Capítulo 41 : Vincent

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Canción: Roy Orbison - You Got It

Colocamos el mantel a la mesa entre los dos. Era de tela blanca bordada, con volantes y encaje chantillí. Yo no lo había escogido, mi diseñadora de interiores fue quien decidió todo en mi lugar, y ese resultó ser uno de mis favoritos. Tanto me gustó que decidí que todas las habitaciones de mis hoteles tuvieran manteles similares.

Por los gestos de mi Rubí supe que a ella también le había gustado.

—Vaya, tienes buenos gustos. Supongo que todos los diseños de esta casa son como los de tus hoteles.

Sonreí con un ligero rubor. Me sentí halagado.

—En realidad mi diseñadora fue quien decoró esta casa. Ella fue quien dijo cómo y donde debía estar cada cosa.

—¿Ella?

De nuevo comenzó a sentir esa baja confianza. Sabía que me iba a costar mucho trabajo cambiarlo, así que decidí burlarme en lugar de regañarla por ser celosa.

—Sí —comenté sonriente, sin mirarla, como si quisiera dar poca importancia—. Un día te la presentaré. Es joven, como de tu edad. Y muy bella.

—¿Ah, sí? —su tono de enojo me gustó, decidí picarla más.

—¡Claro que sí! Es muy agradable. Te la presentaría con mucho gusto.

—¡Ash! —gruñó.

No supe qué significaba eso, si estaba enojada porque mi diseñadora era bonita y yo lo admitía o porque había descubierto que me estaba mofando.

—Incluso, cuando gustes, puedes pedirle consejo sobre cómo vestir en reuniones a las que debas acompañarme.

Rubí me miró seria.

—Yo le daría clases.

Sus palabras me borraron la sonrisa. Por supuesto, ella era profesional en eso. Me rasqué la nuca y lo admití.

—Tienes razón. Discúlpame.

Negó con la cabeza, pero no se negó a disculparme, sino que restó importancia al asunto. Se mordió los labios y se acercó a mí.

—Estoy un poco nerviosa, Vinnie.

—¿Por qué nerviosa, mi vida?

—No sé... ¿Y si tu hija me odia desde el primer momento en que me vea?

—¡Cómo crees eso! Mi niña es muy linda, te va a gustar. Tiene cuatro años, pero tiene los modales de toda una señorita. Además, ya le hablé sobre ti. Sabe sobre Chelsea también porque mi padre le ha explicado que Azúcar es de ella.

Para mi sorpresa Rubí asintió. Creí que debía explicar sobre el asunto de que la perrita de Chelsea esté con mi padre. Supuse que ellas ya habían platicado al respecto.

Rubí continuaba con la cabeza gacha, miraba el suelo a pesar de que le daba mis manos. Pensé que podría estar preocupada por alguna otra razón, no solo por conocer a mi hija. Tal vez seguía temiendo por la salud de su pequeña hermana.

—¿Ya has hablado hoy con tu mamá?

Ella negó.

—Me mandó un mensaje. Me habló sobre Andy, dice que está dormida, pero bien. Pero tememos por su prometido, él se ha llevado lo peor al ser testigo del accidente.

—¡Dios, Rubí! No sé que decir sobre esto.

—Está bien.

—No, no estás bien.

Rubí (Cherry Ladies 1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora