MATS (12)

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Dos meses después...

El caso es que Marco nos dejó a todos con la boca abierta con su tesón a la hora de trabajar con los fisioterapeutas y la fractura más grave, limpia y perfectamente localizada en la mitad del muslo, evolucionó favorablemente, salvo por incomodidades que han estado presentes durante toda la temporada.

Emma sonríe sin parar, alentándolo en todo momento y guiando al equipo de profesionales que lo asiste. Admiro su paciencia, porque el carácter de Marco mutó en una especie de ogro desalmado, ella simplemente ignora sus gritos e insultos y lo presiona hasta que logra completar los ejercicios. Esta mañana Nuri Şahin y yo nos ofrecimos a ayudar en la terapia, en parte por compañerismo, en parte porque Marco se controla más si estamos presentes.

-Y entonces que dicen, no les parece que ha mejorado mucho más en la última semana?- sonríe radiante, mientras Nuri y yo revolvemos el café y miramos para otro lado. Quiero contestar pero el solo hecho de verla recogerse el cabello hace que olvide lo que voy a decirle.

-Lo que yo creo es que tienes madera de santa- responde Nuri –Cada vez está más déspota y de mal humor. No sé como lo aguantas!

-Entiendo por lo que está pasando, se formaron depósitos de calcio en las articulaciones y es necesario desbaratarlos. Mover la rodilla de forma exigente le causa dolor.

Por supuesto que lo defiende, es obvio para todos que Marco y ella tienen más que una amistad. Aunque nadie vio siquiera que se tomaran de la mano, la tensión sexual entre ellos es tan evidente que solo un idiota la pondría en duda. Emma y yo nos hicimos amigos, confidentes; pero su relación con Marco es un tabú. No me permito siquiera preguntárselo, aunque me muera de rabia respecto a la decisión que tomó.

Nuri revisa su celular y se levanta -Los invito a comer esta noche, Tugba preparará Karnıyarık; ¿se apuntan?

-Por mí no hay problema- digo. Emma vacila y Nuri hace el gesto de ruego con las manos.

-Estás todo el día con Marco, para arriba y para abajo. ¡Concédete al menos una noche libre, mujer!

- ¡De acuerdo, dile a Tugba que ahí estaré!

- ¡Genial, se pondrá feliz de verte! Le caes muy bien

Nuri parte y le hacemos saludos con la mano mientras se aleja. Miro mi reloj: -Aun no es tarde para correr un poco.- Ella finge una cara de horror y amenaza con salir corriendo.

-Ah no, no escaparás- la detengo por la muñeca y siento que el mundo se borra al contacto con su piel.

-Vamos Mats, ¿no podemos olvidarlo solo por hoy?- su súplica es tan tierna que casi cedo, pero no pienso renunciar a ninguno de mis momentos con ella. Necesito a Emma casi como respirar y cada instante en que puedo robársela a Marco es un tesoro para mí.

-No, señorita; como tu entrenador personal no estoy dispuesto a perdonarte- la rodeo entre mis brazos y beso su frente- Vamos, un poco de ejercicio te vendrá bien. Te sentirás como nueva.

-Como siempre, tienes razón. -suspira hondamente- Vamos, antes de que cambie de opinión y me gane la pereza.

En los pasillos del club no hay quien no se de vuelta a mirarla, especialmente cuando viste los colores del equipo. Como la mascota del Dortmund se llama Emma, la abeja; ella misma se ha ganado un apodo "Die kleine Biene" (la abejita). La mayoría de los jugadores está en el gimnasio a esta hora y no hacen mucho por disimular la complacencia de verla ahí. Aun así Emma no sospecha el efecto que causa en los hombres. Parece tan inmune que ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy loco por ella.

—En una semana es la final en Suiza, supongo que nos vas a acompañar.

La final de la Europa League contra el Sevilla, un partido por el que todos esperamos y ganarlo significaría coronar una temporada de muchos sacrificios, incluida la lesión de Marco.

—Wow!!! La verdad no lo había pensado, no sé, tal vez Marco no quiera ir.

—¡¿­Y por qué tendría que importar lo que Marco quiera o deje de querer?! — Siento que exploto, además de atraer la atención de todos los presentes. Les echo una mirada que claramente indica que vuelvan a sus cosas y todos fingen no haberme oído gritar.

—Mats, que demonios te ocurre?! Tú no eres así— Se baja de la cinta de correr y comienza a recoger sus cosas. No debería haberlo mencionado, Emma simplemente no se da cuenta. Le tomo la mano para detenerla.

—Perdóname, tienes razón. Pero es que no lo ves realmente, ¡Marco te ha tenido estos meses como su esclava! ¿Qué te ha dado a cambio?

—No lo conoces.

—Tú tampoco— Le tomo la cara con ambas manos. Bruscamente se suelta y se da la media vuelta para salir del gimnasio.

—Emma, pasaré por ti a las siete para ir a casa de Nuri, no lo olvides.

—Si, como sea— Ni siquiera se da vuelta a mirarme, mientras el rumor de los cuchicheos se hace más intenso. Christian Pulisic me rodea los hombros con el brazo y me palmea:

—Capi, yo también hubiera pagado para que me rompieran hasta el último hueso y esa mujer me atendiera pero ya ve, no tenemos tanta suerte como Marco. ¡El siempre se lleva las mejores! — suspira

—Tienes tanta suerte que yo personalmente te voy a romper todos los huesos.

Se carcajea con ganas y sale corriendo, secundado por un coro de risas. Ya estoy demasiado fastidiado, así que también salgo del gimnasio bajo una lluvia de silbidos y toallas que apestan.

Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora