MARCO (33)

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Pagué una fuerte suma de dinero para que el resultado de la prueba de ADN nos fuera entregado en menos de una semana. Lo recibiría el juez y luego nos lo comunicaría en audiencia. Mats no se presentó, solo estaban Emma y su abogada. Me volví a verla: tenía un vestido negro estrecho de mangas largas, el cabello castaño oscuro sostenido en una coleta alta y lentes. Bellísima, completamente ajena. Rechazó mi mano cuando se la ofrecí y volteó el rostro.

"En el caso de la demanda de filiación iniciada por el Sr. Marco Reus para comprobar su paternidad sobre Tatiana Julianne Hummels, este tribunal decreta, basándose en el examen de ADN aprobado de común acuerdo: que la menor arriba mencionada es hija biológica del demandante y de la ciudadana británica Emma Zaafirah Hopkins en un 99,9%. El resultado impugna automáticamente la paternidad del Sr. Mats Julian Hummels, ausente en la audiencia, lo que habilita al Sr. Reus a reconocer a la menor en carácter de progenitor natural"

No emití ni un sonido, tampoco ella. Nos entregaron copias de los resultados del ADN y firmamos la conformidad en las actas.

—Abogados ¿Se han establecido ya acuerdos en cuanto a pensión y régimen de visitas?

—Sí, señoría— contestó su abogada — Mi cliente propone que la Patria Potestad sea compartida por ambos padres, que la Guarda de la niña siga siendo ejercida por ella y en cuanto al Régimen de Visitas, que sea abierto y que las vacaciones, paseos, cumpleaños, navidades y otras festividades se establecerán de mutuo acuerdo, tomando en consideración el interés de la niña.

— ¿Abogado, su cliente está de acuerdo? —él me miró y yo asentí afirmativamente.

—Entonces doy la sentencia por firme. Me alegra cuando las cosas se resuelven civilizadamente. — nos dio la mano a cada uno y se retiró.

Me sentí profundamente aliviado. Por un momento pensé en el bebé que no llegó a nacer, que no conocí y parecía que me estaban dando una segunda oportunidad.

— ¿Cuándo podré verla? —detuve a Emma por el brazo antes de que se escabullera. Me miró con ostensible animosidad y la solté.

—Marco, ya conseguiste lo que querías, así que te suplico tengas a bien no aparecerte por mi casa. Te llamaré esta noche— salió haciendo resonar los tacones sobre el piso al encaminarse a la salida rápidamente.

Mis padres estaban de camino a Londres. Ninguno de los dos lo podía creer, sobre todo porque Emma nunca les había agradado demasiado. Estaba tan ansioso que empecé a ver el reloj a cada rato, esperando la llamada. No tuve que esperar mucho, a las ocho en punto de la noche el encargado del edificio me avisó que Emma estaba en el hall de entrada. Estaba tan nervioso que no me podía quedar quieto.

El timbre del ascensor sonó, anunciando su llegada. Se quedó junto a la puerta con el bebé en brazos sin animarse a entrar. Sus ojos de animal montuno se habían vuelto tristes y mansos de tanto llorar, parecía una adolescente desamparada y me pareció que el tiempo no pasaba, que solo daba vuelta en círculos, otra vez frente a mi puerta con frío y nerviosa.

Tatiana me observaba con una curiosidad sin disimulo y cuando le tendí los brazos, en un gesto tan natural que no tuve ni siquiera que pensarlo, me aceptó sin vacilar. Como si supiera quién era yo. La estreché fuerte, muy fuerte y la llené de besos ¡Tenía un sabor tan limpio y tan puro! Quizá sea así como sabe el cielo, pensé. Los bebés despiden una fragancia maravillosa, no existe otro aroma igual en el mundo, deseé que se quedara adherido a mis fosas nasales para poder recordarlo siempre. Estaba tan extasiado que había olvidado a Emma en la puerta, tiré de su brazo riendo y le di mi móvil: "¡Tienes que tomarnos una foto!".

Se paseó viendo el apartamento: —Este lugar es enorme, lujoso... y vacío. Me sorprende no ver a Marcel por aquí, llegué a pensar que estaría instaladísimo.

—No he tenido mucho tiempo de organizarme, tú sabes... con todo lo que pasó.

Subí al segundo piso para mostrarle a Tatiana el que sería su cuarto "Es el mejor de toda la casa y lo dejaré digno de una princesa, ya lo verás", no podía dejar de hablarle y hacerle caras. Era como si siempre hubiésemos estado juntos.

—Marco, debo irme. Solo pasé un momento.

— ¿Ya? Pero si hace cinco minutos que llegaste ¡quédate, por favor! Pediremos algo de cenar ¿Aún te gusta la Schnitzel?

Me miró boquiabierta, con un tono de voz que bordeaba la indignación.

— ¡¿Acaso te estás oyendo?! ¡Marco, no puedes ser tan cínico! No vine a jugar a la familia feliz contigo, yo ya tengo una familia y es junto a Mats ¡Le han dado tres fechas de suspensión y una multa altísima, todo gracias a que lo provocaste!

—También deberías pensar en tu parte de responsabilidad en todo esto, empezando por el momento en el que te casaste con él dejándome deliberadamente fuera de la vida de mi hija.

— ¿Todo se resume en eso verdad, Marco? No sé que tanto te importe Tatiana delante de tu estúpido orgullo, celos nada más —le ofreció los brazos pero me dirigí a la planta baja con ella, negándome a soltarla.

— ¡Es suficiente, tiene que dormir! Nos levantamos muy temprano hoy —protestó.

Me planté frente al espejo del salón con Tatiana y puse su mejilla contra la mía. Era perfecta. "Somos idénticos" pensé mientras contemplaba largamente nuestros rostros reflejados.

 "Te amo, hijita mía" le susurré, mientras la devolvía a los brazos de Emma.

Für Immer ||Mats Hummels|| Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora