MARCO (4)

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  Mamá y papá están cargando mis cosas mientras Scarlett empuja la silla de ruedas muy altiva, tal vez para frenar (sin mucho éxito) los silbidos, besos y guiños que me prodigan todas las enfermeras del piso, deseándome pronta recuperación. "No veo la hora de salir de aquí" murmura Scarlett.

Consulto mi teléfono de tanto en tanto, Emma no me ha llamado aunque la tabla donde figuran los médicos de guardia indica que está en el edificio. No vendrá a despedirse, ni siquiera contestó a lo que le propuse. Solo farfulló algo entre dientes y me dejó hablando solo. Eso me afectó de una manera que no quería, creí que nos habíamos hecho amigos.

-Bueno, que estamos esperando? Ya vámonos de aquí!- digo, con sonrisa fingida

El vuelo fue una tortura, tengo clavos por todos lados, el yeso pica y el dolor aún me marea de cuando en cuando. Tomé una dosis masiva de analgésicos antes de salir de Berlín a Dortmund y titubeo ante la idea de pedir algunos más.

Cuando al fin llegamos a casa sentí un gran alivio en el alma, estaba harto de mamá y papá preguntando cada dos minutos si me sentía bien, si quería esto o lo otro. Me sentí asfixiado o lo que es peor, un inválido. Di gracias a Dios cuando por fin me dejaron en mi apartamento, donde habían hecho trasladar mis cosas al cuarto de huéspedes de la planta baja. Eso me puso de peor humor.

-Vaya mierda!- grito

-Solo será por un tiempo, amor. Aquí abajo será más fácil atenderte y también más fácil para ti-. Scarlett baja el tono de voz hasta reducirlo a un susurro tenue- Vamos a necesitar una enfermera y...

-Vamos?! Vamos?! Soy yo quien necesitará una enfermera porque según veo estas bien plantada sobre tus piernas y tampoco te querré aquí atosigándome las 24 horas del día!

-No necesitas portarte como un hijo de puta!-. Sale de la casa llorando y pegando el portazo.

Me veo reflejado en el espejo del salón, mi tez se ve biliosa y mis ojos sin brillo debido a la gran cantidad de calmantes que ingerí. Me sentía muy ufano de mi aspecto, de la atención que la prensa y las mujeres me dedicaban, un objeto de deseo, algo difícil de tener. Y ahora de eso ya no veía nada.

Mi whatsapp bulle con mensajes del equipo, sobre todo de Auba; sé que se siente culpable de lo que pasó aunque yo estaba mucho más bebido aquella noche y de haber conducido, probablemente estaríamos los cuatro muertos. Lo llamo

-Hey bro, como va todo?!

-Marco, mi hermano! Ya estás de vuelta?

-Por supuesto! Qué me dices de venir a mecer mi nueva Ferrari por un rato, eh?

-Seguro! Después del entrenamiento iremos para allá, queremos verte!

El entrenamiento, claro; lo había olvidado por completo. Me pregunté si alguna vez volvería a entrenar, no quería ni siquiera pensar en la posibilidad de tener que dejar el fútbol. Antes preferiría morirme.

El timbre sonó interrumpiendo mis pensamientos, no pueden ser ellos; hace cinco minutos que corté. Muevo mi silla, no sin trabajo, hasta la puerta para ver quién es. Y al abrir la veo ahí parada, temblando de frío...

-Emma...


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora