Capítulo 74: ¡final!

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Sofi Pov

Todas las calles se me hacen tan conocidas, que ni siquiera necesito saber que en menos de cinco minutos voy a estar en lo que alguna vez fue mi casa. Aunque no voy a mentir que todo el camino hacia acá causaba que me hiciera miles de preguntas, me pregunto si mis papás estarán ahí, esperándome, si quizás se habrán ido a otra parte, al campo de mi abuela, donde mis tíos, no sé con exactitud y me causaría demasiada pena el hecho de haber venido a buscarlos y arriesgarme así para nada.

Aunque ahora de la nada vuelva a ser inmune a los zombies.

Extraño mucho a todos los del colegio, en especial a mis amigas hueón, extraño cada momento con ellas, extraño a mi prima que siempre me apañaba en todo, extraño al Diego con su ego que con el tiempo desapareció y me mostró a una persona sumamente distinta a como creería que él es. Extraño sus abrazos, sus besos, sus palabras frías o el momento en que se me declaró. Extraño al Maria, pero puta que lo extraño, de él extraño hasta lo más mínimo, extraño sus movimientos con las manos, sus gritos cuando nos peleábamos, su sonrisa que me enamora más que la cresta, extraño los momentos con él, sus besos que tanto he necesitado este último tiempo, extraño sus ojos chicos pero que eran más penetrantes e hipnotizantes que la chucha, extraño todo de él, y me hace mal aceptarlo, me hace mal haberme dado cuenta de que yo fui la hueona que cagó todo, que se confundió y dividió su corazón en dos, solo fui yo. Lo peor de todo esto es que aunque lamente haberme cagado al Maria, volvería a cagarlo si se trata del Diego, esque si ellos fueran una sola persona, sería el mino perfecto para mí. Los dos son super distintos en todos los ámbitos, desde lo mental hasta lo físico.

Tan distintos no son, los dos están ricos, como pa darles.

Sht, calla. A lo que iba es que no podía elegir a ninguno, y no es que los tuviera en la palma de mi mano... si no que aunque me quedara con uno de ellos, me sentiría mal sabiendo que otro tambien siente cosas por mi. Pero extraño más que nada al María, y mi corazón se rompe en nueve mil ochocientos cincuenta y tres pedazos con tal sólo acordarme de él.

Ya si exageré, es que como que estoy nerviosa po.

Piensen: quizás más de doce meses sin ver a sus papás, recorrer una ciudad reculiá llena de come-personas pa encontrarlos, no es na lindo po, y por eso estoy tan nerviosa, porque no sé si mis papás aún estarán ahí. Pero siempre hay que ser positivos, así que vamo a pensar que estan ahí.

A medida que me acerco a mi antiguo pasaje, mi corazón se acelera cada vez más, siento mi cuerpo temblar y las ganas de llorar aumentando de a poco, siento que me quiero morir a la vez que quiero correr hasta mi puerta y tocarla sin cesár. Camino a paso inseguro, cada metro que me acerco es un metro del cual me arrepiento haber avanzado, ¿y si no están ahí? No lo podría aceptar. No puedo acobardarme ahora hueón, dejé mi seguridad por encontrar a mis papás... tengo que ir.

En un abrir de ojos ya estoy fuera mi portón negro que está cerrado con llave. ¡puta la hueá! Miro a mi alrededor, hay unos zombies rondando a unos metros más allá, así que no puedo gritar. Menos mal que mi portón no tiene esas hueás puntiagudas en las puntas, se me hubiese hecho más difícil. Me saco la mochila junto con el arma y las dejo ahí mismo en el suelo para que no se me haga más complejo todo si las pongo adentro de la casa, sólo entro con mi cuchillo por... por si acaso. Pongo un pie en la hueá de chapa y me impulso, después pongo el otro pie al otro lado de la reja quedando sentada encima de ella, y en un último impulso en un dos por tres ya estoy dentro de mi casita, en el jardín delantero. Sonrío triunfadora y camino hasta la puerta, la toco esperando que alguien me abra, pero todo se me viene encima cuando veo la puerta semi abierta que no hace falta tocar. ¿por qué cresta la puerta estaría así?.

Apocalipsis Chileno [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora