Danny Phantom: Cursed from the Ashes

Capítulo VI: Luz y Sombra

Danny

La broma más cruel que jamás haya experimentado.

Sam. Mi mejor amiga. Mi ex novia. La chica que amo. No. No... ¡No!

Decenas de pensamientos acerca de ella pasaron por mi cabeza en cuestión de segundos, pero ninguno la asocia a ella a... este... este chiste retorcido y macabro.

Por supuesto que ella jamás estaría involucrada en algo así. Sería el imbécil más grande de este planeta si pensara en ella como una... Silencié a mi voz interna para que no empezara a inventar teorías estúpidas en las que Sam se las arregla para esconder cadáveres en su closet.

La idea me provoca nauseas. Ni siquiera deseo pensar en cómo me sentiría al decirlo en voz alta.

¡Por el amor de Dios! ¡Crecí junto a ella! ¡Y la conozco mejor que nadie!

Pero debía admitir que mis ojos no me engañaban. En verdad ese collar pertenecía a Sam.

¿Cómo no podría reconocer algo que he hecho con mis propios poderes?

La fina cadena estaba hecha con un material oscuro y brillante que había descubierto mi madre en la zona fantasma luego de un par de investigaciones era similar a la plata e igual de resistente. El dije, del mismo material, estaba esculpido con la forma de una gota y adornado con diminutos diseños de enredaderas y rosas en las esquinas, que sólo se podían observar desde cerca, y como último detalle, una piedra- de la misma forma que el dije, pero más pequeña- de ectoranium brillante adornaba justo en el medio. Todo hecho con un poco de mi imaginación, paciencia, un buen manejo de mis rayos fantasmales, pero por sobre todo, mucho, mucho amor.

Recuerdo lo feliz que ella había estado cuando se lo entregué para su cumpleaños número dieciséis, y además recuerdo la inolvidable manera que tuvo de agradecérmelo, lo que involucró un tiempo a solas en la biblioteca de su casa. También recuerdo que no se lo había vuelto a quitar desde entonces, excepto... que sí lo había hecho desde que terminamos. Nunca le pregunté por él, ya que pensé que el motivo por el cual ya no colgaba de su cuello era algo obvio.

Su collar... Una pequeña demostración de todo el amor que le tengo...

Ahora no es más que una sangrienta evidencia.

No pude evitar sentirme dolido.

Le entregué una rápida mirada a Tuck, quién aún seguía sentado junto a mí, y noté un destello de reconocimiento en sus ojos. Pronto su mirada se llenó de horror.

Sí... También sabía quién era la dueña del collar.

Me observó a los ojos y, al ver mi expresión, supo qué le quise decir:

"Dices una palabra, y se me olvidará por unos momentos que tú y yo somos mejores amigos."

Bertley parecía mirarnos despreocupadamente, como si en vez de una evidencia asociada a un asesinato, nos estuviese mostrando las fotos de sus vacaciones del verano pasado. Pero uno de los Hombres de Blanco entrecerró los ojos y observó a Tucker.

-¿Es familiar para ustedes?- Preguntó el Jefe de Policía Bertley de pronto. Él no había notado nada extraño.

-Bueno...- Comenzó Tuck, y es todo lo que pudo decir, ya que yo lo interrumpí de inmediato.

-Nunca hemos visto eso antes.- Respondí cortante, y la tranquilidad con la que pronuncio las palabras me sorprende, puesto que por dentro estaba hecho un manojo de confusión, nervios y debo admitirlo, algo de miedo.