Apocalipsis Chileno [terminada]

Capítulo 30: "la mordida"

Sofi Pov

Estaba en enfermería sentada, a mi lado estaba el Maria con cuchillo en mano por si el Diego se despertaba y no era él. No sabía si funcionaría la hueá de la inmunidad, no quería que funcionara porque el Maria me habia dicho que la inmunidad me la dio a mí y al Felipe, a nadie más, por lo tanto yo no tenía que compartir la inmunidad con nadie. Por otra parte quería que funcionara la inmunidad ya que quizás podría ayudar a su sistema y que la cortá' de mano no haya sido en vano po, pero no sé.

Estoy con mucha tensión, se está haciendo de noche y no tenemos como irnos para la biblioteca, aparte tenemos que inspeccionar si ningún zombie entró al colegio mientras peleabamos con ellos. Todo es tan complicado. Pero hasta el momento mi única preocupación es el Diego. Si llega a sobrevivir ¿me va a odiar por haberle cortao' la mano?, si fuera así, mi única respuesta sería que traté de salvarle la vida. Pero no sé como llegará a reaccionar. Lo que si sé, es que estoy temblando de nervios... bueno hueón, y tambien porque hace mas frío que la chucha.

—Vengache pa' ca'— el Maria me abrazó y yo rodeé su tronco. Hace mucho frío hueón, si no morimos por zombies vamos a morir congelaos'.

Nos quedamos callados, abrazados y mirando en dirección al Diego, que estaba acostado en la camilla con los ojos aún cerrados. El cuerpo del Maria era tan perfecto para quedarse dormido, que no me hubiese dado cuenta de que me estaba durmiendo si no fuera porque alguien entró por la puerta. —uh, hola— el Rodolfo entró, yo inmediatamente deshice el abrazo de Maria y me senté correctamente.

—Holi— saludé mientras ponía un mechon de pelo atras de mi oreja. Tengo que bañarme oe. El Rodolfo caminó hasta el Diego y lo quedó mirando por harto rato, yo miré al Maria que tenía las cejas alzadas y que se encogía de hombros. Me paré y quedé al lado de Rodolfo, el sólo me observó de reojo y después siguió mirando al Dieguin. Entonces mientras los minutos pasaban y en silencio, el Diego gruñe. Yo miro en dirección al maria que ya estaba al lado mío con el cuchillo alzado en dirección al Diego. No es que hayamos experimentado muchas muertes, en lo personal solo he vivido la muerte de la Coni. El Camilo con los otros compañeros ya estaban muertos cuando los vi.

Empecé a desesperarme cuando veía que el Diego sólo gruñía, no se movía ni abría sus ojos. Me acerqué a él hasta tocar su frente que estaba hirviendo. —¿Diego?— susurré. Sentí los brazos del Maria tocar los míos, pero una mirada bastó para que supiera que yo no quería que me huebeara.

Entonces abrió sus ojos, de su típico color marrón, cuando me vió su expresión facial se llenó de dolor mientras automáticamente levantaba su brazo en el que había perdido la mano. —¡AHHH!— gritó mientras se sentaba frenético en la camilla. Nos miró con un signo de pregunta en su cara. —¿¡QUE MIERDA, QU...!?— quedó mirando a la nada, como recordando lo que pasó hace unas horas, y luego se paró de la camilla, para empezar a caminar por toda la mini enfermería. —¡ME VOY A MORIR!— gritó llorando como un macho. Nunca he visto a este culiao en una faceta gay.

—Oye culiao tranquilizate— le dijo el Rodolfo acercándose a él, pero el diego con su única mano lo empujó, y con fuerza para ser solo una mano.

—Perdí una mano, ¡PERDÍ UNA PUTA MANO! ¿¡Y VO CONCHETUMARE QUERÍ QUE ME RELAJE?!— le gritó. —MAS ENCIMA UN ZOMBIE ME MORD...- de nuevo quedó mirando a la nada y se puso a llorar y a gritar, como un pendejo haciendo pataletas.

Yo no me quería acercar, porque pa empezar, por mi culpa al culiao lo mordió un zombie, y gracias a mi perdió la mano con la que se tuvo que haber hecho como mil pajas. Así que tomé la mano del Maria y luego le susurré al oído. —me voy, me vai a avisar cuando esté mejor, ¿ya?— el me miró con preocupación mientras se mordia el labio. Si hubiese sio' otro momento ya me lo hubiese comio', pero estabamos hablando del Diego y su mano. Así que sólo solté el agarre de mi futuro pololo. Pero el me volvió a tomar la mano y me miró fijamente a los ojos.

—Espera un poco, aún no hemos revisado el colegio, puede haber algún zombie— me dijo, yo negué con la cabeza y lo abracé.

—Acuerdate que gracias a ti soy inmune a esas mierdas— le di un besito en la oreja y solté su agarre. Después miré al Diego que estaba hablando furioso con el Rodolfo. Y me acerqué. —Diego— el giró su cara hacia mí aún con la expresión de enojo. —¿me...— tosí. —dejai ver tu... brazo?— el me miró confundido pero igual me tendió su brazo izquierdo. Se veía mal. Le habíamos hecho curaciones, pero aún así la sangre brotaba del vendaje, lo que causó que manchara mi mano con su sangre. Me alejé, limpiando la mano y causando que se esparciera por toda mi mano y mi brazo. Pero sólo le sonreí al Diego que me miraba confundido. Le di una mirada de despedida al Maria, pero el se acercó a mí.

—¿Andai con cuchillo?— me preguntó, yo negué con la cabeza. El me tendió el suyo. —te cuidai, ¿ya?— yo asentí con la cabeza y el me dio un beso en la frente. Estaba todo oscuro cuando salí, pero sabía adonde tenía que ir, así que con lo poco que veía empecé a caminar mientras cantaba la canción "si tu no estas" de mi nicky jaaaam. Pasé por al lado del antiguo agujero, y miré. Lo habían cerrado muy bien, y además habían miles de mesas y sillas que evitaban que pasara cualquier cosa paranormal.

Estaba por llegar cuando siento que algo o alguien me sostiene la mano con la que había visto el brazo del Diego. Y luego me la muerde. Yo abro los ojos como platos, no sé si porque me había mordido un zombie, porque me había confiado que no me pasaría nada porque era inmune, o porque no me dolía lo que me hacía el zombie. Aún así, saqué el cuchillo del Maria que tenía en el bolsillo y después se lo enterré en la cabeza al zombie. Aún no era buena haciendolo, pero aprendería.

Abrí los ojos grandes al darme cuenta que tenía una horrible mordida en mi mano que hacía que sangrara. Y no iba a ir así a la biblioteca. Así que solamente corrí de vuelta, asustada, a la enfermería. Abrí la puerta tan fuerte, que los tres me miraron sorprendidos, hasta que se dieron cuenta que mi mano estaba sangrando descontroladamente. ¿Que vi después? Al Maria sosteniendome mientras me caía seco al suelo.