Samuel se durmió.
Adriana por otra parte, miraba la hora en su reloj de mano para que Federico apareciera. Rogaba en su interior para que todo haya salido bien esa cita que tanto le había costado preparar a ese hombre. Se le hacía muy atractivo que un tipo que nunca hizo nada por alguien, hiciera esto por su mejor amiga. Después de todo, ella siempre tuvo fe en que esos dos terminarían juntos. Y no se equivocaba...Alguien tocó la puerta de su departamento. Se puso de inmediato de pie, dejando su cama y a Samuel, y caminó hasta la puerta principal.
Al abrirla, no era Federico exactamente quién estaba detrás.
Fumaba un Derby más o menos consumido. Como siempre esa pinta de tipo malo y metido en problemas todo el tiempo. En él, definitivamente las apariencias no engañaban.
- ¿Me dejas pasar?
Adriana se quedó callada.
- Es tarde.
- ¿Y qué? ¿no dejas pasar a gente a tu casa después de las doce?
- Es que no tengo ganas de dejarte pasar.
Gonzalo enarcó una ceja.- Pensé que eras más callada.
Dejó salir el humo de su boca, hacia un lado.
- ¿Qué queres acá?
- ¿Por qué me tratas así, Adriana? – volvió a enarcar una ceja. Su semblante, malditamente sexy, se posicionó inocente. Esos ojos azules la miraron deseoso. Muy deseoso. Tenía que admitir esta mierda por la que estaba pasando. No sabía por qué, pero no había dejado de pensar en la chica de ojos verdes.
Adriana retrocedió unos pasos al escucharlo decir su nombre. La combinación de este en los labios de Gonzalo lo hacían sexy e incluso deseaba escucharlo una y otra vez.- Que te vayas
- ¿No te caí bien ese día?
- Detesto a los tipos que fuman.
Ah... ¿se trataba de eso?
Gonzalo sonrió, malicioso.
Inhaló un poco de humo y lo exhaló al costado de Adriana. Esta se apartó de inmediato, moviendo las manos con la intención de esparcirlo para otra parte.
- ¡Andate!
- Algún día compartirás uno conmigo.
- Sos un imbécil. – le gritó. Por fin podía dejar salir su verdadero carácter con Gonzalo al frente. Con él solo había sido inocente cuando lo vio por primera vez. Pero no ahora. No cuando fumaba en su cara y encima le hacía enojar de esa manera.
- ¿Queres que te diga algo? Vine acá porque estuve pensando en vos en los últimos días.
- Cállate ¿dale? Estás dici...
- La verdad. Te advierto que ni siquiera a mí me gusta.
- Entonces andate.
Sus manos empujaron a Gonzalo con fuerza hacia la salida y poco después cerraron la puerta tras él.
¡Maldición! ¿A qué había venido? Había tardado mucho en dejar de pensar en él desde que lo había visto. Además Gabriela le había hablado más de él, lo que significaba en su vida y por qué se había ido. Supo entonces que tal vez Gonzalo estaba enamorado de Gabriela y que... que esas malditas fantasías que ella había creado sola... no serían más que eso, fantasías que jamás se cumplirían... ¿o se equivocaba?+++
Buscó la moto en medio del aparcamiento. Estaba bastante enojado. ¿Qué mierda llego a hacer en la casa de la mojigata amiga de Gabriela? Encima con esa actitud tenía bastante claro que no le gustaba en lo absoluto. ¿Qué creía? ¿Qué podía conseguir sexo de una noche por ir a verla? Todo tenía que salir mal en estos últimos días.
Tiró el cigarro al suelo. Sus ojos no podía divisar su Harley Davidson. Su única amiga que de verdad estaba en las buenas y en las malas. La había puesto en venta en una tienda de automotores hace unos años, debido a que tenía que viajar a diferentes partes por Tentation. Pero la moto tenía fama de ser suya. De ser la preciosa e intocable moto de Patorin. Nadie la había comprado por ese motivo y por lo mismo, hoy podía conducirla de nuevo.Sin embargo esa noche no podía encontrarla. Estaba seguro que la había dejado en una esquina junto a una camioneta Toyota roja bastante antigua.
La calle estaba desolada. Y algo en él le hacía deducir que la desaparición de su moto se debía a eso, que algo no anda bien. Apretó los puños y caminó hasta la camioneta roja que seguía ubicada en el mismo lugar. A medida que iba avanzando, sus pasos se hacían más ruidosos y la paranoia le perseguía haciéndole imaginar cosas que empezaban a atemorizarle. Pero que mierda... era Gonzalo Pastorin, nada podía asustarlo.
Dándose fuerza a mismo, llegó a la camioneta. Lo siguiente que sus ojos pudieron ver fue como tres hombres aparecían tras ella, cada uno posicionado con una Glock apuntándole. Pero no tuvo tiempo a si quiera moverse o decir palabra alguna, uno saco de lona negra le cubrió el cuerpo entero hasta los pies. Intentó moverse. Intentó con todas sus fuerzas escuchar algo. Intentó, aunque su puto ego se lo negaba, pedir ayuda... pero era demasiado tarde. Lo siguiente que pudo sentir fue como unas llantas se movían rápido. El sonido de un motor. Dos personas hablando en murmullos. La música de un auto. Y la campanada de las doce de la noche.
ESTÁS LEYENDO
TENTATION 3 | TOSCALIA
RomanceTentation hoy, mañana y siempre. Está es la 3era temporada del amor entre Gabriela Toscano y Federico D'Elia. Atrévete a saber si Gabriela y Federico terminarán juntos o si después de todo, tomarán caminos diferentes otra vez. *PARA LEER ESTA TEMP...