EMMA (10)

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Lo que me dejó asombrada fue la expresión furibunda en el rostro de Marco.

-Dónde estabas? – Me preguntó con voz amarga –Dónde estabas?! – repitió furioso deteniéndose a una distancia prudente.

-Salí a dar una vuelta, te lo dije!- me excusé, sintiéndome incomoda- Necesitaba más ropa de abrigo!- arrojé las bolsas y su contenido a los pies de la silla de ruedas. El silencio entre los dos se hizo pesado por un momento, el se veía desorientado, me pregunté si había ingerido más calmantes sin mi permiso.

-Disculpa- farfulló, bajando la vista- Te vi salir... y como no regresabas...me preocupé- dio media vuelta en la silla de ruedas y se dirigió a su habitación. Lo seguí con sigilo para encontrar lo que buscaba, los frascos de analgésicos que tenía en la mesa de luz. Los tomé de un golpe para impedir que protestara. Me acerqué a su cara y lo miré directamente a los ojos, tratando de controlar la rabia en mis palabras.

-Nunca más vuelvas a tomar esto sin mi autorización...una dosis alta de Acetaminophen puede causarte daño cerebral, una parálisis o la muerte. Esto no es un juego.

Comenzó a temblar y su respiración se agitó al tratar de hablar: Me duele mucho- dijo ahogando las lágrimas, lo cual hizo que mi corazón se aprete. Al tocar su frente la sentí muy caliente, tragué saliva rogando que la fiebre no se debiera a una infección.

Con gran esfuerzo lo acomodé en la cama mientras Marco gemía quedamente. Lo arropé con una manta y me recosté junto a él, ya que no paraba de decir que tenía frío. Apoyé su cabeza en mi pecho y lo acuné con delicadeza mientras con mi mano derecha masajeaba su espalda. El termómetro marcaba 39°, era muchísima fiebre. Barajé las posibilidades: las fracturas se habían mal soldado o los clavos se habían infectado debido al rechazo del sistema inmunológico. Cualquiera de las dos necesitaría cirugía nuevamente, de solo pensar en ello me invadía la tristeza, deberíamos agregar mucho más tiempo a su recuperación.

-Todo va a estar bien- Le susurré- Todo va a estar bien...

El sol entrando a raudales por la ventana me dio de lleno en el rostro. Maldije por lo bajo, me había quedado dormida. Al acercar mi mano a la frente de Marco comprobé con alivio que la fiebre había remitido, de todas maneras pediría exámenes completos para descartar cualquier tipo de problema. Corrí a cerrar las cortinas para permitirle descansar a gusto otro rato.

-No había notado hasta hoy que este cuarto tenía una vista tan bella- dijo, somnoliento. Fingí una mueca de disgusto pero me duró muy poco.

-Parece que ya te sientes mucho mejor.

-Tengo a la mejor doctora para que me cuide- me acerqué para ayudarlo a incorporarse mientras evitaba su mirada cargada de intención. Comenzar el día era lo más pesado y hasta el más distraído sabría por qué.

Me considero una profesional, trato a mis pacientes con respeto y diligencia, pero desde que conocí a Marco tuve que tragarme la ética. El solo hecho de ayudarlo a bañarse y vestirse me dejaba trastornada por horas, el recuerdo de su piel pálida erizándose al contacto con el agua no me dejaba dormir. Acostumbrado como estaba a la vida de los vestuarios, Marco no sentía ningún tipo de pudor pero estaba acabando conmigo, y él lo sabía. De ahí su renuencia a contratar una enfermera para esos menesteres, decía que solo podía confiar en mí. Pero en realidad le agradaba torturarme.

Suspiré aliviada cuando por fin pude llevarlo a la cocina y dedicarme al desayuno. Marco encendió el televisor buscando los canales deportivos, todos hablaban de lo mismo: el Borussia Dortmund había superado ampliamente al Tottenham Hotspurs en el juego de vuelta y se transformaba en el candidato más serio a campeón de la Europa League. Lo vi morderse los labios con fuerza, hasta sangrar.

-Yo debería estar ahí- dijo con amargura- este era mi momento, todo por lo que trabajé está arruinado!- la taza de café se estrelló contra el piso haciéndose añicos. Esquivé los restos de porcelana y me arrodillé frente a él, mirándolo a los ojos.

-Nada se arruinó, esto es solo un bache en el camino...no solo vas a volver a jugar en tiempo record, vas a volver mejor que antes...te lo juro.

No pronunció ni una palabra de camino a la clínica donde le harían los exámenes, respondía a los comentarios de los doctores con gruñidos. Parecía a la espera de una mala noticia para abandonarse tranquilamente a la depresión. Contuve el aliento mientras ponía las radiografías en el negatoscopio pero para mi gran alivio las fracturas estaban soldando adecuadamente, sumado a que los análisis de sangre habían descartado una infección de los clavos que fijaban los huesos en su lugar.

-Ya puedes cambiar esa cara- le dije, tratando de calmarle el berrinche- ¡Todo está bien, incluso mejor que antes!

-¿Cuando podremos retirar el yeso y comenzar la fisioterapia?

-Más pronto de lo que crees- le guiñé un ojo- Vámonos de aquí ¿me invitas a recorrer tu ciudad? Llevo ya algún tiempo en Dortmund y he visto muy poco.


Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora