Capítulo 36 : Rubí

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Canción: Melody Gardot - Some Lessons

Antes de que finalizara la semana ya había encontrado una escuela donde pude revalidar mis estudios. Esa escuela me gustó, tenía prestigio, se adaptaba a mis horarios, había facilidad para realizar las prácticas sociales, podía sacar una beca por promedio y estaba cerca de mi casa; aunque estaba más cerca de la casa que supuestamente era de Vincent.

Nunca me hicieron preguntas sobre el por qué me mudaba, como decidí que no lo dejaría al azar fui yo quien mencionó lo de mi expulsión. Pero, aunque la señorita que me atendió hizo caras de disgusto, aún así no había motivos para negarme la inscripción.

Lo único malo era que llegaba una semana tarde. Ellos ya habían comenzado el semestre. Así que el lunes que seguía ya me era necesario comenzar las clases.

Regresé esa misma tarde a casa con mi madre. Mi hermana estaba bien atendida, su novio nunca la dejaba sola. Y Chelsea ya había sido dada de alta para que pudiera ejercitarse.

—Mi problema no fue tan feo como creían, puedo caminar bien —explicaba Chelsea a mi madre cuando entré a la casa.

—Hola, mi vida —me saludó mi mamá.

—¿Cómo te fue en la escuela? —me saludó Chelsea.

—Súper —contesté yo—. Resultó ser más fácil de lo que pensé.

—Qué bueno que te cambiaste, mi vida —dijo mi mamá, miró de reojo a Chelsea.

—Bueno, no sé. Supongo —miré a Chelsea—. ¿Le dijiste a tu señor Connolly, que me corrieron de su escuela?

—Iba a hacerlo. No me atreví —contestó encogiéndose de hombros.

—No importa, de todas formas.

—¿No te dijeron nada por lo de tu trabajo? —me preguntó mi mamá.

—Pues revisaron el reglamento, le preguntaron al director y él revisó también. Así que, ya estoy matriculada.

—Además, dicen que es mejor esa escuela que aquella otra.

—Me gustaba mi otra escuela —me encogí de hombros—. Ahora no voy a poder ver a Sandra tan a menudo. Ya comienzo el lunes, de hecho empezaron el lunes pasado.

—¡Ay, tan rápido! —exclamó Chelsea, yo asentí—. ¿Entonces no me vas a ayudar con mis ejercicios?

—Habrá que ponernos de acuerdo. O puedes decirle a tu novio Connolly.

—¡Ay, ya! Además tú tuviste la culpa. Fuiste tú quien le dijo y ahora no me lo puedo quitar de encima.

—¿Acaso puedes negarle algo? Ese hombre es imposible.

Mi madre se notaba un poco incómoda así que ambas dejamos de hablar. Decidí preguntar por algo que no tuviera que ver con Connollies.

—¿Oye, y tu café?

—Ya le di a Alejandra las llaves y algunas tareas para que ella pueda llevarlo medio día. Tuvimos que colocar varios letreros diciendo que, por causa de fuerza mayor, no podremos abrir todos los días y solo de manera parcial.

—Haz hecho lo correcto. ¿Qué hay con tus proveedores y los pedidos a domicilio? ¿Necesitas más ayuda con eso?

—No, por el momento cancelamos casi todos los pedidos. Pero no está tan mal la situación. Además, me han ofrecido ayuda. Quien-tú-sabes está cuidando a Azúcar y me está buscando a alguien confiable para que pueda llevar el café.

Rubí (Cherry Ladies 1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora