Capitulo 10

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  La respiración de Gabriela está acelerada y puedo sentir su aliento contra el mío. Estamos tan cerca... maldición... tan cerca.

- Quiero esto. – aplasto mis labios sobre los suyos y los muevo delicadamente a un ritmo agobiante. Sé que quiero besarla con fuerza pero me abstengo. La punta de mi lengua puede tocar un poco de sus labios y el tacto me enloquece y hace que me excite aún más. Mi pene se agita dentro de mis pantalones. Esto... esto nunca va a dejar de volverme loco.
Nos besamos y aprieto un poco su espalda, haciendo que sus senos se aplasten contra mi torso. Y es la sensación más excitante que pude sentir durante años. Es nuestra sensación. La que ella siempre me hizo sentir.

Poco a poco voy abriendo un poco más los labios... y ella me deja introducir la lengua dentro de su húmeda boca. La toco más. Mis manos bajan hasta la curva que une la espalda y su delicioso culo. La escucho gemir. Un sonido angelical y dulce que cubre mis expectativas. Y aunque suena arrogante y egoísta, estoy tocando lo que es mío. Lo que me pertenece. Lo que hice mío hace dos años y hasta este momento no puedo dejar ir.

"No..." la escucho susurrar ahora. Pero no puedo detenerme. Y ella no se hace más que solo hablarme. Pero sabe que no la escucho. Que estoy perdida en ella. En su olor. En su magnífica piel.

Y me olvide de todo. Solo somos ella y yo.
Mi corazón se acelera y la excitación hace que mis ojos se cubran de lujuria. Mi erección crece y se aprieta entre mis pantalones. Y quiero cogerla. Quiero hacérselo. Lo necesito tanto y lo necesito ahora.
Mis manos se esconden bajo el Jersey de Gabriela y toco su suave piel. Mis dedos hacen lo suyo y suben hasta el broche de su sujetador. Pero no lo suelto... simplemente toco la piel que está debajo de él. Gabriela gime y sube sus manos hasta mi húmedo cabello por la lluvia y lo tocan, enredando sus manos en él.

- Te estoy mojando. – le digo, al soltar sus labios para poder mirarle. Cuando puedo verla, está húmeda en algunas partes gracias a mí. Y a la vez se sonroja por lo que acabo de decirle. – con la lluvia, quise decir.

Y sin permitirle decir palabra vuelvo a inclinarme para besarla.

Sí nena... sé perfectamente que también te estoy haciendo mojar de otras maneras. Sonrío ante ese pensamiento mientras nuestros labios se juntan una vez más y esta vez más salvaje e intenso.

Sus manos arriba en mi cabello me hacen sentir en casa. Y algo en mi interior se enciende convirtiéndose en un impulso. Bajo mis manos desde su cintura hasta sus muslos, tocándoselos sin restricciones y cargo ambas piernas. Gabriela vuelve a gemir, sosteniéndose de mi cuello. Nos separamos solo unos segundos, permitiéndonos respirar, pero volvemos a besarnos. Ahora estoy cargándola y muevo su cuerpo hasta una de las paredes más cercanas, estampándola suavemente en ella y pegando mi cuerpo al suyo también. Gabriela enreda sus piernas en mis caderas y se suelta por un momento, para darme oportunidad de quitarme el bivirí húmedo que aun traigo.

Mientras lo hago, puedo observar su rostro también excitado. Me desea. Sé que me desea dentro de ella tanto como yo deseo estar dentro de su estrecho cuerpo. Me mojo los labios y dejo caer el bivirí en alguna parte del suelo. Ahora hago lo mismo con ella, quitándole ese jersey de una vez por todas y dejándola en ese exquisito encaje que le queda de puta madre. Me doy cuenta de que sus senos están más grandes y mi cuerpo se enciende. Todo. Absolutamente. Mi pene se agita una vez más entre mis pantalones y mis músculos se tensan. Quiero cogerla. Cogerla duro. No me importa qué, cuando, donde o como. Quiero hacerlo ahora y ya no tengo noción de si lo que estoy haciendo está bien.
Tiro el jersey al suelo y me hundo en sus senos. Mi lengua se expande y chupo uno de ellos suavemente. Puedo sentir las manos de Gabriela apretarme el cabello y jalarlo por las sensaciones. Subo la mirada y lo hago de nuevo, esta vez observando la expresión de Gabriela al lamer sus senos. Ella se retuerce, mordiéndose el labio inferior con una fuerza brutal y a la misma vez jalándome el cabello. La sensación me hace llenar de lujuria y vuelvo a hacerlo. Esta vez más intenso. Saco uno de sus senos con las manos y lamo de nuevo. Suave y convirtiéndose en una tortura para ella. Sus pezones están erectos y hago contacto con ellos con la lengua. Y sabe tan malditamente bien. Lo hago de nuevo y ella gime con fuerza.

TENTATION 3 | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora