capítulo 15: desesperados

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Rocio Pov (una de las mejores amigas de la Sofi)

Luego de que se fuera la Sofi con los otros culiaos, un mino negro (ap de la Lore) nos habló a todos pa' que fuéramos a la misa, obviamente fuimos porque puta, habían hartos ex compañeros y amigos que murieron por culpa de esas hueás, aunque lo único raro y contradictorio es que no vi ningún cuerpo quemándose en nuestras narices, demás que los quemaron en otra parte para que los que si tenían perdidas dolorosas, no vieran como se quemaban los cuerpos.

La misa fue muy linda, pero no sé, el mundo se fue a la mierda en un abrir y cerrar de ojos, y hacer una misa y rezar es algo super contradictorio.

En fin, ahora estoy con mi Nachita caminando por los patios del colegio, en el sector donde podemos estar.

—Estoy preocupá' por la Sofi— la Nacha sacó tema.

—La Sofi sabe lo que hace, tranquila— traté de que no se preocupara tanto, aunque yo igual tenía un mal presentimiento, aparte estaba cagá de hambre.

—Mh— nos sentamos en unas banquitas que habían ahí —denante estaba arriba buscando algún libro porque estaba aburrida, y cuando encontré uno me giré ¡y el Gonzalo me estaba mirando!— el Gonzalo es un mino que a la Nacha le gustó mucho tiempo, pero despues como que lo superó, aunque se nota en su cara que aún le gusta.

Mandé un gritó —¿en serio?— no podía creerlo, porque el culiao era super egocéntrico, pesao' y ahueonao, ni aparente a mi Cristobal.

El Cristobal es un mino de cuarto medio que me encanta, es muy mino, según las cabras no, pero me encanta el culiao.

—En serio, me puse muy roja y parece que me cachó— se rió.

—Cambiando de tema, el otro día el Hugo y yo hablamos caleta— ¿quien es el Hugo? Es un ex amor que tuve, tambien es de mi curso, al final lo que tuvimos no llegó a más, el culiao no quería nada de nada, así que me rendí con el.

—¿Y que hablaron?— me preguntó interesada la Nacha.

—Nada, o sea es que últimamente hemos estado hablando caleta, y no sé, como que de nuevo me está empezando a gustar— tapé la cara con mis manos, preparada pa' los regaños de esta culiá.

—¿¡Pero cómo?! Hueona el Hugo te hizo daño, quizas sin querer pero lo hizo, no podi' andar ahi entregandole tu flor, el Hugo es muy poco pa' ti.

—Si sé oh, pero es que no me lo puedo sacar de la cabeza po'— le dije frustrada.

—Pero no sé, habla con otra persona, con el Cristobal po, no sé, pero el otro es muy ahueonao.

Levanté mi cabeza y me paré —¿vamo' a la biblioteca?

—Ya po— nos fuimos casi corriendo, cuando llegamos estaba la Meilyn, el Cristobal, el Gonzalo, el Bastian, el Nacho, el Rodolfo, el Diego, la Lore, la Vale y la Belen.

El resto estaba todo afuera weando.

Entramos calladitas y nos sentamos en nuestro rincón junto a las cabras.

—¿Qué hora es ya?— preguntó la Lore, nerviosa.

—¿En serio crei' que en un apocalipsis culiao vamos a saber la hora?— le dije.

—Perdón, esque ando media tonta— empezó a jugar con sus manos —aún no llegan hueón.

—Tengo miedo de que no vuelvan— dijo la Belen y yo asentí.

—Mh— me incorporé —ojalá no lleguen con las manos vacías si po— toqué mi guata —estoy cagá' de hambre— reí ante mi broma.

—Se supone que la Sofia es tu amiga, preocúpate primero por ella y despues porque estai cagá de hambre— se escuchó una voz atrás mío, rodé los ojos y despues me di vuelta para ver quien era el culiao, porque sí, era un mino.

—¿Qué te metí' vo' hueón?— me reí secamente pero no quité la mirada de sus ojos.

Diego reculiao, está rico pero es un tonto culiao, egocéntrico igual que el Gonzalo.

—Eso po, todos estamos preocupados por el Felipe y el Maria, lo mínimo que podrían hacer ustedes es preocuparse por su amiga— el Diego se pasó las manos por el pelo.

—Ay si estaba huebeando hueón, obvio que me preocupo por la Sofi, pero no te metai hueón, nisiquiera sabi' el contexto de las cosas— me estaba empezando a picar.

El Diego rodó los ojos —ya, ya— se dió la vuelta y siguió jugando ajedrez, con el Nacho.

Me di la vuelta, la Lore estaba cagá de risa igual que la Belen y la Vale, la Nacha solo se mordía el labio para no reírse.

—¿Que se ríen?— dije sonriendo, pero seguía enojá'.

—Que so' hueona, Rocio— la Lore seguía riéndose.

Nos quedamos calladas como cinco minutos.

—Está anocheciendo ya— se escuchó la voz del Rodolfo —Nacho, que se entren las personas de afuera— después se acercó a nosotras —creo que su amiga hoy no va a llegar— todas tragamos saliva, la Sofi podía ser muy ahueoná', picota y payasa, pero igual la queríamos —es mejor que duerman, nosotros con el Nacho vamos a estar vigilando afuera por si llegan en la madrugada— nosotras asentimos.

—Gracias— dijo la Lore.

El sonrió coqueto —no hay de qué, princesa.

La Lore se rió mientras se ponía roja.

El Rodolfo se fue, mientras entraban mas personas, hasta finalmente hacer las veinticinco o veintiséis que habían, bueno, restando a los tres que salieron por comida, y a los dos que fueron a hacer guardia.

Estaba preocupada por la Sofi, pero eso no me quitó lo suficientemente el tuto como pa' que en cinco minutos estuviera durmiendo con la boca cinco metros abierta.

Apocalipsis Chileno [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora