Capítulo 1; el apocalipsis

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Eran las cuatro y media de la tarde, sinónimo de que toda media al fin salía de clases.

—Menos mal terminaron estas cagás de clases— dice la Sofi con mochila en mano mientras guardaba sus cuadernos.

—Sofi ¿te dejaron ir al portal?— pregunta la Belén, una de sus mejores amigas.

—Ah, no pregunté— dice la Sofi y la Belén rueda los ojos.

—Puta, llama po— le dice a la Sofi y las dos salen de la sala —oye, ¿has visto a la Lorena?— pregunta. La Lore era la prima y también otra de las mejores amigas de la Sofi.

—Ah, si— dice mientras baja las escaleras —iba al baño, me dijo que la esperáramos.

—Ya— dice mientras se dirige al baño y le pasa el celular a la Sofi —llama.

«Puta que paja» pensó la Sofía y tomó el celular. —ya, espérate— después marcó el celular de su mamá.

-Aló?- se escucha del otro lado de la línea.

-Mamá soy yo, puedo ir al portal?-

-No, te vienes al tiro no más, que tenemos que salir con tu tía- dice con una voz enojada.

-Que tía?

-La Esmeralda viajó y ahora está acá, así que apúrate no más- la mamá le corta y la Sofi rueda los ojos, acostumbrada al carácter de su mama.

—¿Y? ¿Te dejaron?— pregunta la Belén ahora con la Lore al lado.

—No, no puedo, están mis tíos allá, así que no— dice la Sofi cruzándose de brazos.

—Puta oh— dice la Lore poniendo las manos en sus caderas —pero por lo menos anda a dejarnos, si el portal queda a dos cuadras del colegio po— le sonríe.

—Ya...— susurra sin ganas, y entonces se da cuenta de que uno de sus tantos amores imposibles pasa a su lado.

—Sofi, cacha— le dice con una sonrisa pícara y la Sofi mira al Diego, el manjar del colegio.

—Pucha que es lindo— lo mira disimuladamente, ya que el mino era súper egocéntrico.

Entonces en eso llega la Rocio, otra de sus mejores amigas —¡wena cabras!— dice con un signo de amor y paz.

—Hola— responden todas al mismo tiempo.

—Oigan, ¿se podrían quedar hasta las cinco en la plaza conmigo?— la plaza quedaba al frente del colegio de las cabras, por lo que generalmente todos se quedaban ahí a pasar el rato.

—Yo apaño— dice la Sofi —pero estas dos van al portal— señala a la Belén y a la Lore.

—Pero igual nos podemos quedar un rato po— la Belén se encoge de hombros.

—Buena, entonces... ¿Vamos?— pregunta la Rocio y las tres asienten.

—Vamos— dice la Lore.

Caminaron hasta afuera de una catedral que estaba a unos metros del colegio y se sentaron en las escaleras. A unos metros estaba el mino que le robó el corazón a la Sofi con una mirada, el Bastian. La Sofi no paraba de mirarlo, pero con dignidad, obviamente —weón, para de mirar al basti— le dice la belén riendo.

—Cállate— la Sofi se cruza de brazos. En eso ven a un hombre salir del hospital que quedaba al otro lado del colegio, estaba pálido, se veía que estaba saliendo del hospital ya que vestía una bata azul y traía suero, pero este venía en el piso —weón miren— dice la Rocío con horror.

—Pobrecito— dice la Belen mirándolo con miedo.

En eso pasa el Felipe con su mina al lado de ese señor enfermo, el Pipe era un antiguo amor platónico de la Belén, pero dejo de serlo por ser muy perseguido.

Entonces el hombre enfermo levanta las manos y agarra en menos de un segundo a la mina del pipe, la Antonella, el Felipe mira con cara de "qué onda" y entonces el señor enfermo comienza a morder el hombro de Antonella.

—¡Pipe,  ayúdame!— sus cercanos o amigos le decían pipe. Ella gritó haciendo que toda la gente mire.

—¡No!— grita y le pega un combo al señor enfermo, entonces cuando iba a ver a su polola, el señor enfermo se tira encima del Felipe. Pero él lo esquiva asustado y el señor enfermo cae hacia atrás, aunque se vuelve a levantar, y en eso, el pipe le saca la cabeza de un combo y luego se horroriza, y vuelve donde la Antonella.

—¿amor?— dice en un suspiro y la Sofi cuando menos se da cuenta, todos a su alrededor corrían como locos, y estaba lleno de personas enfermas mordiendo a gente.

—¡Cabros!— grita el Nico, amigo de Bastian, el mino que le gustaba a la Sofi —¡entren todos al colegio, es más seguro!— todos los estudiantes y algunas personas universitarias que transitaban por ahí asintieron y entraron corriendo al colegio, menos la Sofi y su grupo, ellas sólo veían al Felipe, que estaba destruido.

—¿¡Qué miran!? ¡Entren!— dice el pipe con lágrimas y rabia en sus ojos a el grupo de las cabras, luego mira el hombro de Antonella y se pone a llorar. Ellas entran, dejándolo solo en medio del Apocalipsis.

—¿Que chucha?— pregunta la Lore mientras corre hacia el colegio y se agarra la cabeza frustrada —¿¡donde está el Lucas!?— el Lucas era el hermano de la Lore, y también primo de la Sofi, el estudiaba en el mismo colegio que ellas.

—No te preocupi, Lore, hay harta gente acá adentro, demás está— dice la Belén tratando de calmarla.

Entran al colegio, el que ahora estaba un poco lleno, habían alrededor de cien o doscientas personas.

Todos miran a las cabras, ya que estaban igual de asustados que ellas, en eso, llega Gerardo, un amigo de pipe, amor platónico de Sofi y Belén —¿él se quedo allá afuera?— le pregunta a la Sofi desesperado, sus ojos estaban ausentes.

—Sí, se quedo con ella— dice la Sofi sonrojada y la Belen rueda los ojos.

—Hay que ir a buscarlo— dice Gerardo desesperado, y en eso llega Felipe.

—No es necesario— dice el pipe entrando deprimido —se volvió de esas cosas— dice haciéndose el fuerte, entonces grita —todos los que están acá, vayan al patio trasero, tenemos que aclarar como son y serán las cosas aquí.

Todos asienten, incluyendo el grupo de las wachas y van, preguntándose como serán las cosas en este lugar.

Apocalipsis Chileno [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora