Capítulo II: Silencio

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Sam

Quería mantener distancias con Danny. Pero al mismo tiempo no quería dejar de ser su amiga.

No era como si me hubiese sentido obligada a aceptar su invitación; Aún seguía deseando su compañía, como siempre ha sido desde el segundo grado, cuando nos conocimos. Pero la cosa era un poco más complicada ahora. Ya no éramos los mismos, ni Tucker, ni Danny.... Ni yo.

Por supuesto, yo aún seguía viendo a Tuck como uno de mis mejores amigos... Alguien a quien veo casi como a un hermano. Y sé que jamás iba a ser de otra manera.

Pero Daniel Fenton.... Él era mucho más. Teníamos catorce cuando comenzamos a mirarnos el uno al otro con otros ojos, cuando empezamos a conocer sentimientos mucho más intensos que la amistad. Yo... yo lo amaba. Y creo que en un punto él también me amó a mí. Me sentía ridículamente feliz cuando imaginaba mi futuro junto a él, cuando pensaba en cosas tan ridículas como a qué universidad iríamos juntos, o cuando nos casaríamos, o en dónde viviríamos, y si alguna vez tendríamos hijos. Logré conocerlo como nadie más lo ha hecho, y él a mí... A su lado, jamás me sentí tan segura... Tan feliz.

Fue una verdadera lástima cuando esa burbuja reventó. Pero al mismo tiempo, me sentí agradecida cuando todo se derrumbó. Me hizo entender que la gente que amas también puede herirte. Y al mismo tiempo...

Entendí que todo tiene que terminar en algún momento.

Ahora no me importaba tener que fingir que jamás fuimos novios en frente de todos. Nadie hablaba de eso, pues parecían entender nuestro pequeño "acuerdo no hablado", y tal vez pensaban que si lo mencionaban, era el equivalente a lanzar una bomba entre Danny y yo.

Si eso era lo que todos pensaban...No estaban equivocados.

La cosa era que yo era perfectamente capaz de fingir en frente de las personas. Pero era incapaz de hacer frente a Danny a solas. Hace poco tuve la prueba de aquello.

"¿Tú y yo?... No sé si somos de fiar." Las palabras aún seguían rondando en mi cabeza. ¿En qué estaba pensando cuando dije eso? Nunca tuve la intención de pronunciar aquellas palabras. Era como si Danny tuviese una nueva especie de poder que hace que la gente sea honesta, y con "gente", me refiero sólo y únicamente a mí. No sé qué pasaría si él y yo estuviésemos a solas el mismo tiempo que dura una película entera, lo más probable es que yo no sólo me limitaría a ser honesta, tal vez terminaría haciendo cosas que dejarían bastante en claro que ese mitad fantasma me seguía trayendo loca. Apenas lo veía sentado junto a mí en clases, y mis ojos iban directamente a sus labios, e inmediatamente recordaba todas las veces que los probé, y las demás veces que me gustaría hacerlo otra vez.

Sentía un enorme alivio al saber que Jazz y Tucker iban a estar con nosotros esta noche. Así no habría comentarios incómodos ni posibles acercamientos peligrosos.

Me fui sola a casa. Tucker estaría en estos momentos en el ayuntamiento y, bueno, por obvias razones Danny ya había dejado de ser una opción para acompañarme hasta mi hogar. Ni hablar de Valerie; ella y yo nos habíamos vuelto algo así como amigas, pero no me gustaba pasar mucho tiempo cerca de ella desde que Danny y yo rompimos, justo el lapso de tiempo en el que comencé a detectar en ella un cierto toque de entre alivio y alegría. Aquello no me gustó para nada, ni en ese entonces, ni ahora.

Mis padres me habían obsequiado un ridículamente costoso automóvil para mis dulces dieciséis, pero no ha salido mucho de la cochera por ser un peligro ambiental que devora petróleo. Recuerdo que el mismo día de mi cumpleaños dieciséis Tucker me dijo que estaba demente por rechazar un auto tan espectacular como ese, y un par de cosas más, mientras que Danny sólo me dijo:

Danny Phantom: Cursed from the AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora