EMMA (5)

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La proposición de Marco aun me hacia ruido en la cabeza cuando traspuse el umbral de mi casa, estaba tan cansada, tan harta; que ver a David mal dormido en el sofá no contribuyó a mi ánimo. Me senté en la oscuridad a verlo dormir, en silencio. Apenas recordaba la última vez que nos habíamos divertido juntos, sus besos eran tan mediocres como su música, su amor ya no era amor.

Subí al cuarto, me cambié de ropa y eché dos o tres mudas en un pequeño bolso sabiendo que por segunda vez estaba tomando una decisión con el corazón y no con la cabeza. Mis pasos hicieron crujir las tablas de la escalera pero Dave no despertó, solo gruñó y cambio de posición. Mis dedos temblaron al quitarme la sortija de bodas que había llevado por cuatro años e indefectiblemente dejaría un rastro blanco ahí donde había estado. La deje sobre su pecho.

Tomé mi bolso y me dirigí al aeropuerto sabiendo que con él se quedaban mi niñez, mi adolescencia y muchos de mis sueños. Tal vez no volvería a verlo. Aterricé en Dortmund sin saber que esperar, pero apretaba en mi puño el papel donde Marco había apuntado su dirección "Por si cambias de idea" me había dicho, mordiéndose el labio inferior.

El frío alemán me golpeó con furia, ya que solo llevaba una fina camisa y jeans. El apartamento de Marco estaba en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, según supe por el taxista. "Bueno, pues aquí estoy", pensé, suspirando al tocar el timbre.

La sonrisa de Marco fue más amplia y sincera cuando me vio y gritó mi nombre:-Emma! Nos miramos por un instante hasta que notó que estaba congelada.

-Entra, por favor! No te quedes ahí, está helando!

Me quedé estática viendo el apartamento, todo era blanco, negro y cromado, muy moderno, muy él.

-No has traído nada de abrigo?- preguntó, sorprendido

-Fue una decisión precipitada- contesto, bajando la vista

-Quieres tomar algo caliente, un café?

-Mejor té, si tienes.

-Claro, olvidé que los ingleses aman el té- se sonrió de lado, como acostumbraba. Tenía una hermosa sonrisa- Pero tendrás que hacerlo tú misma, cómo verás la silla y mis múltiples vendajes me tienen algo limitado.

-Seguro, solo dime dónde está la cocina!

Mientras preparaba el té me contó del viaje, que le pareció horrible; de la preocupación de sus padres y su pelea con Scarlett. En esas estábamos cuando el timbre volvió a sonar y al abrir la puerta teníamos a medio equipo en la casa, todos felices de tener a Marco de vuelta. Reconocí al chico moreno y alto que conducía el coche el día del accidente, se presentó como Pierre aunque todos lo llamaban Auba, acortando su apellido, Aubameyang. También Sven Bender y Erik Durm estaban ahí aquel día, pero no presentaban más que arañones superficiales que ya habían sanado, según pude ver.

-Marco se llevó la peor parte- dijo Auba casi en un susurro

-Yerba mala nunca muere, Marco tiene la cabeza demasiado dura.- dijo un hombre alto y moreno, medio escondido entre las sombras.

No había notado que el capitán del equipo también estaba ahí. Hummels, lo recordaba bien porque su apretón de manos no había sido precisamente tierno. Estaba recostado en el marco de la puerta de la cocina, sus brazos cruzados resaltaban sus pectorales muy trabajados y su altura lo hacía ver imponente.

-Siiii, claaro!- dijo Marco, con sorna- Es una lástima que no pueda decir lo mismo de mis piernas.

-No será fácil, pero te vas a recuperar!- lo palmee en la espalda- Desde mañana empezaremos a trabajar para que vuelvas a jugar lo más pronto posible!

-Sí, Marco; ya deja de llorar!- dijo Sven- Podemos pedir unas pizzas? Estoy muriendo de hambre!


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora