Paso las manos por mi pelo. Húmedo y hecho una mierda. Y es ella justamente quién tiene que verme así. Trato de arreglarlo y peinarme de una manera que no parezca ridícula.
- Hola... no... bueno, en realidad sí, pero ahora no. – sonríe y baja la mirada. Puedo reconocer que se ruborizo.
- Perdón. Sé que es tarde. – me aclaro la garganta. Ella vuelve a sonreír. Una sonrisa preciosa, linda, limpia... tan inocente. Solo entonces puedo darme cuenta que extrañe esto por años. Ni siquiera en sueños su risa se escuchaba tan bonita como ahora. Es mejor real.
- ¿Queres pasar? – me pregunta ahora mirándome. Pero hay algo que le está incomodando. Lo reconozco perfectamente. Pero entonces... no sé qué decir.
Me quedo helado. ¿Es eso lo que quiero? ¿Quiero entrar? ¿Por qué estoy aca de nuevo?
- Sí... - susurro, inaudible. – bueno, si es lo que vos queres.
- Vos viniste hasta aca.
- Sí. Yo... vine porqué... no sé... este lugar me trae muchos recuerdos. – levanto los hombros y me quedo como un idiota sin saber qué decir. Ella me mira y al hacerlo siento como todo mi cuerpo se tensa y se llena de retorcijones. ¿Por qué me está mirando así? ¿O soy yo que lo estoy malinterpretando todo?
- Pasa. – abre un poco más la puerta y puedo divisar el interior de su departamento. Está intacto. Tal cual y como hace dos años ella y yo le dejamos. El ambiente me hace sentir nostálgico.
Pongo un pie adentro y Gabriela se hace un lado para dejarme pasar. Una vez adentro, cierra la puerta tras los dos.
- Se conservo.
- A mí también me sorprende. – dice alzando los hombros y de alguna manera puedo notarla nerviosa. Pero sé que no es por mí. Puedo percibirlo. Y entonces... otra vez puedo sentir que me está ocultando algo. – sentate. – me dice señalándome con la mirada el mismo sofá de hace dos años. Trago saliva. Maldición... lo recuerdo tan bien. Recuerdo tan bien cuando hicimos el amor aca. En este departamento. Y lo hicimos tantas veces.
Mi cuerpo se tensa.
- ¿Queres algo de tomar? – me ofrece cuando estoy sentando en el sofá que me trajo recuerdos de los dos.
- No. – niego con la cabeza. - ¿estás bien? – enarco una ceja. Me está transmitiendo esa inquietud que siento desde que llegue aca. Está preocupada y nerviosa.
- Sí. No es nada. – dice y sonríe.
Gabriela, Gabriela, Gabriela... aún sigue pensando que sus mentiras son buenas y que yo voy a creérmelas.
- Estoy bien, no me mires así. – me reprende y se sienta en el sofá de al frente.
¿Por qué no se sentó a mi lado?
Suelto un suspiro. Tengo que concentrarme. Vamos. ¿Por qué estás aca?... recuérdalo...
- Supe que Roxa estuvo hablando contigo. – digo yendo rápidamente al meollo de la situación. Gabriela abre los ojos, la agarre desprevenida.
- Sí. Muy buena conversación.
- ¿De qué hablaron?
- Ya pasó Federico. Ya lo tengo claro.
- ¿Qué? – frunzo el ceño. - ¿qué tenes claro?
Mi piel se eriza y por un momento siento que Roxana le dijo más cosas de las que yo pensaba.- Que debo alejarme de vos. – me mira. Nuestras miradas se encuentran y... y otra vez me siento desesperado. Trago saliva. – pero sin embargo sos vos quién está aca ahora. – ladea la cabeza y sonríe, victoriosa. - ¿qué le voy a decir a tu novia la próxima vez?
Y esa mirada hace que mi cuerpo entre en calor.
Maldición, Toscano...- Ella no tuvo por qué hacer eso. Se le paso la mano.
- Fue muy clara conmigo. Y yo también lo fui. Estaba celosa, es todo.
- ¿Celosa por qué?
- Cree que vos y yo...
Se queda callada y piensa sus palabras. ¿Qué vos y yo qué nena?
- Pero le hice entender que se equivocaba. – se acomoda en el sofá y baja la mirada, jugando con sus dedos.
¿Y se equivoca?
- Solo venía a disculparme... no va a pasar de nuevo.
- Quién debería disculparse es ella. Pero no te preocupes, no me afecto. – sé que miente, está evitando mis ojos y solo lo hace para que no reconozca lo que está sintiendo. Vaya. Cuanto la conozco.
- Supuse que no te afectaría.
Ella pone los ojos en blanco y mira a otra dirección.
- Tenes malos gustos.
- ¿En serio? – enarco una ceja. ¿Está hablando en serio? - Me dijieron siempre lo contrario. – la miro y muerdo mis labios suavemente al terminar la oración.
Y ella me corresponde la mirada. Y nos estamos mirando. Ninguno está desviando la mirada y es la cosa más especial que me paso en años. Extraño tanto sus ojos. Me... me ponen tanto... como ahora... y están pasando varios segundos, y no quito la mirada de ella ni ella de mí. Sí... sí... esto me encanta...- Iré por algo de tomar. – me advierte, interrumpiendo nuestras miradas. Sacude la cabeza al ponerse de pie.
Pero al hacerlo, logro agarrar su mano derecha y apretarla. Gabriela se vuelve hacia mí. Mirándome.
- ¿Te pongo nerviosa? – enarco una ceja. Sus manos están humedecidas y eso no hace más que darme ventaja de la situación. Está tensa. Tensa por mí.
- Soltame. – niega con la cabeza e intenta soltar su muñeca de mí, pero no se lo hago tan fácil. La agarro con más fuerza y la atraigo suavemente hacia mí. Y ella ríe al notar que su cuerpo se está moviendo por mí culpa. Y yo también sonrío. – basta... ¿qué haces? – me pregunta dulcemente.
Cuando puede voltea la mirada, se da cuenta que estoy puesto de pie y junto a ella.
- Me... duele... - susurra, indefensa, moviendo su muñeca entre mis dedos. Toca mis ojos con esa mirada tan deliciosa que sí... sí, me pone muchísimo. Suelto su muñeca. Pero no pienso dejarla ir a ella. Y no lo hago. Posiciono mi mano derecha en su espalda muy suavemente. Gabriela baja la mirada, observando como mi otra mano se posiciona también atrás de ella.
Y de pronto estoy perdido una vez más.
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TENTATION 3 | TOSCALIA
RomansaTentation hoy, mañana y siempre. Está es la 3era temporada del amor entre Gabriela Toscano y Federico D'Elia. Atrévete a saber si Gabriela y Federico terminarán juntos o si después de todo, tomarán caminos diferentes otra vez. *PARA LEER ESTA TEMP...