MATS (16)

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Pregunté a todos si habían visto a Emma pero nadie sabía de ella desde que terminara el juego. Su móvil estaba apagado, empezaba a preocuparme. Sabía perfectamente por qué había desaparecido, habíamos disimulado todos tratando de evitarle el mal rato pero tarde o temprano lo sabría. De hecho acababa de cruzarme a Marco en los pasillos del estadio contando a quien quisiera oírlo que Scarlett y él se habían dado una segunda oportunidad.

—Vi a Emma hace un rato, frente a la puerta del vestuario— me dijo balanceándose con las manos en los bolsillos, mientras yo continuaba maldiciendo al móvil apagado.

— ¡Si algo le sucede será tu culpa! —Dije apuntándolo, su sonrisa no se borró ni por un instante.

— ¡Iba a saberlo, fue mejor así!

— ¿Mejor para quien Marco, para ella o para ti?

—Para los dos— se dio media vuelta y regresó al vestuario donde el equipo seguía festejando. Fui directamente al hotel, sin avisar a nadie, pero el recepcionista me desarmó con su respuesta: —La señorita Hopkins se retiró de la habitación hace media hora, lo siento mucho.

— ¿Dejó dicho adónde iba?

—No señor, le pedí un taxi y se marchó de prisa.

Lo más lógico sería que fuese al aeropuerto pero no había vuelos directos a Dortmund, habíamos llegado en un chárter. Pedí un taxi para tratar de llegar al aeropuerto lo más pronto posible pero todas las aerolíneas me decían lo mismo: "No podemos facilitarle información sobre los pasajeros", aunque una empleada compadecida de mi desesperación me avisó que un vuelo de Lufthansa que saldría para Berlín estaba embarcando en ese preciso momento. Corrí todo lo que me daban las piernas, que estaban destrozadas luego del juego, pero los pasajeros ya habían abordado hacía cinco minutos. Creí que lloraría.

En la cena todos la echaron de menos, mientras Marco sonreía socarronamente. Deseaba golpearlo, de hecho hacía esfuerzos descomunales por evitarlo. Trataba de no pensar en que Emma pudiera cometer una locura, me pregunté si de verdad estaba tan enamorada de Marco como para hacerlo. Me hacía falta su sonrisa, su ternura de niña, su rara sensibilidad para apreciar las cosas del mundo. Estaba ensimismado, sin poder unirme a la algarabía general, había vaciado varias botellas de cerveza y la cabeza me daba vueltas.

—Propongo un brindis por nuestro capitán, Mats Hummels— gritó Marco, para hacerse oír sobre la música y los gritos— Como dice el dicho: Afortunado en el juego, desgraciado en el amor ¡Salud!

No necesité más de dos segundos para llegar adonde estaba y caerle a golpes, a pesar de los esfuerzos por separarnos alcancé a ver su nariz sangrando:

— ¡Eres un hijo de puta! — escupió sangre al hablar.

— ¡No más que tu, desgraciado!

Entre Marcel y Sokratis me sostuvieron por los brazos evitando que volviera a saltar sobre Marco, me arrastraron a la habitación donde insistí en golpear puertas, paredes y todo lo que se me cruzara hasta caer finalmente dormido. Cuando desperté estaba con medio cuerpo fuera de la cama y la luz me lastimaba los ojos. Nuri había terminado de empacar y me acercó una taza de café.

—Lo vas a necesitar, Tuchel está sumamente molesto. Quiere que vayas a verlo ni bien estés en condiciones.

Mi móvil estaba estrellado junto a la cama, aun así me las arreglé para encenderlo. No había mensajes de ella, ni uno solo.

Luego de darme una ducha helada y cambiarme de ropa, bajé a enfrentarme al entrenador, que por supuesto me echó un sermón sobre cómo era inaceptable dirimir los asuntos personales en medio de una celebración de campeonato y que si no fuera por eso nos correspondería una sanción ejemplar, que esperaba que fuera la primera y la última vez.

—Me extraña de ti, Mats. Tú no eres así, estoy sumamente decepcionado.

—Yo también, yo también— volví a la habitación arrastrando los pies.

Nuri me entregó su celular, donde había una captura de pantalla que había enviado Tugba. Era un mensaje de Emma : "Voy de camino a Dortmund".


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora