MARCO (24)

232 19 0
                                    


Recuerdo el momento exacto en el que cometí el peor error de mi vida, fue el 10 de diciembre a las 5:30 p.m, cuando dije "¡Si, quiero!" No me di cuenta de que había caído en la peor de las trampas y que no sería fácil salir. Creía que lo hacía por amor, que solo era nerviosismo y nada más. Que iba a comenzar la mejor época de nuestras vidas. Después de todo había vuelto a entrenar con normalidad y esperaba jugar oficialmente muy pronto, estaba listo para volver. Me había casado con una de las mujeres más bellas y populares de Alemania. ¿Qué podía salir mal?

El primer mes de casados fue idílico. Luego de una luna de miel romántica aunque breve en la Costa Azul nos instalamos en una mansión a orillas del lago Phoenix, no me agradaba ese lugar siempre lleno y acosado por la prensa y los curiosos, pero Scarlett insistió tanto que no me pareció mal darle el gusto. Si ella estaba contenta, yo también lo estaba.

Gracias a nuestro publicitado matrimonio empezaron a lloverle contratos y viajaba constantemente, era la cara de importantes marcas y sus publicidades empapelaban las principales ciudades del país. No me parecía mal, de hecho lo disfrutada, todos se morían de envidia tal como antes. Marco Reus había conquistado un objeto de deseo.

"Finalmente, y a casi un año del terrible accidente automovilístico que sufriera en Inglaterra, Marco Reus volverá a vestir la casaca del Borussia Dortmund en el partido contra Colonia, por una nueva fecha de la Bundesliga. En inst..."

— ¡¿Este fin de semana?! — exclamó Scarlett, levantando la vista de su Iphone.

—Te lo vengo diciendo desde hace días pero nunca le quitas la vista de encima a ese aparato.

— ¡Sí, lo siento! Es mi representante, justamente me está recordando del desfile de Loreal este fin de semana.

—Cancélalo.

— ¡¿Estás loco?! No puedo hacer eso, soy la cara de la marca, tengo un contrato firmado.

— ¡También firmaste un contrato conmigo cuando nos casamos, necesito que estés ahí apoyándome, es el primer partido que voy a jugar en meses!

— ¡Lo sé, amor! Y lo siento muchísimo pero de verdad tengo que ir a Berlín este fin de semana, es muy importante para mí.

— ¡Esto también es importante, maldita sea!

— ¡Como siempre te pasas, Marco! ¡Eres un egoísta, ya no estás postrado y no todo en esta vida gira alrededor tuyo!

Por supuesto no estuvo ahí. Me alegraba contar con mis padres, mis hermanas y mis adorados sobrinos Nico y Mia; pero la necesitaba a ella. No solo era hiriente que no estuviera ahí en un día tan importante, también me sentía profundamente humillado. Claro que pude olvidarlo cuando pude por fin entrar al vestuario y vestir los amados colores de mi equipo, colocando siempre todas las piezas del lado derecho, que era mi cábala de buena suerte. Desde que Mats había dejado el equipo Schmelzer era el capitán, pero ese día me cedió la cinta como prueba del reconocimiento de todo el equipo. Encabecé la salida del túnel y sentí el corazón a punto de reventar cuando mis pies tocaron el césped y escuché a la Südtribüne, al Gelbe Wand, corear con mi nombre de manera atronadora. No quería llorar, aunque el destino tenía otros planes.

Para abril del año siguiente ya estaba convencido de que mi matrimonio era un fracaso. Scarlett y yo llevábamos una vida de muda desesperación, por detrás de la fachada de nuestro supuesto éxito conyugal. Mi madre insistía en que hiciéramos terapia de pareja pero yo había recuperado mi ritmo de competencia y me pasaba todo el día entrenando, mientras que Scarlett estaba encaprichada con ser uno de los ángeles de Victoria Secret. Fue en esas fechas que noté un cambio en su comportamiento, ya no bebía, no comía ciertos alimentos y aunque ponía la música a todo volumen sabía que no pasaba una sola mañana sin vomitar. Creí que enloquecería de felicidad pero no le pregunté nada, esperaba que ella me lo dijera.

Los días pasaron y el anuncio no llegaba. Averigüé el número de su médico y le dije a la simpática secretaria que Scarlett había extraviado los resultados de sus últimos análisis y necesitaba una copia. Sabía quién era yo y que era su marido, así que no sospechó de nada; prometió tenerme una copia lista. Cuando lo retiré no me llevé ninguna sorpresa, porque confirmaba lo que yo ya sabía: Scarlett estaba embarazada.

Con el corazón reventando de alegría compré un ramo de rosas rojas enorme, chocolates y un oso de peluche gigante. Estaba dispuesto a recomenzar de cero, tendríamos un hijo, todo lo demás quedaba en segundo plano. La encontré recostada en la cama, casi traslucida de palidez y con grandes ojeras. Hizo un gesto de dolor.

— ¡Mejor no te me acerques, creo que me va a dar gripe o algo así! Me siento muy mal.

Le di las flores y los regalos, la colmé de besos y no dejaba de repetirle "Gracias, gracias, gracias", parecía extrañada y se alejó de mí para observarme.

— ¿Marco, que te sucede?

—Ya sé que estos últimos tiempos no nos hemos llevado bien, sé que no te he apoyado como debería en tu carrera pero te prometo que de ahora en adelante todo será distinto...

— ¿De qué estás hablando? — preguntó con gesto de alarma

— ¡Del bebé, Scarlett! ¡Hablé con tu medico, me ha dicho que estas perfecta, que todo está normal! —Simplemente no podía callarme— Te imaginas lo feliz que se pondrá mi madre, se volverá loca y...

— ¡Marco!

— Fue una suerte que nos mudáramos a esta casa, aquí tenemos espacio de sobra y...

— ¡Que te calles Marco, maldita sea! — Gritó— ¡No hay bebé!

—Eso no es cierto, el médico me confirmó que estabas embarazada, tengo una copia de tus exámenes de sangre.

— ¡Que no hay bebé! — Empezó a llorar a gritos— ¡Lo aborté esta mañana! ¡No hay bebé!

Me derrumbé en el suelo con la cabeza entre las manos, me latían las sienes, por un momento pensé que la mataría pero el cuerpo no me respondió. Solo me quedé ahí, llorando quedamente.

— ¡¿Cómo pudiste hacer una cosa así, con qué derecho me haces una cosa así?!

— ¡Cómo siempre lo que tú quieres es lo único que importa! —Dijo con amargura— ¿alguna vez piensas en lo que queremos los demás, si tenemos planes, si queremos hacer algo de nuestras vidas? ¡Yo si quiero hacer cosas, quiero disfrutar de mi trabajo, de mí! No creí que me embarazaría tan pronto, se suponía que tú no lo sabrías...

Me levanté y salí del cuarto arrastrando los pies, no sin antes decirle que no quería volver a verla. Y no lo hice. Nuestros abogados se encargaron de arreglar el divorcio y ella recibió 50.000 € como parte del trato sin rechistar. Sabía que la historia del aborto podía arruinar su imagen y yo me comprometía a no divulgarla a cambio de que desapareciera de mi vida.

El único escape que tenía era el fútbol, lo único que evitaba que me volviera loco era saber que podía olvidarme de todo corriendo tras el balón. Mi nivel regresaba al más alto estándar mientras mi vida personal había colapsado. Mucho peores eran las noches, no podía dormir y si lo hacía volvía a tener pesadillas en las que había niños llorando, implorándome ayuda, gritando mi nombre.

Con Auba a mi lado conseguimos un nuevo título de Bundesliga, la copa de Alemania y aunque fuimos eliminados de la Champions League en cuartos de final por el Barcelona, habíamos logrado poner al Borussia Dortmund en los planos más altos del futbol mundial. Para julio él se marchó al Real Madrid y yo también sentía la necesidad de cambiar de aires. Había llegado el momento de emigrar.


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora