Capítulo 15 : Vincent

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Canción: Calexico - Follow the River


El fuerte dolor de cabeza me obligó a abrir los ojos

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El fuerte dolor de cabeza me obligó a abrir los ojos. Al comienzo la imagen era borrosa, poco a poco pude ver cabello negro y oler un perfume suave. Un cuerpecito caliente se había enredado conmigo y entonces fui consciente de que estaba soñando, era uno de esos sueños lúcidos, o como se llamaran, donde todo parece real, pero sabes que no es cierto.

Rubí estaba dormida en mis brazos, eso era algo que no podía ser real.

Miré al rededor para percatarme de que ese lugar no me era conocido. Los recuerdos de Rubí gritando de placer se me amontonaron en la cabeza. Había caminado a casa de Rubí en lugar de llamar a mi chofer para regresar a mi habitación.

Ella me había aceptado.

Ignoré la molesta jaqueca y cobijé los brazos de la gatita que tenía sobre mí. Me esforcé por no tocarla, de lo contrario despertaría. Era aún muy temprano, quería aprovechar que la tenía como la quería: desnuda y vulnerable entre mis brazos. Me acerqué para darle un beso en la frente.

Por supuesto, no pude conciliar el sueño de inmediato. La única luz que había en la habitación era la de la luna y las farolas callejeras, así y todo podía ver la forma de su nariz y su mentón. Su cabello parecía espuma esparciéndose por su rostro, intenté retirarlo con suavidad para que no se despertara. Me parecía increíble que una mujer tan sensible e inteligente como ella aceptara a alguien como yo.

¿Acaso me veía como su salvador? Quería serlo, quería llevarla conmigo para protegerla y procurar su felicidad. La quería para mí.

¿Cuáles serían las consecuencias si decidía hacerlo? Porque, después de todo, era consciente de que podía afectarle a ella. Yo ya no tenía nada que perder, pero ella... Rubí tenía familia, tenía una vida escolar que yo no podía arrebatarle por egoísmo.

Pete ya la había herido antes solo por celos. Cuando se percatara de que sus celos tenían bases reales era seguro que volvería a herirla. ¿Cómo podría protegerla de alguien como él?

Podría decirle que la llevaría conmigo y mi abogado le daría asesoría legal para demandar a Pete si era necesario. Sí, esa había sido una buena idea.

Me dormí más por el punzante dolor en mi cabeza que por tener verdadero sueño. Lo que me despertó fueron los dedos inquietos de Rubí paseándose por mis mejillas. No quise despertar, me resistí y volví a acomodarme bajo las sábanas. Pero a ella no le interesó que necesitara dormir, continuó picándome las mejillas.

—Tu teléfono ha sonado como cinco veces desde hace dos horas.

Aquello me despabiló.

—¿Hablas en serio?

—Ajá, no ha sido el mismo tono.

Como si esperara a ser anunciado el teléfono comenzó a sonar, esta vez reconocí el tono del número de mi padre.

Rubí (Cherry Ladies 1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora