MATS (26)

225 17 0
                                    

Aprovechaba los días libres para pasear con mis niñas, por lo general elegíamos lugares en las afueras de Londres, en la campiña al aire libre. Pero ese lunes no pudo ser, Emma fue llamada para colaborar en una cirugía muy compleja y tuve que salir a solas con Tatiana (¡Y Annie!) a pasear. Yo quería ver una exposición en la galería Saatchi pero la niña se puso de mal humor; Annie dijo que ella bien podía sola, que me fuera, que no habría problemas. De mala gana las dejé en Duke of York Square con miles de recomendaciones.

Por algún extraño motivo no me encontraba a gusto, me sentía inquieto lejos de Tatiana, aunque Emma siempre se reía diciendo que exageraba. No pude terminar el recorrido y salí precipitadamente hacia el mall donde las había dejado. En el patio de comidas vi a Annie conversando animadamente con un extraño que sostenía a Tatiana en brazos, no cualquier extraño, era Marco. Me quedé de piedra, por un momento no supe cómo reaccionar pero superado el estupor inicial arranqué hacia ellos en dos zancadas.

— ¡Annie! — le grité. La pobre chica se llevó un buen susto porque tanto el libro como el vaso que tenía en las manos volaron por los aires.

— ¡Dios, no me vuelva a hacer algo asi! ¿Me quiere matar del susto? — dijo, mientras trataba de secar su ropa empapada de té.

— ¡Mats, no lo puedo creer! — Exclamó Marco, mientras yo arrancaba a Tatiana de sus brazos como si se me fuese la vida en ello— ¿Es tuya?

— ¡Es mi hija, si! No entiendo nada ¿Qué haces aquí?

— ¡Vine a hacerme los exámenes médicos, acabo de firmar con el Chelsea! — mientras él sonreía ampliamente, yo sentía al mismo tiempo como se me iban los colores de la cara. "No puede ser", pensaba sin parar. Tendríamos a Marco a escasos metros de nosotros. Cerca de Tatiana, cerca de mi hija. Puse a Tatiana y a Annie en un taxi en medio de un sermón y las envié a casa, mientras Marco lo observaba todo, divertido. Les hizo un saludo con la mano, lleno de gestos que la bebé no dudó en corresponder.

— ¡Amigo, es preciosa!— Por un segundo noté un dejo de tristeza en su voz pero se recompuso rápidamente— No sabía que te habías vuelto a casar.

—Pasaron muchas cosas desde que me fui— no tenía ninguna intención de revelarle detalles. Estaba seguro de que se moría de ganas de preguntar por Emma, pero no parecía relacionarme con ella.

— ¡Tu esposa debe ser hermosa porque esa niña es un verdadero ángel, no te ofendas pero no se parece en nada a ti!

— ¿Qué dice Scarlett, está feliz con la mudanza? — cambié de tema, rápidamente.

—Scarlett y yo estamos divorciados desde hace meses— dijo, con gesto duro— Vine solo.

Al punto se puso de pie y pareció apurado por irse, nervioso y asustadizo, no era el Marco que yo conocía. Lo vi dirigirse rápidamente a su auto casi sin saludar y desapareció. Di gracias mentalmente y yo también me fui del lugar. Cuando llegué me encontré a Emma al borde de un ataque de nervios y blandiendo el periódico mientras se paseaba de un lado a otro.

— ¡Está aquí, en Londres! — dijo, casi a gritos— ¡Annie dijo que lo vieron, que tuvo a Tatiana en brazos! ¿Qué voy a hacer?

La abracé fuerte para que dejara de temblar: —Marco no sospecha nada, solo la vio, nada más. No la relaciona contigo. Fue una casualidad— "una terrible casualidad", pensé para mis adentros.

—No hay nada que temer, vive al otro extremo de la ciudad. No tenemos por qué cruzarlo.

— ¿Mats, es que no lo ves? Es el destino, la sangre llama a la sangre. Tarde o temprano lo descubrirá.

Muy en el fondo yo también temí que así fuera.


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora