Capítulo 28 : Rubí

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Canción: Saltillo - Giving In

This is all too heavy, (todo es tan difícil)

If you believe in your self, (Y si confías en ti)

But no one can hurt you with out your consent, (Nadie puede herirte sin tu consentimiento)

And I am not giving in. (Y yo no me doy por vencido)


Había creído que serían violentos, que me golpearían entre los dos para forzarme a no dejar la casa

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Había creído que serían violentos, que me golpearían entre los dos para forzarme a no dejar la casa. Pero Moisés solo me pidió ser comprensiva y volviera adentro. Tal vez se transformó en un hombre tranquilo debido a que mis vecinos, los García, estaban en el pasillo con el teléfono en la mano y amagaban con llamar a la policía.

—¿Estarás bien, jovencita? —dijo la señora.

Moisés me miró, fulminándome, como si quisiera enviarme telepáticamente el mensaje de "más te vale que le digas que estás bien". Me volví hacia mi vecina y asentí, una mirada honesta. La señora se regresó a su casa no muy convencida.

—Solo quiero hablar contigo, Rubí —dijo Pete desde la casa. Estaba tranquilo. No iba a levantarse encolerizado.

—Dile a tu gorila que se vaya.

—Moisés, has lo que dice. Ve al coche o no se va a calmar.

Antes de retirarse me envió más miradas furiosas. Pero hizo lo que su jefe le pidió.

Cerré la puerta, recargué mis cosas en la pared y me quedé allí, de brazos cruzados.

—Ven, Ru, siéntate. Vine a ofrecerte un trato.

—Claro, un trato nada violento.

—Ya vas a empezar.

—Tú fuiste el que me golpeó. Así que no, prefiero estar acá, lejos de ti.

—Muy bien, ahí quédate. —Pero en lugar de comenzar a explicarme su trato se acomodó en el sofá y abrió otra lata de cerveza.

—Ya, di qué quieres.

—Tienes de dos. La buena o la mala.

—Claro. En ambas ganas tú.

Sin embargo, no aprovechó mi frase para humillarme aún más, solamente volvió a dar otro trago a la cerveza y encendió el televisor. Decidí que confiaría un poco, así que caminé hacia la mesa, acomodé una silla y me senté, todo el tiempo preparada para moverme si él volvía a acercarse. Todavía me dolía mucho el golpe que ya tenía como para permitirle otro.

—Ya te he depositado el pago de lo de Jason. Luego le cobro a tu amorcito lo que me debe...

—No puede ser, Pete. Aún crees que no voy a renunciar, que seguiré trabajando para ti.

Rubí (Cherry Ladies 1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora