Capítulo Veintiséis

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Cuando llegué a su casa Selena salió a recibirme secamente, mi princesa recibiéndome de una manera toda cortante, no entendía que le pasaba. Ni siquiera sabía cómo preguntar su extraño comportamiento conmigo.

Justin, que bueno que viniste, yo creo que tú y yo tenemos que hablar-. Sentí como náuseas en mi cabeza y un nerviosismo que me corrió del estómago a la cabeza, como si se me estuviese bajando la tención, no entendía porque mi hermosa novia me salía con esas palabras que le aceleran a uno el ritmo cardiaco.

Bueno, está bien mi amor dime ¿Qué pasa?-. Dije sonando tranquilo, cuando en realidad hasta empezaba a sudar frío.

Yo sé que tú me vas a odiar por esto-. Empezó a llorar, mi novia está llorando frente a mí, creo que me va a dar algo, no quiero seguir viéndola así. –Yo quiero decirte algo antes de que otro lo haga por mí-.

Selena por favor, me pusiste nervioso ¿Qué ocurre?-. Alcé mi mano para limpiar las lágrimas que bajaban por su mejilla derecha, pero ella ladeó su rostro para que mi mano no hiciera contacto con su piel. –Mi amor ¿Qué tienes?-. Creo que ahora sí algo malo va a pasar.

Justin, durante todo este tiempo que estuviste ausente, ya que no me escribías, no me llamabas ni nada, pensé que te habías olvidado de mí-. Más lágrimas caen de sus ojos empapando sus mejillas para luego rezongar su nariz y limpiarse rústicamente con sus manos.

No te preocupes por eso mi amor, aquí estoy. Sé que no me contacté contigo por ningún medio, pero es que no fue fácil lidiar con ese yeso, discúlpame por eso-. Pensé que era yo quien por andar quejándome por un maldito yeso en mi pierna, había olvidado a mi novia por completo.

No eres tú Justin, soy yo quien fallé-. Mis ojos se abrieron como platos, y sentí que mis manos temblaban de los nervios. –Justin, me hice novia de otro chico y también perdí mi virginidad con él-. Ese fue un momento realmente inexplicable, es como si me hubiesen disparado, o me hubiesen clavado un puñal en el corazón, como si en vez de un balde de agua fría a media noche fuera un balde de ladrillos, hasta sentí una punzada en el pecho. Tome aire mientras mis sentimientos jugaron conmigo dejando al descubierto una lágrima caer de mi ojo derecho. Ella seguía llorando mientras que yo desvié mi vista a otro lado para poder volver en sí, ya que me había quedado en shock por lo que acababa de escuchar, es como si mi corazón hubiese dejado de latir, para luego caer al suelo en mil pedazos esparcidos por todas partes.

Tengo presente que al principio, jugué con sus sentimientos, no le daba importancia y hasta la negaba frente a muchas personas, pero jamás pensé que este fuese a ser mi castigo por haberme comportado así con ella, creí que ella me iba a terminar, pero no. Quizás estuvo bien en decirme y no enterarme por otro medio pero creo que ahora si me hirió de verdad. Aunque es mejor sufrir por la verdad, y no por una vil mentira.

Pasé la llaves para encender la moto, ella solo retrocedió 3 pasos atrás tapando su boca con su mano mientras seguía llorando, yo sentía que iba hasta convulsionar del odio que de repente me entró por dentro, mis ojos se enrojecieron de furia, de decepción, de dolor, de tristeza.

Encendí mi moto haciendo que resonara fuerte para luego arrancar a todo dar, no me importaba si se me atravesaba algún animal, algún vehículo o alguna persona, pasé el semáforo estando en rojo, por suerte no venía nadie cruzando, pero en este momento todo realmente me daba igual.

Mis sentimientos habían sido cruelmente heridos por la mujer que quería, por esa simple muchacha que logró enamorarme después de yo creer que no valía la pena, esa persona que logró embobarme con su forma de ser, su sonrisa, sus ojos y sus abrazos tan perfectos que amaba cada vez que la miraba. Mis lágrimas no dejaban de caer, mientras que aceleraba más y más.

Llegué a la plaza José Antonio Páez que quedaba a mitad de camino, paré y caminé hasta uno de los bancos para dejar que mis lágrimas siguieran fluyendo, me levanté agarré unas piedras del suelo y las tiré contra la pared, me acerqué a un árbol y golpee el tallo con fuerza haciendo que mi mano quedara enrojecida y adolorida, para luego recostarme a él y bajar hasta quedar sentado en el suelo y pasar mis manos rústicamente por mi cabello y bajarla por mi rostro mientras las lágrimas caen sin cesar.

Primero Jake me hace recordar aquellos malos momentos que viví durante mi adolescencia, las veces que él abusó de mí, y ahora Selena, esa chica frágil que conocí me apuñala dejándome totalmente herido "Literalmente".

Me levanté para sentarme nuevamente en el banco poner mis codos sobre mis rodillas y mis manos sobre mi frente, hasta calmarme, por suerte ese lugar estaba solo y las luces apagadas, pues es una plaza un tanto deshabitada.

Nunca le había comentado a nadie lo que pasó en aquellos viejos tiempos durante mi adolescencia, porque soy una persona que todos admiran por mi forma de ser, porque sé escuchar y sé dar buenos consejos, nunca nadie se preocupa por mí, siempre soy yo el bueno, el inocente que trata de hacer las cosas bien para no sentirme solo, para que los malos recuerdos no jueguen con mi mente, y yo pueda distraerme en otras cosas, pero siempre soy el débil de quien todos se burlan, a quien todos humillan, y yo solo guardo silencio, me alejo y no hago nada, porque no tengo fuerzas para ser una mala persona, no sirvo para ser rudo ni mucho menos para darle valor a mi dignidad, siempre termino perdiendo.

Tengo que alejarme de ellos y buscar nuevas personas,solo de esa forma puedo escapar de las personas que intentan burlarse de mí, y que intentan hacerme más daño de lo que ya me han hecho. Pero yo sé que algún día llegará ese momento donde pueda cobrar fuerzas y no permita que nadie se meta conmigo ni mucho menos dejar que los interesados se crucen en mi camino sólo porque andan detrás de algo. No maldigo nada porque eso es malo, pero odio tanto ese día en que Jake abusó de mi como también ahora odio este día por saber que Selena me fue infiel, que esa mujer a quien yo ahora quería demasiado me engañó con otro sujeto, sin importarle mis sentimientos. Es uno de los peores castigos para un hombre, que la mujer a quien ama le sea infiel con otro tipo que sólo quiere jugar con ella. Siempre a nosotros los que tenemos verdaderos sentimientos nos juegan sucio, por eso hoy en día los hombres con verdaderos sentimientos ya no existen porque nos volvemos crueles y malos por culpa de las mujeres.

DEMASIADO TARDE |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora