Canción: Pati Yang - All That Is Thirst
Me separé de ella con el corazón en la garganta. Era una locura, sabía que todos en ese lugar nos estaban mirando, aunque no lo pareciera.
Hayden había tenido razón, ninguno de los socios tocó el maldito tema; pero se la estaban pasando en grande mirándome. Y es que no podía soportar el deseo de tenerla, de poseerla. La quería mía. Quería que todos miraran y supieran que ella debía ser mía.
Nadie allí sabía la verdad sobre su empleo. De eso estaba seguro. Exceptuando, claro, a mi padre, mi hermano y Oliver.
Oliver me preocupaba. Sé que Rubí le había informado que ella no estaba en esa fiesta debido a su trabajo, pero él estaba enterado de que yo era cliente habitual de Crimson Satin, al igual que él.
Ya no confiaba en nadie, ni siquiera en mis propios socios.
Solo confiaba en mi familia.
—Ya que hemos terminado —escuché que dijo ella—, señor, podríamos retirarnos... ¿Señor?
Miré a Rubí. Sus preciosos ojos marrones brillaban debido a la iluminación del techo, la cual consistía en focos led de color rojo.
—¿Deseas retirarte ya?
—Bueno, sí. La verdad, estoy muy cansada.
Me acerqué a ella para asegurarme de que solo ella lo escuchara.
—Puedes quedarte en mi habitación de este hotel, conmigo —me separé un poco, solo para coger mi copa y darle un trago corto—. A menos que desees hospedarte en una habitación lejos de mí, puedo conseguirla.
—Mi chofer puede regresarme a casa.
—Vayamos a mi habitación, dulzura. Estoy seguro de que tu chofer desea descansar también.
Dejé la copa vacía sobre la mesa y entrelacé los dedos con los de ella, la jalé obligándola a abandonar la bebida que aún no terminaba. La sentí detenerse, pero continuó caminando antes de que yo me volviera.
En cuanto entramos a la habitación ella se anudó los zapatos. Se lo permití, de todas formas me gusta ver cómo se descalza.
Yo ya había bebido mucho, aún así me dirigí al bar para servirme un poco de güisqui. Lo bebí todo y serví otra vez. Ella estaba detrás de mí, mirando la habitación. Moví el líquido ambarino para deleitarme con su aroma mientras la observaba a ella, su rítmico caminar resultaba llamativo. El vestido que mi padre compró era perfecto para mostrar la forma de su cuerpo así como sus piernas largas.
—Supongo que vives en la otra habitación —murmuró ella.
—¿Cuál otra?
—La del edificio de Reforma.
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Rubí (Cherry Ladies 1) ©
RomanceNovela contemporánea erótica con un ligero toque kinky. Rubí trabaja como prostituta de lujo para costearse la carrera de Psicología. Vincent es un hombre misterioso que le inspira temor; sin embargo, se convierte en el único cliente que la ll...