Capitulo 7

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  La mirada de Roxana recorrió a Gabriela y viceversa. Por fin frente a frente después de dos largos años.

- ¿Tenes tiempo? – le preguntó la rubia. Traía una cazadora de cuero roja, unos jeans y unas botas.
Gabriela se quedó mirándola sin responderle. Aun podía sentir la irritación que había sentido al ver a Federico junto a ella ayer.

- Sí. – afirmo tranquila y sin intimidarse. A pesar de que la comparación entre ambas era bastante definidora. La ropa de Roxana podía costar lo que Gabriela ganaría en un mes ahí en Houston. Pero eso no cambiaba la gran diferencia que también había en el físico. Gabriela tenía mucha ventaja, por ese lado.

- Sentate, si queres. – ofreció Roxana, señalando con la mirada el asiento de al frente.

Gabriela miró a su alrededor, no había más que una pareja al otro extremo de la cafetería, comiéndose entre ellos, que por supuesto no la necesitarían. Así que lo hizo, tomo la butaca y se sentó sobre ella.

Roxana se inclinó y bajó la mirada, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. En la mañana, había decidido seguir a Federico hasta donde este había escapado. Encontrando así el paradero de Gabriela.

- Soy Roxana Miller. – estiró la mano y Gabriela la estrechó con la suya. – ayer te vi en el club.

- Sí. Estuve ahí. – respondió Gabriela, sin abstenerse de nada. Vamos. Se había enfrentado a tantas cosas, podía con esto.

- Supongo que debes saber quién soy ¿verdad? – enarcó una ceja, expectante.

Entonces... ¿había ido por Federico?

- Sí. Creo que sí. Y supongo que vos también debes saber quién soy yo... ¿verdad?

Ambas volvieron a mirarse. Los ojos marrones de Roxana cambiaron de matiz.

- Sí. Lamentablemente lo sé. – afirmó ella. – y estoy aca por eso.

- ¿Viniste en representación de Federico? Porque si es así, estás perdiendo el tiempo.

- ¿Te sorprendería?

- La verdad no. Pero no creo que a Federico le haga falta que su novia venga a hablar por él.

Roxana alzó los hombros, desviando la mirada.
Ligeramente ardida por las palabras de Gabriela. Pero sabía controlarse.

- A este juego podemos jugar las dos Gabriela. También conozco muy bien a Federico. Tal vez tanto como vos. Y sí, estoy aca por él, pero también por mí. - se detuvo y observó a Gabriela. Una ola de celos invadió su interior al mirar y admitir lo preciosa que era. Pero eso no la derribaría. No ahora, que logro llegar hasta ella y por fin poder enfrentarle. – voy a ser muy clara contigo, porque tampoco me gusta perder el tiempo. Quiero que te alejes de él.

La frase hizo que la piel de Gabriela se erizara. Su corazón palpitó con fuerza, estaba llena de adrenalina y la vez con muchas ganas de discutir. Pero algo le debilitó, evitándole responder.

- No podes venir y jugar con él de esa manera de nuevo. – le dijo, dejándola sin aliento. – no tenes una idea de cuánto sufrió cuando lo dejaste. Pero yo sí. Y no quiero volver a verlo así por una niñata indecisa como vos.

Gabriela tragó saliva. Vamos... respóndele Toscano... dile algo, maldita sea.

- Y te lo vuelvo a decir. Quiero que te alejes. Que vuelvas a donde sea que te fuiste cuando le dejaste. Pero no quiero que le vuelvas a hacer lo mismo ¿dale? Federico y yo estamos mejor que nunca. No vas a arruinar todo esto con una simple aparición que seguramente para vos no significa nada ¿o sí? ¿me vas a decir que sigues enamorada de él después de dos años? Por favor Gabriela. Vete. O al menos no hagas que Federico vuelva a sufrir de nuevo tanto como lo hizo.

- Yo también sufrí... - susurró ella. Sin saber otra cosa inteligente que responderle.

- Si vos lo sufriste, puedo asegurarte que él sufrió el doble...

La garganta de Gabriela se hizo un nudo grande. Grande y duro. Lleno de malditos recuerdos que ella también tuvo que superar.

- Mierda. – se quejó Roxana, levantando un poco la voz. Desvió la mirada y trató de tranquilizarse, pero su exasperación no le permitió. – lo dejaste hecho mierda Gabriela. Se quedó sin amigos. Sin motivación. Sin nada. – trató de encontrar la mirada de Gabriela, pero ésta estaba perdida... perdida en todo el dolor que le proporcionaban esas palabras. Maldición. ¿Qué más tendría que soportar? – no había día en el que no pensara en vos, en el que no soñara contigo y se despertara desesperado en las noches recordando que te perdía. O las veces en las que lo llamé y lo encontré completamente ebrio. ¿Queres eso de nuevo? ¿Queres permitir eso y volverte a ir?

Gabriela apretó los ojos. Y las lágrimas no pudieron contenerse ni un segundo más. Estaba explotando. Explotando de tanta desesperación. No podía con esto. No podía seguir soportando la idea del dolor que ella misma le había proporcionado a Federico cuando le había dejado. ¿Y quién pensaba en ella? ¿En lo arrepentida que estaba?

Se limpió las lágrimas y no dejó que Roxana la viera llorando ni un segundo más. Se puso de pie, haciendo sonar la butaca.

- No estoy aca en New York para dejarlo de nuevo. Ni tampoco pretendo arruinar su relación. Te estás equivocando conmigo.

- Capaz. Pero no quiero verle sufrir de nuevo.

- No lo harás. Porque él y yo no volveremos a estar juntos nunca, si es que lo que te preocupa. Y por favor... - Gabriela soltó un suspiro. Dale Toscano. Podes con esto. – si él tiene algo que decirme, que venga y me lo diga.

- Vine por mí misma.

- Entonces espero que lo tengas claro, no va a pasar nada entre nosotros.

Se dio vuelta y caminó de nuevo hasta la cocina. Encontrándola sola, se dejó llevar por las lágrimas y volvió a llorar. Como ayer. Solo podía darse cuenta de una sola cosa. La única persona que no encajaba en todo esto era ella. Ella y su aparición. Ella y Sam. Ella y todo lo que había ocasionado. Por Dios... Federico tenía la vida hecha en New York, un buen trabajo y una buena novia... ¿ella iba a llegar de pronto y arruinar todo esto? Tal vez Gonzalo tenía razón. Tal vez solo debía irse y no permitir que Federico se enterase sobre Sam jamás. No tenía por qué hacerlo. Todo esto era una locura. Había cometido una locura. Una más para la gran lista. Pero esta vez, no dejaría que su locura acabara con todo.  

TENTATION 3 | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora