Capítulo 23. Confiar.

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Capítulo 23. Confiar.

Cuando abrieron la puerta de la enorme casa, no espere que la persona detrás de esta fuera el director de mi universidad, lo recordé por las pocas veces que lo vi en mi facultad, ¿Cómo era posible? A veces no te dabas cuenta de cuantas personas estaban involucradas en algo, pero la vida era como un juego de póker a ciegas.

—te estaba esperando. —él me sonrio, en mi mente, esto era una de esas películas de misterio donde aparecen vampiros y él espera a comerse a la víctima, que soy yo.

Pero no creo que esto sea sobre vampiros... ¡que rayos digo! Cálmate Aria, es solo tu director de universidad.

"eso mismo decías de tu John, que era solo tu profesor de Matemáticas, y mira lo que paso"

Sí, sí, pero ¡vamos! Este hombre tiene cincuenta años, no me crean tan atrapa pensiones, yo tampoco soy así.

John es una cosa diferente.

Y volviendo al director, él me deja pasar y yo lo sigo, sin importar por lo extraño de la situación, necesito respuestas y él es el único ahora quien parece tenerlas. Su casa es enorme, una combinación entre lo burgués y lo moderno, pero es tan solo y silencioso, que hasta mis zapatos parecen resonar en la habitación a pesar de que son simples tenis, lo sigo callada hasta llegar a una sala, él voltea a mirarme y sirve un poco de whisky como en esas películas de los años sesenta donde la gente rica parece tomar esa bebida como si de una Pepsi se tratara.

— ¿quieres un poco?

—no tomo, gracias.

Él toma un poco de su envase y me invita a que me siente. Me siento tan extraña, como si esto fuera un documental a blanco y negro.

—por favor, dejemos los formalismos. —niego con mi cabeza un poco estresada, ¡esto es surreal! John está todavía en una habitación de hospital, Casey sigue desaparecida, todos parecen ocultar algo, y este señor que resulta ser el director de mi facultad está metido en todo esto.

Pero él solo se sienta a tomar whisky como si se tratase de un té con la reina hablando sobre las joyas que se compró la semana pasada en Italia.

—siéntate.

Lo miro, ¿es en serio? Yo no quiero sentarme, necesito que me responda, primero que nada, ¿Por qué me dijo que sabía que iba a venir? ¿Quién es él y por qué él sabe algo? ¡¿Qué rayos es todo esto?!

—no quiero, ahora dígame, ¿Qué sabe usted?

—estudie Antropología, por consecuencia, se muchas cosas, además de mis estudios sociales...

—me importa mierda sus estudios de pacotilla, lo siento señor director, pero dejémonos de cordialidades, usted dijo que me esperaba, ¿Por qué?

—los guardias me dijeron su nombre, no sé a qué se refiere.

Dios, ¿en serio? Va a ser tan difícil sacarle todo a este señor. Suelto un suspiro frustrada y miro a mi alrededor, la casa no tiene ni una sola foto familiar o algo que me diga algo personal, todo esta tan ordenado, esta casa parece echa con tanta medición que hasta la puesta de la alfombra debió tener una operación matemática antes de decidirse el lugar donde iría.

—se lo ruego, sé que usted es el único que me puede ayudar.

Él me voltea a mirar, entonces suelta un suspiro y asiente lentamente, como si por fin decidiera ayudarme. Sé que de aquí en adelante, debo hacerlo sin Ray, él solo me explico algunas cosas, que no tuvieron mucha relevancia. Y George parece ser la única persona que me puede ayudar.

Imposible estar contigo, profesor II  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora