TENTATION 3 | TOSCALIA

Capitulo 42

  Narra Federico:

Mis ojos observan desde afuera. Gabriela está conteniendo las lágrimas, con la mandíbula temblorosa y con los ojos húmedos. A su costado, la doctora le indica que hay varias probabilidades sobre el estado de Gonzalo. Que podría estar en ese estado por horas, como podía estar por días, semanas o hasta meses. La vista se me humedece a mí también, no puedo evitarlo... de verdad... de verdad no puedo. Trago saliva e intento recobrar la calma al observar que la doctora se aproxima a la puerta e intenta abrirla. Doy unos cuantos pasos hacia atrás y la saludo con la mirada al verla salir y entrar a otro quirófano.

Entonces dentro no quedan más que Gabriela y Gonzalo. Ella lo mira con los mismos ojos húmedos y llenos de melancolía. Agarra su mano. Está llorando. Está llorando fuerte. Y probablemente cualquiera que viera a Gonzalo en ese estado lo estaría. No es él, en definitiva. No es el Gonzalo imbécil que te saca de quicio. Es un Gonzalo hecho mierda por Tentation.

"Lamento no poder estar aca para ayudarte" puedo escuchar sus palabras a través del vidrio que adorna la puerta del quirófano. "Tengo que irme..." dice una vez más. "Esto no tenía que pasar, perdón..."
Esto no tenía que pasar. Solo entonces mi mente logra retornar hace varios años atrás. Donde una noche llena de lluvia y una mujer que corría por las calles sin dónde ir, sube a mi auto. Le pregunto su nombre, me lo da y yo le doy el mío. Y todo sucede tan rápido. Y me enamoro de ella tan rápido. ¿Quién no podría hacerlo? Sin embargo, hace varios años atrás todo parecía tan sencillo. Después de saber de mí y a lo que me dedicaba, logró aceptarme... el problema es si yo debí aceptar quedarme con ella para que viviera en este mundo de mierda en el que viviré día tras día. ¿Ella merecía tu mierda, Federico? ¿Merecía vivir todo esto? Claro que no. No merecía conocerte, enamorarte o si quiera volverte a ver. Y vos lo sabías, gran hijo de puta. Lo sabías tan bien. Mira como están las cosas ahora gracias a vos...

"Nunca quise que esto pasara, nunca quise ser parte de esto" – susurra Gabriela dentro del quirófano. Pero sus palabras se escuchan entre gritos dentro de mí. Me quedo quieto observándola. Es preciosa. Es tan bonita... ¿por qué no la dejé ir cuando tuve la oportunidad? El sentimiento y la idea misma de dejarla con otro hombre me hacen endurecer los puños. Y aunque no lo quisiera Gabriela, siempre vas a ser mía. Siempre vas a estar acá, presente, tatuada, conmigo, a donde sea que vayas. Siempre vas a ser parte de este hombre que ya no sabe si sin vos, va a poder vivir tranquilo. Mis ojos se centran en los labios de Gabriela, que bajan a la altura de la mano de Gonzalo y se la besa con delicadeza. Susurra algo más, pero no logro descifrarlo esta vez. Es que durante estos segundos solo pude pensar en una cosa: debo terminar yo mismo con todo esto. Debo enfrentarme a Tentation yo solo y sin ayuda de nadie, mucho menos de Gabriela, que no tiene por qué pagar por mi pasado. Debo enfrentarme a mi maldita familia, volver a volverlos, volver a saber de ellos y humillarme ante sus rodillas para pedirles que dejen a Gabriela en paz.

Me aparto de la puerta del quirófano y mi espalda queda unida a la pared siguiente. Fría y dispuesta. Son varios los segundos en los que paso observando mis manos sin saber qué hacer, encontré la respuesta a todos mis problemas... debo enfrentarme a mi propia familia. Mis ojos se humedecen. Y trago saliva. Duro. Aguantándome las ganas de llorar. Mis puños se forman una vez más, indicándome el estado en el que me encuentro. Algún día tenía que llegar este puto momento.

La puerta del quirófano se abre y Gabriela sale de ahí, fregándose la nariz. Mira a ambos lados del pasillo, encontrándome a mí en el izquierdo. Nos miramos. Solos unos segundos nos ayudan a entender el estado del otro.

- Me despedí de él. – gira la cabeza hacia la puerta, donde observa a Gonzalo a través del cristal. – no sé cuándo lo voy a volver a ver.