato comenzando avanzar hacia la izquierda – No, no, no – llego a mi lado tomando mi brazo y obligándome a girar – No vamos a poder solos.

- Por supuesto que lo harán – asegure sin problema alguno – No les soy indispensable. Tienen un súper soldado, dos agentes profesionales y letales y un IronMan – señale al hombre frente a mí - ¿Qué más pueden necesitar, Tony?

- A una asesina – comento como si fuera lo más simple del mundo – A ti, Ana – respondió – Perdimos a dos de los pilares más fuertes del equipo y no tenemos idea a que nos enfrentaremos. Es más que evidente que necesitamos todo el apoyo posible.

- Y lo tendrán – asegure – No los dejare solos, pero no puedo ir allá. Habrá civiles y no puedo estar entre la gente y una guerra.

- ¿Sabes una cosa? – comento Tony – Sé que te veré allá – afirmo con una sonrisa – Metería las manos al fuego por ti y sé que tú lo harías por mí. Tengo la misma fe que Coulson tenía en ti. La misma que tiene tu familia. No puedo quedarme más tiempo a darte un discurso motivacional, pero... sé qué harás lo correcto.

Tony dejo un beso en mi frente y poniendo su casco salió de mi vista dirigiéndose a la salida más cercana. Tal vez y él tenía razón, pero por mucho que me necesitaran no arriesgaría la vida de civiles inocentes.

-Nick – mencione entrando a la sala principal donde todos se movían con rapidez - ¿Estatus? – Nick se giró a mirarme. Aunque de su boca no salió palabra alguna, sabía lo que ese ojo decía.

Libre - Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora