II

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Perrie y yo salimos hacia los vestidores.
Antes de meterme me percato de que no se encuentre Louis. Me molesta que este cuando yo estoy, es por eso que siempre me adelantó unos minutos antes de las practicas. Siempre me habla o me ve muy pervertido.
Sobre la discusión después del almuerzo, no le hagan caso a Perrie, Louis no me gusta en absoluto, no quise seguir discutiendo con ella, porque a ella nunca le gana nadie.

Salgo del vestidor y Perrie ya está esperándome con Kendall.
- ¿Que haremos hoy? -pregunta Kendall que está al celular.

-Vamos a cambiar las terceras piruetas, porque Sayda se adelanta mucho en esas -digo poniéndome mi mochila.

Llegamos a las canchas y los demás están sentados en las gradas.
De donde estamos nosotros, las canchas tienen una vista total, tanto los chicos que entrenar el fútbol como nosotros los podemos observar.
Bien, les contaré otra mala cosa aquí, Louis, como ya lo dije es el capitán del equipo de fútbol de la escuela y me molesta pues cuando está entrenando siempre me ve y me saluda a cada rato. Odio que haga eso porque sé que es para molestarme.

Cuando terminamos de ensayar, fui el primero en meterme a las regaderas antes de que apareciera ya saben quién.
Me duche lo más rápido que pude y me vestí para cuando termine el equipo de los chicos ya venían.
Me fui de ahí y llegué al estacionamiento. Roger ya estaba esperándome.

Cuando llegué a la casa me metí al baño para su ducharme de nuevo ya que no lo hice bien en la escuela.

Después de vestirme me acosté en la cama y puse en poco de Taylor Swift.
Al poco tiempo me quedé dormido escuchando Begin Again, y me perdí en una nube negra.

Siento una mano en mi hombro que lo está moviendo lentamente, cuando logró visualizar la figura y activar mi sentido del oído, mi padre me llama para que me vista para la cena de hoy.
Mierda, ¿Cuánto tiempo me que dormido?

-Dejaste pasar todo el repertorio de la tal Taylor, llegue a comer y mande hablar para que bajaras a comer, pero me dijeron que estabas dormido con la música encendida, no quise interrumpir tu siesta -declaró mi padre.

- ¿Cuánto dormí? -me talle los ojos.

-Yo diría que invernaste -río.

Cuando dieron las ocho, mi padre estaba poniéndose el sacó y yo esperaba en la sala.

-Bien vámonos -dijo y yo me levanté de mala gana.

Roger se ofreció a llevarnos, pero mi padre le dijo que no era necesario.

En el camino mi padre me preguntó.
- ¿Estás listo?

-Pues ya lo sabes -me límite a decir.

-Vamos Harry, has un esfuerzo.

Yo me dispongo a ver por la ventana del copiloto.

-Además sigo son entender tu comportamiento por conocer al hijo de Jay.

-Pues créeme papá que yo tampoco lo entiendo. -digo sin quitar la vista de la carretera. -Tal vez porque no quiero un hermanastro.

-Ya te dije que no lo tienes que ver cómo un hermanastro, Harry, nadie te lo obliga.

-Eso dices ahora -hago un respingo.

-Y lo sostendré siempre -dijo en tono serio. -Por el hecho de que Jay y yo nos vayamos a casar no significa que su hijo sea tratado como un hermano, verlo como un amigo sería una opción.

-Bien ya entendí -digo para pagar la discusión.

No sé, pero creo que ni como amigos nos llevaríamos bien.
Pero... ¿Que opción me queda? Tendré que hacerlo y aprender a llevarme bien con él.
En fin, no creo que sea tan malo.

-Bien, llegamos -dice mi padre sacándole de mis pensamientos.

Salimos del auto y vemos que Jay llega en su auto.
Mi padre se dirige a abrirle la puerta.
-Gracias cariño -dice una vez estando fuera.

Se dan un beso y se toman de la mano.
-Bien vamos -me llama mi padre.

Mi papá menciona una reservación a su nombre al mesero que está en la puerta y este lo busca en una lista que tiene en frente.

-Por aquí -dice el muchacho.

Nos dirigimos a una mesa con un lindo mantel rojo, unas rosas que adornan desde el centro y cuatro sillas. En el sitio donde está la mesa, está pegada hacia la bella vista de la ciudad.
Ya entendí. Mi padre ya lo había planeado maliciosamente todo, la cena será en mi restaurant favorito, para que no me sienta incómodo entre la cena, creí que lo hizo un poco familiarizado, pues era también el restaurant favorito de mi mamá.

Nos sentamos, Jay y mi papá en el lado izquierdo y yo en el derecho, dejando una silla libre donde se sentará el hijo de Jay.
Por cierto ¿dónde estará?

-Mi hijo no tarda en llegar -ve su reloj. - ¿Ordenamos bocadillos mientras esperamos? -dice con su tono angelical.

-Claro -dice mi papá.
Me voltea a ver.

- ¿Quieres Harry?

-Sí, me parece bien.
En realidad, si tarda mucho el hijo de Jay, entonces empecemos por los aperitivos.

Mi padre llama a un mesero y le pide salmón ahumado con salsa tártara.

El mesero llega y mi padre junto con Jay siguen platicando del tiempo que dura transcurrir África a Roma.
Mientras como una pieza de salmón, mis ojos no pueden creer lo que ven...
Louis en la puerta de la entrada del restaurant. Mis ojos no se despegan al instante cuando lo ven, es como pegamento. Pero cuando voltea unos grados a mi dirección me doy una pequeña vuelta y apoyo la cabeza con la mano.
Maldita sea. De todos los malditos restaurantes que hay en la ciudad, precisamente ¿tuvo que venir a este?
Volteo a verlo de reojo y parece que viene sólo, camina en dirección a mi mesa y...
¿Que? ¿Viene a mi mesa? No, no, no, me va a ver.
Agachó la cabeza y finjo comer otro salmón mientras miro el mantel.

- ¿Qué tienes Harry? -pregunta mi padre.

-Nada -sigo con la mirada agachada.

Que pase rápido, que pase rápido. Pienso.

Entonces siento que se detiene a un lado de mí y me paralizó.
¿Qué mierda? ¿Por qué se detiene? De seguro me reconoció, maldita sea.

-Hola mamá -dice y siento que sonríe.

Su voz.
Su voz al llamar mamá a Jay, hace que mis pensamientos tiemblen de los nervios.

-Hijo saluda al hijo de Jay -dice mi padre.

Mierda.

Levantó la cabeza poco a poco, como si fuera un pesado ladrillo.
Mis ojos chocan con los suyos en un movimiento ágil. Su sonrisa que hace unos segundos estaba, ya no se encuentra en su rostro. Se le ha colorado la cara y sus labios se tuercen hasta formar una cara de asombro.
Mi cara sigue los mismos gestos que él, sólo que la mía tiene un poco más de color y los labios temblando.
Me mira, y yo a él. No hacemos ningún movimiento más que el parpadeo de nuestros ojos y la respiración constante.
¿El mundo se ha paralizado por unos segundos o sólo nosotros estamos como estatuas?
Trata de decir algo, lo sé porque intenta mover los labios y falla. Yo también trató de decir algo, pero mis labios opinan lo contrario.

-Harry, él es mi hijo Louis -dice Jay que sólo me limito a escucharla, mis ojos siguen pegados a los de su hijo. -Louis él es el hijo de Roman, Harry.

 Stepbrother Donde viven las historias. Descúbrelo ahora