Imposible estar contigo, profesor II ©

EPILOGO

EPILOGO

El viento choca contra mi cabello que apenas me llega a los hombros, sonrió al ver la gente acercarse para mirarme y les doy una sonrisa mientras firmo el papel.

—Gracias. —me dice una chica que sonrió apretando el libro entre sus manos y se retira, pasa un hombre alto y me quedo muda al verlo.

Mis mejillas se sonrojan con la imagen que me da, él, un hombre grande y corpulento, con ese libro entre sus manos crea una distorsión de la imagen completamente diferente, es como la combinación entre el negro y el blanco, lo dulce y lo fuerte.

— ¿podrías ponerlo a nombre de Rose?

— ¿Rose? Claro, ¿es tu novia? —le digo con una sonrisa mientras firmo la dedicatoria.

—Sí, ¿Cómo pueden gustarles a las mujeres estos libros?

Me rio, a pesar de estármelo diciendo a mi creo me causa gracia su cara de molestia al estar en una fila donde la mayoría son mujeres y él, quien parece que podría domar a un toro, esta entre ellas.

—además, discúlpeme que se lo diga, ¿pero qué clase de libro por nombre Imposible estar contigo profesor es interesante?

—está bien, deberías leerlo Gran Hulk. —le digo mientras saco un libro del montón que tengo para obsequiar. —lo pondré a nombre de...

—no gracias, yo no...

—está bien, Gran Hulk, lo pondré así. —lo termino y se lo entrego con una sonrisa, y le guiño un ojo mientras se lo doy. —me han dicho que es muy bueno, a pesar de tener un nombre tan extraño.

—no te prometo nada. —dice mientras se guarda los dos libros y se aleja, una chica sigue y hago lo mismo.

...

Camino por las calles frías de la ciudad mientras pongo mi saco más cerca de mi cuerpo, entro a una cafetería cerca y pido un café cuando una llamada empieza a vibrar en mi teléfono, sonrió al ver el fondo de pantalla de un cerdito rosado.

— ¡Hola! —dice una voz chillona del otro lado.

— ¡déjame hablar con ella!

— ¡no espera...! Dame eso. —mientras las dos mujeres pelean por tener el teléfono le doy un mordisco a mi biscocho y me rio cuando escucho que alguien se golpeó.

—eso sonó fuerte. —emito con una sonrisa en mi cara y luego de dos chillidos más, empieza a hablar Leila.

—Tu mamá es una insistente, pero está enojada contigo porque no has podido llamarla.

— ¡esa es mi línea! —grita mamá mientras habla, yo solo sonrió. —es cierto, no has llamado.

—sí, sí, lo siento, he estado ocupado con la publicación del libro. —les digo, ellas replican que eso no es suficiente para abandonar a la familia así que empiezan a pelear otra vez porque una se roba las líneas de la otra.

Mientras ellas pelean entre sí, mejor amiga y mi mamá, observo atenta al chico de la barra que tiene unos ojos espectaculares, pero lo olvido rápidamente cuando Leila habla.

—y como sabrás, ingrata escritora, ¡tu madre se casara este fin de semana!

— ¡de nuevo robaste mi línea! —replica mamá, yo sonrió y asiento, esta llamada ya la tuve hace casi un mes, y les dije que estaría ahí.

Es la boda de mamá, imposible no estarlo.

Después de irme para acá, a mamá le dio bastante difícil por lo que aplazo su boda, ya han pasado cinco años de todo eso, ¡cinco años y ella no se ha podido casar! La verdad era que cuando se peleaba con Nicolás, surgía algo que hacía que ellos no pudieran casarse.