Capítulo IX: Punto de Quiebre

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Sam

Aun podía sentir los gritos de todas las personas que estaban en la casa de Danny. No nos movimos, nos quedamos allí hasta que el ruido de todo a nuestro alrededor haciendo corto circuito cesara. Finalmente, así fue.

-¿Estás bien?- A través de la oscuridad pude ver cómo él asentía. Y me hubiera tranquilizado, de no ser por el líquido caliente que corría por mis dedos mientras éstos permanecían aferrados a su brazo. Solté un grito a lo bajo ante la alarma. Danny alejó mi mano y me sostuvo por los brazos.

-No es nada, Sam. Estoy bien.

Las luces volvieron a encenderse como si nada hubiese ocurrido. Llevé mis manos a mi boca para no volver a gritar.

Durante la explosión de los artefactos, Danny me cubrió con su cuerpo, y pude ver el motivo; en el área de sus bíceps, una enorme cortada atravesaba su brazo de manera horizontal, numerosas gotas de sangre caían a través de su brazo y se prolongaban hasta sus muñecas. Él observó mi expresión horrorizada, pero parecía más preocupado por tranquilizarme que por la herida. Si no me hubiera protegido, ahora yo estaría así, tal vez peor.

-Necesitas que te curen eso ¡Pero ya!- Dije acelerada. Él miró hacia su brazo y parecía que no hubiese visto nada fuera de lugar. No se había inmutado en lo absoluto. Estaba... ¿Riéndose?

-Empiezo a creer que me pongo más torpe a medida que pasan los años... ¿Por qué no me hice intangible?- Parecía estar hablando consigo mismo. Me acerqué y, dejando de lado mi dolor al ver a Danny herido, examiné la llaga.

-Necesitarás algunos puntos. Vamos, busquemos a Jazz.- Lo arrastré de su brazo bueno hacia las escaleras, pero él forcejeó y me atrajo hacia él. Su mirada azul estaba sobre la mía.

-Aún no hemos terminado de hablar.- Asentí.

-Lo sé. Así que te diré lo último que necesitas saber.- Suspiré frustrada ante lo que estaba a punto de decir.- En cuanto salgamos de aquí, debes pretender que nada ha ocurrido. Tú y yo sólo bajamos hasta aquí para seguir discutiendo, y las cosas no mejoraron. ¿Bien?- Con su ceño fruncido, él me observó con una gran interrogante en su rostro.

-¿Por qué?

-Hace unos momentos dijiste que confiabas en mí. ¿Podrías... hacerme caso esta vez sin hacer preguntas?- Respiró pesadamente, tratando de contenerse. Me miró decidido.

-No estoy seguro acerca de todas las cosas que me dijiste la última vez que hablamos, Sam. Por la manera en que me besaste, se me hace muy difícil creer que en verdad me odies... Aunque puedo estar equivocado, no lo sé. Estoy al tanto de que hay algo más que estás escondiendo, eso jamás me lo cuestiono, y por alguna razón que no entiendo, me lo ocultas como si fuese incapaz de comprenderlo. Confío en ti, Ángel, más de lo que debería, aparentemente. La verdadera pregunta aquí es: ¿Acaso tú confías en mí?

No, Danny, esta vez no puedo confiar en ti. Porque temo que mi confianza en ti se transforme en la pala que comience a cavar tú tumba. Y junto con tu muerte, la mía te acompañará.

Hace poco estuve a punto de decírselo, y es un error que no quiero volver a repetir. Por mucho que quiera ser honesta con él, tendré que seguir en silencio.

Tardé bastante en responder, y eso sólo hizo que Danny dejara de necesitar una respuesta, porque ya la tenía.

De pronto, un destello de comprensión brilló en sus ojos.

-¿Este voto de silencio que me pides... tiene algo que ver con Lucian?- Preguntó él, y pude ver todo el dolor impreso en sus ojos. No dije nada, helada a causa de todo lo que implicaba su pregunta.- ¿Acaso... e-estás... saliendo con él?

Danny Phantom: Cursed from the AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora