Canción: The Gathering - Meltdown
Llegué temprano esa mañana a la habitación donde Darla y mi hija se estaban hospedando. Yo decidí quedarme en el departamento al lado del mío, el cual pertenece a mi hermano. Pero esa noche no la pasé en el edificio y Darla por supuesto se enteró, no paraba de regañarme por ello mientras yo cepillaba el cabello a Julie.
—No te muevas —le pedí a mi niña, porque si se movía podría pincharla con los broches. Ella se enderezó, la voz de su mamá le molestaba mucho más que a mí e intentaba ladearse para no escucharla ni verla.
La única manera de deshacerme de las quejas bobas de Darla y su voz de niña era trayendo mis recuerdos favoritos. No había podido crearme unos nuevos debido al desagradable de Pete y su sombra llamada Moisés. Tengo que reconocerlo, eran muy inteligentes, no me podía deshacer de ellos de ninguna manera. Poseían ojos por todos lados. Desistí de buscar a Rubí cuando un hombre se acercó a mí, a un par de kilómetros de mi destino, y me pidió con cordialidad que no me acercara a ella. Solo me dijo que no era el único vigilándola, se alejó de mí dándome libertad. Ciertamente caminé medio kilómetro más, entré a una tienda, donde otro hombre me encontró para pedirme que no continuara. Estaba armado, me mostró su Colt dorada y brillante de una manera discreta, profesional como un policía vestido de civil. Pete iba demasiado en serio.
—Espero que no aparezca en ese lugar —decía Darla—, por lo visto es muy famosa. Yo sería el hazmerreír de todos.
—¿Tú por qué?
—¡Cómo que por qué! Yo voy a estar allí contigo.
—Nadie te obliga a ir.
—Oh, claro que sí. ¿Apoco crees que te voy a dejar solo para que puedas ver a tu puta esa?
—¡Mamá! —se quejó mi hija, cubrió sus orejas muy indignada. Yo cubrí sus manitas y sus orejitas copiando su gesto de enfado.
—Basta ya, Darla. Deja de hablar así.
Terminé de realizar la última trenza a mi hija y la atoré con un broche muy colorido. Se veía hermosa.
—Mírate, eres como una princesa —le dije a Julie. Ella traía puesto unos jeans con florecitas bordadas y una blusa rosa que yo le había comprado la tarde anterior.
—Gracias, papá —me dijo con un abrazo. Sonreí, me sentía dichoso solo de tenerla conmigo.
Como esa tarde yo debía asistir a una fiesta que se realizaba para el hermano de Oliver Cruise y llevaría a Darla, alguien tenía que cuidar a Julie. Mi padre se había ofrecido, me dijo que deseaba llevarla a un paseo mientras nosotros estábamos ocupados. Hayden ni qué decir, se enojó cuando me vio con Darla y más se enfureció cuando supo que acepté la propuesta de anular el divorcio. En ese momento no me hablaba.
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Rubí (Cherry Ladies 1) ©
RomanceNovela contemporánea erótica con un ligero toque kinky. Rubí trabaja como prostituta de lujo para costearse la carrera de Psicología. Vincent es un hombre misterioso que le inspira temor; sin embargo, se convierte en el único cliente que la ll...