Capítulo 57: Mierda

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Lorena Pov

Desperté de malas, todos andaban dando vueltas y la cabeza me dolía más que la chucha, miré para el lado encontrándome con una cama vacía, de seguro la Belén anda dando vueltas con la Sofi, porque ella tampoco está en la cama del otro lado. Me paré apenas y bajé al patio toda chascona, menos mal ya había lavao la ropa y me podía cambiar, iba a aprovechar de bañarme ya que no lo hacía hace dos semanas, y no es paja, sino que no sé que hueá había pasado con las cañerías. Fui donde estaba la ropa colgada y saqué la mía con cuidao, me dirigí a los camarines y cerré porque puede entrar cualquier persona.

El agua estaba fría, pero era mucho mejor que estar toda hedionda, sentía como el agua recorría mi cuerpo y me limpiaba de a poco, estaba tan relajada hasta que escucho la puerta abrirse y yo al abrir los ojos me encuentro con el Antonio mirandome totalmente sorprendio, por hueá de instinto me tapé mis partes.

─¡Sale de acá, reculiao!─ él reaccionó y se dio vuelta, tapándose la cara. ─¡sale hueón desubicao!¡es el camarin de minas!.

─¡Perdón! perdón, ya me... voy─ aún sin mirarme caminó hasta la puerta del camarin y la cerró, que plancha hueón. Apagué la llave más choreá de como lo estaba antes y me sequé el cuerpo, después froté el pedazo de tela en mi cabello pa después amarrarlo con un cole. Me vestí, puta que era rico estar toda limpia hueón.

Salí de ahí pa dirigirme al baño a arreglarme un poco el pelo, ya no me pintaba porque se me había acabao el rímel, el encrespador me había cortado las pestañas y aparte ¿pa qué? que lata hacerlo todos los días y más cuando uno está sin bañarse. Me hice un tomate bien hecho en el pelo y al salir fui directo adonde colgamos la ropa pa colgar mi toalla. Agarré mi ropa sucia y cuando iba a empezar a lavarla, el Felipe aparece.

─Dime que hai visto a la Belen o a la Sofi, por fa─ fruncí el ceño y lo miré directo a los ojos.

─Eh, no cacho, deben andar por ahí─ abrí el grifo de la llave y empecé a empapar la ropa.

─No─ me cortó el grifo, yo lo miré enojá, ahora uno no puede lavar ni su ropa. ─pasa que las he buscao toda la mañana y aún no aparece ninguna─ su cara de preocupación tambien me preocupó.

─Deja de agarrar pal huebeo oh─ suspiré y volví a abrir el grifo. ─ninguna es tan mala amiga como pa desaparecer así como así, deben andar dando vueltas, déjate de exagerar─ refregué la polera mientras sentía la presencia de este culiao. ─ya ¿me podi dejar tranquila? tu tambien tranquilízate oh, si sé que te gusta mi amiga, pero no la asfixí po─ me giré pa verlo mientras él suspiraba y asentía con la cabeza, para después irse. Los minos de hoy son como una lapa ¿qué chucha el mundo?.

Le puse una especie de jabón a la ropa y la terminé de enjuagar, la estrujé y empecé a colgarla en unas cagás de hilos que habían ahí. Entré a la biblioteca más nerviosa que de costumbre y me encontré con un Antonio preocupao.

-Ho... Hola- me saludó el perso reculiao. Lo miré indiferente y sólo hice un asentimiento con la cabeza.

-Hola- mi voz sonó cruelmente fría, pero no me importó.

-¿Hai'... Hai visto a la Meilyn?- ¿otra más? Toas andan perdías hueon, aparte como si me importara que esa enferma reculiá desapareciera.

-No y ojalá no aparezca- salí enojada de la biblioteca y dispuesta a buscar al Felipe, quizá las cabras están en un lugar y sin su consentimiento.

Sofi Pov

Las calles son frías, sombrías y solitarias, pensé que iba a ser un caos con los muertos que comen pero no, no hay ninguno y en volá me sorprende. Tampoco me importaría si viene una horda con zombies que parezcan zumos, soy inmune a esas mierdas y lo único que me puede matar son humanos reales. Mi casa queda lejos del colegio, pero haré lo posible pa llegar luego.

Doblo una cuadra mientras tengo el arma en mis manos, aún no me alejo bastante del colegio, puedo inclusive asegurar que llevo menos de un kilómetro. Mi corazón acelera y las lágrimas salen al ver que uno de los zombies que están a la vuelta es mi compañero y amigo, y mejor amigo de la Belen. Es un zombie y me da pena, este culiao pudo haber sido un gran "asesino serial de zombies". Todos los muertos vivientes se acercan a mí, yo saco mi cuchillo y se los entierro a cada uno, quizás a mi no me hagan nada por mi inmunidad pero igual, de cierto modo me entretiene matarlos. Pero al mejor amigo de la Belen no lo mato, lo dejo vivo, se acerca a mi y lo abrazo pero él en vez de quedarse quieto como aquella vez que vi al camilo convertido en zombie en el sector dos, me muerde, o eso intenta. Me alejo y lo empujo, me voy corriendo, no voy a matarlo, era un buen amigo y no me apetece hacerlo. Cuando ya sé que estoy lejos unas pequeñas lágrimas caen por mis mejillas pero las saco rápidamente.

(*)

Ya llevo vario rato caminando pero estoy tan cansada que paro un rato, el lugar donde estoy sin unas calles anchas y llena de casas de barrio bajo, esas típicas de los centros.

-¡Augusto no quiero salir hoy, mañana lo vamos a hacer!- escucho un grito proveniente dentro de una casa y sin pensarlo dos veces me escondo.

-¡Si nos matan va a ser tu culpa, weta reculiao!- gritaba otra voz.

-¿Podrían callarse?- la voz femenina se hace presente, sin pensarlo dos veces entro y antes de poder decir algo, me sorprendo de ver quienes están allí, siento alegría, pero tambien siento que perderé a alguien muy importante luego de salvar a éstos giles.

Apocalipsis Chileno [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora