Capitulo 29

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  ¿Alguna vez sentiste tanto miedo de arruinar el único futuro que tenes? Y no es algo que podes controlar. Es exactamente todo lo contrario. Está en tu cuerpo y no podes detenerlo. Es más fuerte que vos. Que tus ganas por luchar contra ti mismo y tus monstruos interiores. ¿Me equivoco? ¿Acaso no luchaste nunca contigo mismo o odiaste cada segundo tu manera de ser? Se trata de eso. Y aunque nadie puede comprenderte, el miedo siempre intentará gobernarte. Aunque sabemos muy bien que es totalmente inexistente. El miedo no existe, existió o existirá. Siempre serás tú quién le nombre y lo culpe de todo lo que no puedes lograr. Como yo... que tuve un pasado de mierda.

Mis pies tocan el suelo. Al menos ellos sí pueden tocar tierra.

El aire golpea mi cabello y lo despeina suavemente. Hace frío. Tanto frío... cierro los ojos y detrás escucho el ruido de los autos pasar. Es lo único que me hace recordar en qué lugar estoy.

Estiro los brazos y mis manos tocan el frío cristal de ambas ventanas cerradas. Estiro los dedos. Estuve acá antes. Hundo la cabeza y cierro todavía más fuerte los ojos. Mi interior está reposando. Simplemente estoy intentando buscar un lugar adecuado en mí.

Estar acá en su balcón me estremece. Puedo oler cada recuerdo. Cada primera vez. Acá le hice el amor tantas veces y le prometí que jamás nos separaríamos. Acá le dije ese tipo de cosas que alguien dice cuando está enamorado hasta los huesos. Todavía puedo sentir cada palabra rozando mis oídos. Cada cosa es tan fuerte.

Sin embargo estoy acá. Mis brazos están tensos contra su ventana y no estoy seguro aún si debería entrar y hablarle de nuevo. Pero... ¿Quién iba a decirlo? ¿Quién iba a decir que estaría acá después de tanto tiempo? ¿Quién iba a decir que pasaríamos por tanto? Que hoy solo nos uniría un niño de quién no tengo conocimiento. Y que... y que después de todo seguiría sintiendo lo mismo por ella.

Trago saliva y levanto la cabeza. Mis ojos se clavan en mi reflejo. Me estoy mirando contra esas ventanas forradas en cortinas de seda y también puedo observar el paisaje de New York detrás de mí. Sus luces. Su movimiento. Presiono los pómulos y a la misma vez bajo mis brazos de ambos cristales. Poco a poco la yema de mis dedos toca las manijas de ambas ventanas. Las acaricio. Tengo que hacer esto. Por ella. Por mí. Y por... y por ese niño. Mis dedos presionan ambas manijas y las giro, abriendo ambas ventanas hacia el interior.

Suelto aire. Doy unos pasos hacia adelante y las cortinas interiores bailan debido al viento. Cierro las ventanas detrás de mí y me apego a ellas después de haberlas cerrado. Adentro todo está vacío. Solo la cama de Gabriela sigue posicionada en el mismo lugar pero totalmente desvalijada. La tenue luz de su habitación no me permite ver nada. Afino la mirada e intento buscarla. Entonces puedo darme cuenta de que está en frente de mí, pegada a la pared de su habitación. Nuestros ojos se encuentran. No puedo evitar mirarla de pies a cabeza. Y al detenerme en su mirada, puedo saber que todavía sigue herida por toda la mierda que le dije.
Todavía está ahí ¿pueden creerlo? Es la única persona en el mundo que sigue aquí después de conocerme verdaderamente. La única que es capaz de enfrentarme y que... , algo que me dejo de sorprender, tiene el valor de quererme a pesar de todos mis monstruos interiores.

Ambos nos quedamos callados por varios e interminables segundos. El viento corre, el ruido de los autos pasa, el mundo gira... la vida sigue... pero ambos estamos acá, mirándonos y podría jurar que podríamos hacerlo infinitamente. Tal vez es nuestra única manera de no discutir. Y la verdad... por mí está bien... quiero quedarme así por un buen tiempo...

- ¿A qué viniste? – dice ella, rompiendo el silencio. De inmediato todos mis sentidos se encienden. Mojo mis labios y clavo la mirada en el suelo. De pronto no sé qué decirle. De pronto me encuentro intimidado frente a ella. Tiene el poder más grande y poderoso sobre mí.

TENTATION 3 | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora